Ignacio Saavedra | 15 de febrero de 2017
Hace falta valor para leer, sin pasar de puntillas, el último relato de esta nueva y admirable edición de los relatos completos del padre Brown que ofrece Ediciones Encuentro, para cerrar la conmemoración de los ochenta años de la muerte de G. K. Chesterton. Un relato casi póstumo que constituye una especie de testamento chestertoniano en su doble faceta narrativa y de pensamiento. La máscara de Midas apareció en un cajón del despacho de Chesterton a los pocos días de su fallecimiento. El Padre Brown es, aparte del más sagaz de los detectives, capaz de resolver casos irresolubles, un destructor implacable de los mitos de la Modernidad: el feminismo, el maquinismo, el hedonismo, el ateísmo y, sobre todo, el capitalismo.
Un relato no incluido en ediciones anteriores y que constituye una especie de testamento chestertoniano en su doble faceta narrativa y de pensamiento
Esta crítica mordaz al intento de disfrazar de democracia la plutocracia no es una manía senil de Chesterton. Los relatos del padre Brown, al abarcar el periodo 1911-1936, ofrecen una visión global del pensamiento de Chesterton. Es verdad que en sus últimos años la crítica al capitalismo era casi una obsesión, y así se refleja en el mencionado relato póstumo, pero no es algo nuevo, ni mucho menos. El paraíso de los ladrones, fechado en 1914 como parte de la colección recopilada bajo el título La sabiduría del padre Brown termina con un diálogo entre los italianos protagonistas:. “¿Y a dónde irás ahora?”, pregunta Muscari. Montano responde: “¿No te dije que era un hombre del futuro? Iré a Manchester, Liverpool, Leeds, Chicago. En fin, al mundo culto, activo y civilizado”. “En fin –replica Muscari– el verdadero paraíso de los ladrones”.
A veces es el padre Brown quien necesita criticar el progresismo para explicar cómo llegó a resolver el caso en cuestión: “La mente moderna confunde siempre dos ideas diferentes: misterio, en el sentido de lo maravilloso, y misterio, en el sentido de lo complicado”, dice el simpático cura en La forma falsa. Otras veces es el narrador el que, al describir un personaje, ridiculiza modas: “Había sido educada en castillos y entre jardines, antes de que una frígida fiereza- característica de la mujer moderna- la arrastrara a lo que ella consideraba como una vida más intensa y más alta. No había renunciado a su dinero, no, eso hubiera sido un abandono romántico o monástico, ajeno por completo a su utilitarismo imperioso”, dice de Pauline Stacey, una de las protagonistas de El ojo de Apolo, sobre la que Chesterton vierte toda su mordacidad contra la ola feminista del primer tercio del siglo XX.
“La mente moderna confunde siempre dos ideas diferentes: misterio, en el sentido de lo maravilloso, y misterio, en el sentido de lo complicado”, dice el simpático cura en La forma falsa
La inocencia del padre Brown es el título de la primera serie de relatos, la que empezó en 1911. La segunda serie se titula La sabiduría del padre Brown. Inocencia y sabiduría se subtitula la celebrada biografía de Chesterton escrita por Joseph Pierce. Es difícil salir de ese binomio, porque es lo que van descubriendo relato a relato los personajes con los que se encuentra el padre Brown. Una y otra vez la misma historia: este pobre inocente, célibe, ¿qué va a saber sobre la mente de los criminales? Y entonces descubren que esa inocencia impropia de un hombre adulto hace que la mirada esté limpia para poder lo que casi nadie ve. Y algo que también olvidan los que no creen que el rechoncho cura de pueblo pueda ser tan sagaz: ¿cómo no va a conocer la mente del criminal quien ha pasado miles de horas escuchando confesiones?
La clarividencia del padre Brown es la de Chesterton. Es la clarividencia que le permitió formular las famosas “17 profecías cumplidas” glosadas por Dale Ahlquist en el congreso sobre Chesterton que se celebró en la Universidad CEU San Pablo en 2012. El propio Ahlquist llegó a plantearse en aquella ocasión un “pero”, que era su “obsesión” contra el capitalismo. Alguien preguntó al señor Ahlquist: “¿No cree que la última crisis económica da la razón también a Chesterton en eso?” Ahlquist reconoció: “En realidad sí”. Cada año se ve más claro que lo que parecía ser el único error de Chesterton es, en realidad, su gran acierto. Como decíamos, el último relato del padre Brown, escrito por Chesterton poco antes de su muerte, identifica al capitalismo con el crimen organizado: “Esos acuerdos entre los grandes hombres de negocios y los gángsters están muy extendidos en América, porque ambos trabajan en el mismo ramo”. El protagonista de La máscara de Midas “era un genio de las finanzas, y sus robos eran robos a miles de pobres”.