María Fernández Portaencasa | 26 de octubre de 2018
Faraón. Rey de Egipto
CaixaForum MadridPaseo del Prado, 36 (Madrid)Hasta el 20 de enero de 2019Entrada general: 4 €Todos los días, de 10 a 20 h.Sitio webLos faraones fueron los reyes de Egipto desde antes del 3000 a. C., y gobernaron la tierra bañada por el Nilo hasta, al menos, el siglo IV a. C. Incluso podríamos decir que hasta época romana, si consideramos faraones a los reyes del Egipto ptolemaico, los descendientes de la dinastía inaugurada por el general de Alejandro Magno, cuya última representante sería la celebrérrima Cleopatra VII Filopátor, quien, como es sabido, ha inspirado una fascinación sin parangón durante siglos. Sin embargo, y aunque la lógica nos lleva a deducir lo contrario, la imagen que nos inspira este rey del Antiguo Egipto, el faraón, no es la propia de una compleja figura política, objeto de numerosas facetas socioeconómicas y religiosas, y de cambios fruto del transcurrir de miles de años: por el contrario, en el imaginario popular los conceptos se entremezclan, y las películas de momias y de aventureros ayudan a desdibujar la figura de uno de los más pioneros líderes estatales que ha conocido la historia. Así, la exposición que acaba de inaugurarse en CaixaForum Madrid, Faraón. Rey de Egipto, con fondos procedentes del londinense British Museum, fruto del acuerdo entre ambas instituciones, viene a desmontar esta visión para ayudar al público a construir una imagen mucho más rica en matices.
¿Qué se esconde tras la figura del faraón? Adéntrate en su fascinante universo y conoce las distintas realidades de estos gobernadores. Visita #FaraónCaixaForum en #Madrid. Con la colaboración del @britishmuseum : https://t.co/v5H6wQNeVc #BritishCaixaForum pic.twitter.com/95FHi73WJa
— CaixaForum (@CaixaForum) October 17, 2018
Una de las primeras claves que Faraón. Rey de Egipto da al visitante para aproximarse a esta figura es la explicación detallada de la suntuosidad y de la simbología de su atuendo, los pilares fundamentales en la transmisión de la imagen de su poder; elementos que, en definitiva, servían para distinguirlo del pueblo, reforzar su estatus, su papel en la sociedad, y el significado de su cargo. La cabeza estaba frecuentemente coronada por la corona roja (del Bajo Egipto), la corona blanca (del Alto Egipto), o la doble corona, es decir, ambas a la vez, indicando que el monarca ejercía su control sobre todo el país unificado. El ureo, una cobra erguida, representaba a la diosa Uadyet, y el faraón lo llevaba en la frente como emblema apotropaico, y como símbolo de protección de los dioses al monarca. La barba postiza lo identificaba con el dios Osiris, en quien el faraón se transformaría en el mundo de los muertos. Otros símbolos distintivos de la monarquía eran el faldellín, o el nemes, el famoso tocado funerario a rayas, que representaba al faraón deificado tras su muerte.
Todos estos elementos no eran meros detalles ornamentales: lo más interesante es que este simbolismo tenía tal importancia que, cuando un monarca extranjero tomaba el trono, asumía el papel de los monarcas egipcios y copiaba las tradiciones artísticas para ser identificado como el auténtico faraón, el rey de Egipto. Aquel que lo observara no vería a un nubio o a un macedonio, ni siquiera a un usurpador; vería, a través de todos estos detalles de atuendo, al descendiente de los dioses.
Pero es que además, Faraón. Rey de Egipto, no se limita a llevar a cabo un discurso meramente expositivo. Como es ya frecuente en las exposiciones de CaixaForum, con una vanguardista musealización, no pierde la oportunidad de permitir que el visitante interactúe con la muestra. En este caso, se ofrece una sala acondicionada como una tumba con jeroglíficos en las paredes, y con imanes que pueden pegarse y despegarse para colocarlos de forma que compongan correctamente la imagen del faraón y sus distintas representaciones.
El cristianismo y los faraones. Antecedentes religiosos en el Antiguo Egipto
A lo largo de las salas que componen la exposición, en palabras del comisariado de la misma, se nos hace testigos dela “diversidad consustancial a la monarquía egipcia”. Pues, además de darse el caso de extranjeros en el trono, también conocemos diversos ejemplos de mujeres-faraón, siendo la más famosa la reina Hatshepsut, la más longeva en su cargo. Además, los objetos expuestos reflejan la variedad de funciones que tenía el faraón como rey de Egipto. Era el cabeza de la familia real, la máxima autoridad en la administración, el poder ejecutivo y el más importante líder militar. Como sumo sacerdote, y a pesar de contar con una extensa casta sacerdotal en quien delegar sus funciones, el faraón era el encargado de rendir culto a los dioses en el templo, para garantizar la protección del país.
En Faraón. Rey de Egipto se nos ofrece, en definitiva, la ocasión de adentrarnos en la variopinta identidad, despojada de toda ficción, de la figura que durante siglos gobernó una de las civilizaciones más antiguas de la historia humana.