Javier Figuero | 26 de septiembre de 2018
Vi Campeones con mi familia, la peque de ocho años estaba a mi lado. Los dos disfrutamos con la película y nos reímos mucho. Me gustó la forma en que Javier Fesser trata la discapacidad en Campeones. Eso sí, mi hija se pasó media película mirándome seriamente para, acto seguido, declarar contundente: «Eso no se dice». Y tenía razón. No entiendo por qué hay que decir tanta palabrota, sobre todo si la película es para todos los públicos. Poca ayuda encontramos padres y madres que queremos educar a nuestros hijos en algo tan importante y sencillo como hablar bien. Entiendo que estamos en una comedia, un género que permite la exageración de situaciones, personajes y diálogos, pero el tratamiento de la discapacidad en Campeones parece cargar la mano en curiosas libertades como la de ser un mal hablado/a.
SI!!!!!!!!!!!!!!!! CAMPEONES representará a España en la próxima edición de los Oscars. Queremos dar las GRACIAS todos los académicos y académicas que nos habéis votado Y LA SUPER ENHORABUENA A NUESTROS SÚPERCAMPEONES @Academiadecine pic.twitter.com/xIqzn7hxRP
— Morena Films (@morenafilms) September 6, 2018
Campeones es una película social y pertinente, que habla de los sentimientos y derechos de las personas discapacitadas, en ocasiones de manera profunda, lo que resulta interesante. Fesser resalta derechos fundamentales de las personas discapacitadas que deben ser defendidos y reforzados: el derecho a ser respetados y tratados como cualquier persona, el derecho al trabajo, a su propia intimidad, a vivir una vida independiente, el derecho a tener una real y efectiva integración social.
Una de las veces que Campeones se pone seria es cuando Marín le dice a su entrenador, quien acaba de tener una discusión con su mujer a cuenta del riesgo de tener un hijo a edad madura: «Entrenador, a mí tampoco me gustaría tener un hijo como nosotros, si puedo elegir, prefiero que esté bien, no soy tonto, lo que sí me gustaría es tener un padre como tú».
Todos entendemos perfectamente el sentido de la frase, pero la realidad es que nadie elige una discapacidad, como nadie elige un cáncer, la estatura, un accidente, el coeficiente intelectual, el color de la piel o dónde nacer… Hay que lidiar con todo eso, venga lo que venga. Por eso cada vez aprecio más esa defensa a ultranza de la Iglesia católica hacia la dignidad de cualquier persona, independientemente de su salud, edad, raza, género, poder o cualquier otra circunstancia. Decía san Juan Pablo II que «el grado de salud física o mental no añade ni quita nada a la dignidad de la persona». Es una radicalidad por la vida y su dignidad verdaderamente asombrosa y fascinante. Un discapacitado tiene absolutamente la misma dignidad que cualquiera, como muestra Campeones: “Nos has tratado como personas”, afirma Collantes al final de la película. “Es que es lo que sois”, asegura el entrenador.
“Campeones” . La comedia de Javier Fesser no es el mejor camino para tratar la discapacidad
Tengo unos cuantos amigos con hijos discapacitados, que cuando el médico les anunció que su hijo o hija venía con una discapacidad… le esperaron llenos de ilusión, encantados de conocer, acoger y compartir su vida con ese bebé en camino, quien, con los años, los introdujo en el asombroso y extraordinario mundo de la discapacidad, ese maravilloso mundo que nos muestra Fesser en Campeones. Como el protagonista de la película, mis amigos aprendieron a relacionarse y amar cada día más (“yo te quiero un huevo”, le acabará diciendo el entrenador a Manuel) a sus hijos discapacitados, porque la clave es que son personas; la discapacidad es un detalle secundario para quien ama y entiende el prodigio de la dignidad humana.
Como el mismo Fesser ha dicho en alguna entrevista, «la discapacidad está en el miedo”. Ese miedo que también oprime e inmoviliza a algunos personajes de la película, y que aprenden a superar en equipo. Mi admiración por Fesser y todo su equipo, empezando por ese maravilloso plantel de actrices y actores por su fresca y divertida perspectiva sobre la discapacidad en Campeones.