Andrea Reyes de Prado | 26 de junio de 2018
Desenterrar será su verbo y la cultura, su región. Madrid, durante este verano, dedica varias exposiciones al rescate y homenaje de interesantes personajes olvidados de todas las artes; desde el pintor renacentista Lorenzo Lotto (en el Museo del Prado) o el segoviano Fernando Rodrigo, perteneciente a la llamada Segunda Generación de Realistas (en el Centro Conde Duque), hasta el arquitecto vienés Adolf Loos (en CaixaForum) o bailarinas pioneras como Josephine Baker o Isadora Duncan (en el Espacio Fundación Telefónica). Un versátil y novedoso calendario que se enriquece con la llegada del festival PHotoEspaña, que este año tiene lugar a lo largo y ancho de la capital hasta el próximo 26 de agosto.
Omnia Vincit Amor, Lamia Naji: Animación en base a 4 fotografías de árboles para representar las cuatro estaciones. Cuestiona la legitimidad de “dejarse ir” en un mundo cada vez más rápido y violento @rjbotanico #20AniversarioPHE #PHE18 @FBSabadell @Bancosabadell #ProyeccionesPHE pic.twitter.com/YWKwVz1L1P
— PHotoEspaña (@photoespana) June 16, 2018
Entre sus propuestas -que incluyen nombres como Cecil Beaton, Carmen Calvo, Musuk Nolte, Samuel Fosso o BoaMistura– se halla un discreto y enigmático fotógrafo francés que se enamoró de la arquitectura española: Louis François Leon Masson y Besneé (1825–después de 1881), más conocido como Luis Masson. El Museo Lázaro Galdiano acoge con orgullo una fantástica muestra, bajo el título de Descubriendo a Luis Masson, que nos invita a recorrer la silenciosa y bella España de un extranjero fascinado por sus paisajes. Gracias a la extensa labor de investigación por toda Europa de la Colección Fernández Rivero de Fotografía Antigua (especializada en producción española del siglo XIX), y a los comisarios Juan Antonio Fernández Rivero y María Teresa García Ballesteros, que la representan, el trabajo de Masson es hoy abiertamente reconocido y recordado. Sus imágenes, que a simple vista puedan parecer simples instantáneas «turísticas» de conocidos enclaves nacionales, esconden en su sencillez una mirada atenta llena de admiración. En sus escenarios andaluces (Sevilla fue la primera gran ciudad que retrató, a la que se mudó junto a su mujer en 1858 y donde abrió un estudio), madrileños, castellanos o vascos, Masson buscaba el orden, la serenidad, la panorámica exacta. Y, en la mayoría de ocasiones, la ausencia de figura humana. La arquitectura a solas, con nombre propio, estando y siendo en un respiro de humanidad.
Ochenta y ocho de esos íntimos momentos se exponen en la sala Pardo Bazán del museo; perfectas estampas que inspiran al mismo tiempo pureza y misticismo, esquivas como el extraño paso de su autor por nuestro país, y que se encuentran enmarcadas en una estructura lineal y geométrica que acentúan ese equilibrio entre la calma que todo parecía tener y el caos que tal vez tras ella se ocultaba. Su buena relación con el Duque de Montpensier y, por ende, su enemistad con la Corona, pudo propiciar más de un viaje y también más de una huida (no se sabe por qué vino a España, y su rastro se pierde definitivamente en 1881). De él queda su valioso legado; una fabulosa colección de imágenes cuyo tono sepia envuelve a las ciudades de ese ambiente melancólico tan especial que posee lo antiguo, y cuyo gusto por el detalle anima a acercarse, embriagándose de tiempo y misterio, y descubrir rincones ya perdidos u hoy reconstruidos. Y, en medio de todo ello, el toque mágico de Masson: la fotografía estereoscópica, de la que fue gran representante y casi pionero durante el siglo XIX español y de la cual se ofrecen aquí veintiocho ejemplos.
#FelizMartes Ya puedes viajar a la #España del siglo XIX a través de las excelentes fotografías de Luis Masson: https://t.co/sqm5Ik598I
— MuseoLázaroGaldiano (@Museo_Lazaro) June 5, 2018
Sección oficial del XX aniversario del Festival @photoespana
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Como coda a una más que recomendable visita, un curioso trueque natural que tiene lugar en esta exposición: si ésta nace con el propósito de rescatar del olvido a Luis Masson, su fotografía topográfica nació con el deseo de dar a conocer en Europa nuestro país. Una bonita «misión» que en absoluto ha perdido vigencia o valor: cuánto desconocemos aún nuestra propia tierra. Por ello, Descubrir a Luis Masson puede ampliar horizontes y ser una buena ocasión para viajarla.
La estereoscopía es un método de ilusión óptica inventado por el científico Sir Charles Wheatstone en torno a 1840, aunque los primeros estudios datan de la antigua Grecia: en concreto, Euclides, Ptolomeo y Galeno.
Consiste en jugar con la distancia que hay entre cada ojo (unos 65 milímetros) e imitar el ejercicio natural del cerebro: fusionar la visión que obtiene cada uno de la realidad. Se juntan dos imágenes prácticamente iguales, tomadas una desde un punto situado ligeramente a la izquierda y el otro ligeramente a la derecha que, al superponerse, provocan efectos de 3D.
Fotógrafos como Jean Laurent, Roger Fenton o Timothy O’Sullivan explotaron este ingenioso invento, poniéndolo de moda durante todo el siglo XIX, su época estelar. Irónicamente, hoy en día continúa siendo tendencia.