José Luis Velayos | 07 de enero de 2019
En esta obra, el profesor Javier Pérez Castells elabora un interesante y concienzudo trabajo sobre el tema del libre albedrío.
Entre otras cosas, afirma: “Las personas que consideran que el libre albedrío es una ilusión y que estamos determinados suelen pensar que carece de sentido la creencia en una parte espiritual del hombre”. Y afirma que la Iglesia ama la libertad, la cual es perfectamente compatible con la gracia. Y, con toda propiedad, dice que el conocimiento de la totalidad del tiempo por parte de Dios no es incompatible con la libertad evolutiva y el psicoanálisis y el desarrollo de la neurociencia.
NEURONAS Y LIBRE ALBEDRÍO, SOBRE NEUROCIENCIA Y LIBERTAD | JAVIER PÉREZ CASTELLS | DIGITAL REASONS | 2018 | 264 PÁGINAS | 13,60€ | EBOOK 6€
Tres aconteceres históricos pone de relieve: la visión heliocéntrica de Copérnico, la teoría evolutiva y el psicoanálisis y el desarrollo de la neurociencia.
Y en relación al libre albedrío, comenta que “la ciencia no ha demostrado nada concluyente sobre esta cuestión” y, en su opinión, “es probable que nunca llegue a hacerlo”. Y dice que hay filósofos que creen en el libre albedrío, pero piensa que, debido a la complejidad del tema, nunca se llegará a una conclusión definitiva al respecto.
Uno de los capítulos está dedicado a consideraciones sobre el sistema nervioso central, por su gran relación con el asunto de la libertad.
Estudia las opiniones (no hechos demostrados) que han emitido afamados científicos, como Popper, entre otros. Menciona a Hawking, para el que la mente humana no es más que un computador complicado. Habla de la teoría de la identidad, según la cual lo físico y lo psíquico son caras de una misma moneda. Y afirma, con gran acierto, que el positivismo ha quedado anticuado.
“En el debate sobre el libre albedrío se perciben frecuentes referencias al problema de la conciencia”. Analiza las teorías de Hameroff, para el que los microtúbulos son computadoras cuánticas unidas a la estructura básica del universo y del espacio-tiempo, lo cual explicaría las emociones y la espiritualidad. Y comenta también las teorías Popper y Eccles: para este, el libre albedrío sería debido a la indeterminación cuántica en los mensajes químicos que se comunican entre las neuronas.
El libre albedrío . La neurociencia pone en duda el mecanismo que nos hace decidir
A continuación, el profesor Pérez Castells habla de los cambios del cerebro a lo largo de la vida, cambios que requieren más esfuerzo con el paso del tiempo.
En cuanto a los experimentos de Libet, afirma que los resultados no demuestran nada especial: el potencial de preparación significaría que el cerebro está prestando atención, antes de tomar una decisión; y la decisión no es inconsciente, aunque esté influenciada por el inconsciente. A este respecto, la capacidad de veto sugiere la existencia de libre albedrío. “Nos encontramos muy lejos de poder contestar a la pregunta de si el libre albedrío existe, en términos de conocimiento del funcionamiento del cerebro”.
Analizando los trastornos mentales, señala que el control consciente sobre la acción por parte del enfermo con trastorno obsesivo-compulsivo demuestra la existencia del libre albedrío. Comenta el famoso caso de Phineas Gage y los casos de personas malvadas, que, aunque les sea costoso, pueden tomar buenas decisiones. Y el tema de las personas con adicción, en que la circuitería cerebral está alterada, y en consecuencia, está entorpecida la capacidad de decidir. Pero el inicio de la adicción fue decidido libremente.
"El concepto de #libertad, contrapuesto al concepto de #determinismo neuronal, es clave en la concepción del hombre", Javier Pérez Castells (DR en papel y digital https://t.co/t5yMUCh86L) @neuronas_es @Psiquiatria @Ceu @uchceu @FundacionCEU @prensaUCHCEU Pf. Retweet pic.twitter.com/wRNSdbJHQb
— Digital Reasons (DR) (@DigitalReasons1) November 2, 2018
Obligar a un ser humano a actuar de forma diferente “no es necesariamente la opción más humanitaria y respetuosa con la dignidad humana”.
En cuanto a los modelos de decisión compleja, estudia las posturas de Eccles, Satinover, Hodgson, Kane, Dennett, Tse, Searle. Searle sugiere una “brecha” que admite la capacidad libre de decisión. No todos los científicos son pesimistas con el libre albedrío: “La libertad es mucho menos limitada de lo que se pensaba” (citando a Schultze).
¿Estamos condicionados por las circunstancias, por la presión del ambiente, por la acción de la autoridad?, se pregunta el autor. Y señala que la libertad en buena medida se trabaja, ”cuesta esfuerzo”; y el libre albedrío tiene posibilidad de existir, por mucho que influya la genética, la química cerebral u otros factores.
Las técnicas de imagen, dice, nos indican lo que pasa o lo que no pasa en el cerebro, no lo que podría pasar. No son más que técnicas, que no van a dar lo que podría pretenderse con respecto al tema de la libertad.
También afirma que algunos piensan que la neurociencia no va a revolucionar la justicia criminal, pero demostrará que muchos acusados no merecen castigo, debido a su incapacidad.
A modo de colofón, hay que citar varios pensamientos clave del profesor Pérez Castells:
Se trata de un estudio muy elaborado, muy trabajado, con abundantes argumentos, sobre todo de tipo científico, a favor de la existencia del libre albedrío. Pienso que ha de ser un referente importante para los estudiosos de estos temas.