Hilda García | 27 de febrero de 2019
Pinturas recientes
Marlborough MadridCalle Orfila, 5. MadridDel 21 de febrero al 30 de marzo de 2019
Entrada gratuitaDe lunes a sábado: de 11:00 a 19:00 h. Domingo cerradoSitio webSus creaciones son inconfundibles. El artista latinoamericano más cotizado del mundo, Fernando Botero (Medellín, Colombia, 1932), vuelve a España. La galería Malborough de Madrid acoge una exposición que resume el original universo del pintor y escultor.
Pinturas recientes es un excelente compendio de los últimos trabajos del colombiano. En total, trece cuadros de considerables dimensiones que reflejan su temática habitual y dan fe de su sello propio, el ‘boterismo’.
Botero parece contemplar la realidad con una lupa. Sus figuras son excesivas, redondas, regordetas y paticortas. Cada una de ellas está cuidada hasta el extremo. La sencillez casi naif de sus composiciones se advierte en los colores chillones y llamativos. Todos sus óleos y esculturas están impregnados de esa concepción anatómica tan característica del autor que transmite una sensación tridimensional.
Las voluptuosas damas son la joya de Pinturas recientes. La habitación muestra a una mujer delante de una cama, una pintura en la que priman los tonos verdes y amarillos. En la misma línea, la exuberante Eva posa recostada sobre una toalla roja y rodeada de un paraíso verdoso. Ambos desnudos tienen como hilo conductor la manzana que portan las protagonistas.
Destaca la singular belleza de Mujer con abanico, un semidesnudo en tonos dorados, y de Primera dama, extraordinaria composición con curiosos detalles y predominio del fucsia. Los colores ocres y marrones surcan Dos hermanas. En este cuadro, una de las figuras femeninas aparece de pie apoyada en la silla donde se sienta la otra, que sostiene un gato entre sus manos.
Uno de los artistas más expuestos, Botero es el gran representante de la pintura figurativa contemporánea. Las escenas de la vida cotidiana son otra constante en su producción. En El brindis aparecen dos personajes masculinos alrededor de una mesa. Entre ambos se aprecia un claro contraste, tanto por el color de su piel como por su vestuario. La calle es un precioso lienzo que muestra un paisaje urbano con varios peatones, entre ellos una mujer con un niño rollizo.
“Balthus”, el rechazo polémico de la modernidadPara Botero, el arte debe producir placer en sí mismo. El de Medellín huye de las sombras y busca el equilibrio de la composición. La luz, tanto interior como exterior, juega un importante papel en su obra, como se advierte en Músicos o en Carnaval.
Aunque el autor ha representado también temas dramáticos, sus personajes transmiten alegría y serenidad. Eso sí, nunca esbozan una sonrisa. El tema taurino, muy habitual en Botero, está representado en la muestra por Matador, un rotundo torero vestido de rosa y apoyado en la barrera, con la plaza al fondo. Por su parte, Picador es un lienzo cuyo protagonista posa sobre un rechoncho caballo.
A pesar de su peculiar concepto de belleza, los cuadros del colombiano siempre resultan armoniosos. Sucede así en los bodegones, que también tiene cabida en la exposición, como Naturaleza muerta con bol de frutas (con un detalle llamativo) o Naturaleza muerta con plátanos.
Toda la obra de Fernando Botero es fruto de su imaginación, no trabaja con modelos. Su mundo mágico, hiperbólico hasta la extenuación, conecta con el de su compatriota Gabriel García Márquez.
Pinturas recientes, procedente de Nueva York, viajará más adelante a la galería Malborough de Barcelona. Se trata de una exposición imprescindible para los amantes del boterismo. También es visita obligada para todos aquellos que quieran disfrutar de la belleza redonda de uno de los mejores artistas contemporáneos.