Juan Orellana | 05 de mayo de 2017
¡Atención! No es una película de zombis, a pesar de incorporar la Z en el título. Nada que ver. El director neoyorquino judío James Grey, responsable cintas de interés como El sueño de Ellis o Two Lovers, adapta en esta ocasión una novela del periodista del New Yorker David Granns, publicada en 2009, en la que se ficciona la vida del explorador Percy Fawcett, desaparecido misteriosamente en el Amazonas en 1925, sumándose a la larga lista de malogrados buscadores de El Dorado.
Grey recupera el cine clásico de aventuras, con ese halo de exotismo tan “retro”, pero sin renunciar a alguno de sus temas preferidos, como las relaciones paternofiliales. La película se hace excesivamente larga, quizá por su afán de abarcar todas las expediciones que hizo Fawcett (interpretado por Charlie Hunnam) desde 1905. A pesar de sus llamativas elipsis, tiene demasiado metraje. Sin embargo, se compensa en parte por el naturalismo imponente de sus imágenes y situaciones, alejadas de cualquier tipo de indianajonismo desbordante de épica peliculera. En el film encontramos algunos referentes visuales, como las escenas de la Gran Guerra, que emulan a Senderos de Gloria de Kubrick o el aire a Werner Herzog que despiden algunos ambientes; incluso los s
Z La ciudad perdida trata el tema, ya abordado en títulos como Mil veces buenas noches, del conflicto entre profesión de riesgo y familia, y el precio que hay pagar cuando se opta por el trabajo. Percy se convierte de hecho en padre ausente, aunque la familia sale adelante gracias a una esposa muy independiente (interpretada por Sienna Miller), adelantada a su época. La película es respetuosa con lo religioso, pero hay un par de detalles muy posmodernos en lo que a relación ciencia/Iglesia y a feminismo se refiere. Interesante película.