Max Römer | 06 de septiembre de 2018
Han pasado algunos días desde que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunciara las medidas para hacer reflotar la economía en Venezuela. Una economía basada en un bitcoin como el petro, con una inflación estimada por el Fondo Monetario Internacional de un millón por ciento para el año 2018, la situación económica venezolana es de desespero desde el punto de vista microeconómico. Ejemplos como el equivalente de un rollo de papel higiénico dentro de lo que significa el salario mínimo de los trabajadores es una de las realidades a las que se enfrenta el ciudadano venezolano a diario. Operaciones matemáticas simples dan buena cuenta de lo que se vive en los maltrechos hogares venezolanos cada día, cuyo salario mínimo apenas alcanza los 30 dólares netos mensuales, a pesar del aumento de más del 3.364,2%.
https://twitter.com/BCV_ORG_VE/status/1036395867803148288La economía en Venezuela, hiperinflacionaria por demás, con precios de los alimentos y medicinas -en el caso de poder encontrarlos- que superan con creces las posibilidades reales de adquirirlos, se paliaba con las remesas en divisas provenientes del extranjero (se estima que ha migrado fuera de Venezuela el 10% de la población solo en el año 2018), que se ha prohibido por parte del Gobierno de Maduro en los últimos días, razón de más para que la ahorcada situación de las familias termine estrangulada.
Medidas efectistas para tratar de ingresar dinero a las arcas del saqueado Banco Central de Venezuela, como la creación de lingotes de oro que, a decir de Maduro, fomentarán el ahorro, son pirotecnia barata a la hora de revisar los fondos de respaldo que tienen las bóvedas del patrimonio venezolano. Las ingentes cantidades de oro que se han vendido al exterior para solventar la crisis económica y monetaria que ha generado el socialismo del siglo XXI son dignas de estudio. Basta con poner en algún buscador de internet ‘reservas de oro en Venezuela’ para contemplar las cantidades que se han barajado para tratar de ingresar divisas al país, puesto que Petróleos de Venezuela (PDVSA) no es capaz de generar las divisas suficientes para mantener al aparato de Gobierno y las promesas del chavismo.
‘Paquetazo rojo’ de Maduro . Un intento desesperado de salvar la maltrecha revolución
La economía en Venezuela suma y sigue. El solo hecho del cambio del cono monetario ha generado inflación. Si bien el pueblo llano considera que se le ha subido el salario, bajo las promesas del respaldo en el petro y con la posibilidad de ahorro en oro, la realidad es que las cuentas no salen para llegar a fin de mes. Si el kilo de carne estaba a diez millones de bolívares antes de la reconversión, hoy está a sesenta bolívares soberanos, de un valor de 10 a 60, así de pronto.
El solo hecho del cambio de moneda ha generado más inflación. La economía en Venezuela es tan desesperante que los venezolanos migran en oleadas a través de las fronteras del país a pie. La gente sabe que no tiene nada que perder y aventurarse a tratar de ser aceptado en otro país -Colombia, Brasil, Perú, Ecuador- es un riesgo que se asume antes de seguir hundiéndose en la pobreza. Es un problema grave cómo ha afectado la economía en Venezuela a la región latinoamericana. Entre la economía y la falta de seguridad en las calles, los venezolanos huyen del país buscando, tal vez, aquel Dorado que una vez estuvo en Venezuela.
Decisiones como la subida del salario mínimo interprofesional o el fin del diésel han provocado un incremento de costes laborales, superior al 20%, que acaban pagando los más débiles.