Miguel Ángel Solana Campins | 14 de octubre de 2017
Desde que se inició el llamado Procés Constituent a Catalunya en 2012, la incertidumbre se ha apoderado de las empresas multinacionales en Cataluña. La inestabilidad política es una amenaza directa para el desarrollo económico y más en el caso de Cataluña, por su relevancia económica en España. Por eso, las multinacionales fueron reaccionando progresivamente ante la escalada secesionista con restricciones a la inversión. La primera fase se produjo con las empresas extranjeras que solo tenían delegaciones comerciales en Barcelona, cerrándolas con la excusa de la economía digital, que necesitaba centralizar todos los procesos en Madrid.
"El #Ibex y la prima de riesgo ya dan serios toques de atención". Un #analisis de Ana Samboal. #economia #dbhttps://t.co/soIH5QdBzC pic.twitter.com/UsJoXUBOZN
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La segunda fase se produjo con la llegada de Carles Puigdemont a la Presidencia de la Generalitat, apoyado por la CUP, en enero de 2016; en esta presidencia se aceleraron los acontecimientos y con la convocatoria del referéndum aumentó la preocupación de las multinacionales sobre la estabilidad política y la unidad de mercado a un nuevo máximo. Las transnacionales empezaron a tener preparados planes de salida de Cataluña y se paralizaron decisiones de inversión por los acontecimientos. Las decisiones empresariales a la hora de localizar o deslocalizar son siempre de índole económica y como tal deben entenderse y respetarse, pero cuando la política afecta a la estabilidad jurídica, la decisión de salir se convierte en prioritaria.
Naturhouse fue la primera empresa en anunciar una medida tan drástica como deslocalizar la sede de Cataluña. La empresa de dietética comunicó en agosto a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que el traslado «se justifica por razones operativas», ya que la dirección de la sociedad y del grupo se encuentran en Madrid.
Cuando las empresas multinacionales se establecieron en España, no lo hicieron por seleccionar una región concreta como mercado objetivo, sino por su interés en la totalidad del mercado español o europeo, por el volumen total de clientes potenciales, la productividad o competitividad del país y otros costes, logísticos, energéticos y de todo tipo, asociados a sus inversiones.
Las principales multinacionales que operan en Cataluña tienen el siguiente origen: Francia (25%), Alemania (19%), Italia (13%), Estados Unidos (14%), Holanda (7%), Japón (5%) y el Reino Unido (5%).
La #industria de la automoción podría verse afectada por la deriva #secesionista. La opinión de J. Morillas. #dbhttps://t.co/UzB1ZqHNpk pic.twitter.com/N7CA5TXgmN
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Las entidades alemanas son de las más afectadas; normalmente, los principales mercados de estas empresas ubicadas en la Ciudad Condal son el resto de España y la Unión Europea. Hay 1.300 empresas alemanas en España, de las que el 40% está en Cataluña. En particular, hay una gran cantidad en el sector industrial, principalmente en química, farmacéutica y automoción. De las 6 primeras empresas de Cataluña por facturación, todas con sede en Barcelona, la primera es Seat -allí establecida por el franquismo-, la quinta es Volkswagen y la sexta es Lidl, ambas alemanas.
También están afectadas las multinacionales japonesas, con su gran empresa Nissan Motor Ibérica S.A., también con sede en Barcelona, siendo la octava compañía de toda Cataluña. Factura 2.230 millones de euros y tiene 4.500 empleados en la fábrica de la zona franca barcelonesa. Los japoneses solo han dicho que piden a las autoridades que mantengan un entorno competitivo, pero están preocupados, ya que el grueso de su plantilla en España está allí, con apenas 500 empleados fuera de Cataluña.
El incremento de la tensión en Cataluña y la posibilidad cada vez más cercana de que las autoridades golpistas de la Generalitat decreten unilateralmente la independencia están empujando a las grandes compañías a trasladar su sede a otras regiones. En el mes de octubre, se ha incrementado el número de deslocalizaciones, desde la biotecnológica cotizada Oryzon, que anunció a la CNMV su deslocalización a Madrid con el «fin de optimizar sus operaciones y la relación con sus inversores», a la empresa Eurona o la alemana de implantes Klockner y la textil Dogi, con sede en el Masnou.
Madrid no es el único destino de las localizaciones, también se ha beneficiado Zaragoza, con la llegada de la empresa ProclinicExpert, distribuidor de productos odontológicos.
Para quienes tenemos ascendencia catalana, pero vivimos en Madrid y trabajamos en multinacionales, esperemos que la vuelta a la senda constitucional se produzca en breve y que Cataluña siga el ejemplo de Vizcaya, donde el BBVA e Iberdrola amenazaron con deslocalizarse a Madrid para poder parar el Plan Ibarreche en el año 2005. Y lo consiguieron parar.
Decisiones como la subida del salario mínimo interprofesional o el fin del diésel han provocado un incremento de costes laborales, superior al 20%, que acaban pagando los más débiles.