Juan Velarde | 19 de marzo de 2018
Más de una vez se ha tenido que señalar que la vida económica española, a causa de los objetivos que pretende alcanzar, se ha convertido ahora en economía comunitaria. Por tanto, ya no son sus fines los mismos, aunque naturalmente también poco difieren esencialmente. De ahí el interés que tiene el conocer los objetivos para un desarrollo sostenible -conocidos por las siglas inglesas SDGs, de Sustainable Development Goals‑ que ha expuesto, respecto a la Unión Europea, la directora general interina, Mariana Kotzeva, de Eurostat, en una publicación reciente.
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Y estos ODS o SDGs son los siguientes: eliminar la pobreza; borrar el hambre; lograr buena salud y bienestar; disponer de agua para toda clase de empresas y, desde luego, conseguir situaciones higiénicas sin problemas; energías limpias y disponibles sin problemas; existencia de un desarrollo económico que genere un trabajo decente; avance de la industria gracias a la innovación y las tecnologías; disminuir las desigualdades entre los ciudadanos; que las ciudades y los ámbitos comunitarios sean sostenibles; seguridad en las situaciones de producción y consumo; acción para mejorar la realidad climática; proteger, restaurar y promover el empleo adecuado de los ecosistemas terrestres; evitar la degradación del suelo y combatir la desertificación; promover actitudes que fomenten la creación de actividades que generen el desarrollo sostenible y, finalmente, una seria política de desarrollo para todos los países.
Hago gracia de las subdivisiones de todos estos objetivos y, al observar esto de modo conjunto, nos encontramos con multitud de exposiciones concretas que en cada economía han de combinarse adecuadamente. En total, se ofrecen, comparados para los 28 países unitarios, datos que evidencian cifras que van de 2000 a 2014. Ahí se contempla dónde se encuentra España y si últimamente tiende a mejorar o no.
The Netherlands, Sweden, and Finland are the leading countries in participation in job-related #training https://t.co/kmUzbVMEYM pic.twitter.com/mWmB6McDBg
— EU_Eurostat (@EU_Eurostat) March 5, 2018
Disponer de esta fuente informativa merece la pena. Pero, además, en el caso de España no vendría mal que, por ejemplo, el Consejo Económico y Social hiciese un trabajo paralelo por comunidades autónomas. Únicamente se ofrece el dato del PIB, que no es suficiente para orientar nuestra política económica.
Finalmente, en relación con estas estadísticas comparativas de objetivos europeos, es preciso señalar que una de las acusaciones permanentes por parte de nuestras organizaciones sindicales es la existencia de altas tasas en España de empleo parcial. Acaba de facilitar el Instituto de Estudios Económicos los datos ofrecidos por la OCDE del empleo a tiempo parcial en los países de esa organización. El promedio de esta organización es del 16’7%. En España es el 14’4%, prácticamente como Francia, con el 14’1%. En Holanda, el porcentaje es el 37’7%; en el Reino Unido, el 23’8%; en Alemania, el 22’3%; en Austria, el 20’9%; y en Italia, el 18’5%. En España crecía previamente durante el Gobierno de José María Aznar, y desde 2007, ya en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero comenzó a desplomarse hasta el 10’5%.
Decisiones como la subida del salario mínimo interprofesional o el fin del diésel han provocado un incremento de costes laborales, superior al 20%, que acaban pagando los más débiles.