Stefanie C. Müller | 03 de diciembre de 2017
El Director General de la Cámara de Comercio e Industria luso-alemana Hans-Joachim Böhmer ha vivido todos los niveles del milagro portugués. De ser el alumno ejemplar de la Unión Europea, este país ha resultado estar maldito. En 2011 Portugal tenía que pedir un rescate de 78.000 millones de euros para evitar la bancarrota del estado. Su sector bancario todavía lucha con la mala gestión de muchas entidades y la corrupción habitual de la élite política y empresarial del país, algo no tan desconocido y habitual en España. Uno de los principales responsables de este camino es el ex primer ministro José Sócrates. El jefe de la Cámara Alemana de Comercio (AHK) en Lisboa tenía que tranquilizar a muchas empresas alemanas durante estos años, pero ahora ya les puede decir con tranquilidad: “Hemos pasado lo peor. Ya tenemos cierta estabilidad, hemos conseguido la recuperación económica.” Con esto Portugal tiene mucho más camino andado que Grecia, que con un destino muy similar todavía no parece ver la luz al final del túnel.
Estabilidade torna Portugal mais atrativo ao investimento – Ministro da @economia_pt https://t.co/czNyXIkN5e pic.twitter.com/oqKv3NtJj1
— República Portuguesa (@govpt) November 8, 2017
Todavía un poco lejos del 3,3 por ciento del crecimiento anual experimentado hasta 2007, el país ha podido bajar el paro en 4 años del 16 al 11 por ciento, sobre todo gracias a una política muy pragmática que ha atraído a inversores privados. Ahora la economía crece de nuevo un 3 por ciento en una comparación interanual del segundo trimestre de 2017. “Lo que será bueno para la recuperación de la península será una alianza económica más estrecha entre España y Portugal“, dice Juan Simón, Asesor Fiscal e Inversor en Greenside que vive y trabaja en los dos países: “Portugal está bien encaminado, ahora solamente hay que buscar la sostenibilidad de las medidas y quizás una integración más grande en la Península pueda darnos más estabilidad a todos.”
Lo que está claro es que, aunque hubo muchas protestas en su día a la política de austeridad pautada por la Troika, hoy la deuda pública sigue en un 130 por ciento del PIB y la privada llega al doble. Pero se tiene todo el derecho a tener esperanzas: en el segundo trimestre de este año la renta per cápita ha crecido de 205 a 4.651 euros. Aunque los alemanes tienen más del doble y Portugal sigue siendo el segundo país más pobre de la zona euro, ya no hay tragedia en el país. Con la crisis, los numerosos casos de corrupción y la mala gestión se han hecho evidentes y al propio José Sócrates le están juzgando por 31 delitos.
El país ha encontrado su estabilidad con un Gobierno de izquierdas de cuatro partidos liderado por Antonio Costa del Partido Socialista (PS). “A pesar de las malas lenguas, el Gobierno funciona“, dice Böhmer, que destaca también que gracias a esta estabilidad se empieza a invertir otra vez en Portugal: “No entran inversiones directas industriales, pero las empresas que están aquí expanden y entran inversores privados.” Además, se crean centros de servicios de empresas como Easy Jet o Siemens que atienden desde Portugal en 20 idiomas a todo el mundo. Un atractivo para los inversores, además de la buena formación de los portugueses, son los bajos salarios: alrededor de un 20 por ciento menor que en España, donde el sueldo tampoco llega a la media europea.
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El país de 10,3 millones de habitantes era, como España y Grecia históricamente, un país importante y ahora forma parte del “pobre” Sur de Europa. En el siglo XX el país entró en una situación de aislamiento por la dictadura y al final de esta época se situó a la cola de Europa en todo. Solamente con la entrada en la Unión Europea en 1986, el país podría mejorar económicamente y mantener unas cifras de desempleo siempre mucho más bajas que en España. Esto sigue así, pero como el estado portugués no puede invertir mucho por las condiciones de Bruselas de reducir el déficit estatal y las empresas portuguesas están muy endeudadas, la única salida son las inversiones extranjeras.
Por ello, Portugal ha creado un ambiente muy favorable para inversores particulares, que invierten ahora en su mercado inmobiliario. “Unas condiciones fiscales ideales han provocado un crecimiento en nuestro segmento de viviendas vacacionales que no hemos visto”, dice Gilberto Jordan, que es uno de los grandes empresarios nacionales de este sector. Además del hecho de que los jubilados extranjeros no tienen que pagar para sus pensiones, Portugal les ofrece también un “Golden visa”. Los no europeos que quieran invertir por lo menos medio millón de euros en Portugal, recibirán un permiso de residencia como regalo. Hasta ahora 5.000 personas han aceptado esta oportunidad, además puede hacerse después de 7 años en el país portugués; 3.500 de estos nuevos residentes “regalados” son chinos, que hasta ahora no tenían al país luso en su plan de inversiones. “Es una manera para importar poder de adquisición”, dice Böhmer.
Según el lobby inmobiliario portugués APEMIP (Associação dos Profissionais e Empresas de Mediação Imobiliária de Portugal) las inversiones llegaron al mercado inmobiliario este mes de mayo a un nivel de casi 3.000 millones de euros. “Ahora mismo, en ningún otro sector se invierte tanto. El crecimiento desde 2007 es en mi caso del 1.000 por cien“, dice Jordan, que vende viviendas de lujo cerca de Lisboa. Pero también revive el mercado de la vivienda regular. El Gobierno portugués no persigue iniciativas como Airbnb y así, alquilar un piso o una habitación se ha convertido en un ingreso adicional para muchos portugueses. También es un negocio que estimula el mercado de rehabilitación de edificios: “Pero lo que más ha ayudado al mercado de la vivienda es la liberalización de los alquileres. Hasta 2011 estaba en vigor un reglamento muy antiguo que no permitía subidas en las rentas. La Troika nos ha forzado a cambiar esta legalización que protegía a los inquilinos.”
Governo aprova Plano de Ação para a Economia Circular https://t.co/7aU6rgbLs4 pic.twitter.com/Kgeq9LWxui
— República Portuguesa (@govpt) November 23, 2017
Así, poco a poco los numerosos edificios abandonados se convierten en pequeños Apart-hoteles, en Cascais y Estoril se oye cada vez más chino y árabe. Además, Lisboa y Oporto se convierten en destinos de moda para jóvenes emprendedores. El Web Summit ha reunido 2.100 start ups de todo el mundo que han podido ver con sus propios ojos que Portugal es mucho más que el hermano pequeño de España y un destino turístico. Portugal tuvo un pasado sorprendente entre los años 1415 y 1580, liderando el descubrimiento de medio mundo. Este pequeño país lo consiguió por la situación geográfica y política, pero también por sus condiciones técnicas y científicas en las que se encontraba. ¿Por qué Portugal no puede engañar al destino y en lugar de bailar al triste Fado, baila el Rock‘n Roll?
Decisiones como la subida del salario mínimo interprofesional o el fin del diésel han provocado un incremento de costes laborales, superior al 20%, que acaban pagando los más débiles.