Gonzalo Sanz-Magallón | 11 de mayo de 2018
Los centros privados españoles han visto incrementar su número de alumnos en los últimos años. Los datos muestran una serie de consecuencias económicas positivas derivadas de esta opción educativa.
Uno de los cambios más relevantes del sistema educativo español en los últimos años ha sido el notable ascenso de la cuota correspondiente a los centros universitarios privados y de la Iglesia. Si en el curso 2008/09 el porcentaje de alumnos en este tipo de instituciones era del 12%, ocho años después este porcentaje se ha incrementado hasta superar el 16%. El incremento ha sido progresivo durante todo el período, si bien la mayor progresión se produjo en los últimos años, coincidiendo con la mejora del nivel de empleo y el aumento de la renta disponible de las familias españolas, tal y como puede apreciarse en la siguiente gráfica.
El aumento de la cuota de los centros privados se ha producido en un contexto de ligero descenso del número de alumnos en los centros públicos (-2,2%) y notable expansión de los matriculados en universidades privadas (+58%), las cuales han incrementado sus matriculaciones en casi 100.000 alumnos, hasta aproximarse a las 250.000. El crecimiento de los centros privados se ha basado en los estudios de la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas, con una variación del 69%, Artes y Humanidades (+55,6%) y, sobre todo, de Ciencias de la Salud (+142%), de forma que la cuota de las privadas en las anteriores ramas se incrementó hasta alcanzar en 2016/2017 el 18,7%, el 8% y el 36% del total, respectivamente. Por el contrario, en los estudios de Ingeniería y Arquitectura, y de Ciencias, los centros privados han reducido su presencia.
La mayor cuota de las universidades privadas tiene importantes consecuencias económicas:
Por tanto, los datos confirman que las universidades privadas españolas no solo absorben menos recursos por estudiante, sino que además la calidad docente es superior.
Una última cuestión relevante son las notables disparidades regionales respecto a la presencia de centros privados. La mínima presencia de universidades privadas en algunas comunidades autónomas, como Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Canarias, contrasta con la notable implantación de estas en La Rioja, Navarra, Cataluña, País Vasco y Madrid. Resulta clara la relación directa existente entre nivel de desarrollo económico regional y la presencia de centros privados, como se muestra en la tabla.
A raíz de esta relación, podemos identificar un posible círculo virtuoso de las regiones más ricas (mayor inversión en educación privada [icon name=»arrow-right» class=»» unprefixed_class=»»] mejores resultados académicos [icon name=»arrow-right» class=»» unprefixed_class=»»] mayor empleabilidad [icon name=»arrow-right» class=»» unprefixed_class=»»] mayores salarios [icon name=»arrow-right» class=»» unprefixed_class=»»] mayor inversión en educación), lo que tenderá a perpetuar, e incluso incrementar, las desigualdades de renta actualmente existentes.