Hay jinetes de luz en la hora oscura
Contaban que Rodrigo Díaz lloró al volver los ojos hacia el Burgos del que había sido desterrado. Los primeros versos del Cantar de mio Cid nos presentan a un hombre deshonrado que luchará por recuperar su lugar en la corte de Alfonso VI, gracias a su valor y su firmeza en la batalla. El héroe más humano.
Este poema medieval es considerado el texto fundacional de la literatura castellana y origen de un personaje que compite sin dudar con otros nombres propios de las letras españolas, como pueden ser Celestina, Lázaro de Tormes o el mismísimo Alonso Quijano, don Quijote. Si el origen de estos se lo debemos al ingenio de escritores como Miguel de Cervantes o Fernando de Rojas, la historia del Cid Campeador bebe de la propia vida de su protagonista, convertida en mito con el paso de los años. Es por ese motivo que la figura de aquel «que en buena hora ciñó espada» tiene interés desde el punto de vista literario, pero también histórico, como agente de ese complicado periodo al que llamamos Reconquista.
Presentamos en eldebatedehoy.es este especial multimedia con la intención de dar valor a Rodrigo Díaz de Vivar como personaje histórico, como héroe literario y como mito en evolución que es reinterpretado en nuestros días.
Conservar un códice con la transcripción de ese Cantar de mio Cid es algo excepcional y sostiene cualquier trabajo sobre la épica castellana. E igual de excepcional fue el empeño de don Ramón Menéndez Pidal en el estudio de este género y de la figura de aquel «que en buena hora ciñó espada». Se cumplen 150 años del nacimiento del filólogo gallego y este ha sido el motivo por el que ha recobrado fuerza el nombre del Cid, con la decisión, incluso, de mostrar al público ese tosco manuscrito del siglo XIV, que se guarda como una reliquia en la Biblioteca Nacional.
Isabel Pérez Cuenca y Fernando Ariza, profesores de Literatura de la Universidad CEU San Pablo, protagonizan un episodio especial del pódcast Cultura y Debate en el que comentan la calidad literaria del Cantar, las claves para identificar la épica castellana y la construcción de un personaje como el del Cid Campeador. El poema nos presenta a un gran estratega, un soldado valiente, un líder generoso, un vencedor misericordioso y un buen vasallo… «si tuviese buen señor».
Puedes escuchar el pódcast a continuación:
La idealización del héroe es común en los cantares de gesta. Ya Alfonso X el Sabio, cuando elaboraba su Estoria de España, advertía de que este tipo de textos «no son de creer». Es por ese motivo por el que es necesario acercarse a la figura histórica de Rodrigo Díaz de Vivar a través de otras fuentes. Las referencias al Campeador son amplias en crónicas cristianas y musulmanas e incluso se conserva una firma del «Campidoctor».
Lo que nos cuentan esos otros documentos es que el Cid Campeador, lejos de pretender el perdón de su rey, luchó por forjar su propia dinastía y crear un reino independiente en torno a la ciudad de Valencia. Sus victorias militares frente a enemigos como los almorávides eclipsaron su objetivo autónomo y ayudaron a dar forma a la leyenda cidiana. Para conocer más la verdadera historia de Rodrigo Díaz, hablamos con David Porrinas, medievalista de la Universidad de Extremadura y autor de numerosos trabajos sobre la figura del caballero castellano.
El Cid, pese a todo, se convirtió en héroe nacional y como tal fue tratado con el paso de los siglos. Cada época miró con sus ojos al caballero de Vivar y su nombre ha llegado hasta nuestros días. Ahora, cuando todavía se lee el Cantar en los colegios, Arturo Pérez-Reverte ha decido revisar el mito y novelar sus gestas con ese ambiente crepuscular que impregna gran parte de sus obras.
Fernando Bonete, crítico literario en eldebatedehoy.es y profesor de la Universidad CEU San Pablo, reseña Sidi en el siguiente vídeo:
El monasterio de San Pedro de Cardeña, a escasos kilómetros de Burgos, trató de convertirse en un lugar de peregrinación para todos aquellos que quisieran visitar la tumba del Cid Campeador y su esposa Jimena. Surgen allí gran parte de las leyendas cidianas.
Los restos de Rodrigo Díaz descansan hoy en el crucero de la imponente catedral burgalesa. Es desde esta ciudad castellana desde donde parte el conocido como Camino del Cid. Una ruta turística que recorre más de 2.000 kilómetros de la geografía española y que, guiado por el texto del Cantar de mio Cid, sigue los pasos que recorrió el caballero y su mesnada en dirección a Valencia en busca del regio perdón y la gloria. La ruta nos lleva a lugares tan espectaculares como Covarrubias, Calatayud, Alcocer o Sagunto.
Observando la imponente escultura del Cid que domina el río Arlanzón a su paso por Burgos, es imposible no sentirse atraído por la historia de aquel guerrero que eleva la Tizona en busca del horizonte. No hay, en este caso, conflicto entre la leyenda y la realidad. Aquel «que en buena hora nació» es un complejo personaje literario al que acercarse con pasión y con el que se pueden disfrutar de tardes de lectura entre cargas de caballería y lecciones sobre la lealtad y el valor. El «Campidoctor» que trató de convertirse en rey valenciano en tiempos de la Reconquista es un soldado sin igual que nos habla de una época en la que las fronteras se desdibujan y en la que la toma de una ciudad podía cambiar el destino de todo un pueblo.
Literatura, historia y tradición forman un todo que convierte a Rodrigo Díaz en uno de los grandes personajes de la historia de España.