El largo periplo de la evolución. Desde la aparición de la vida hasta el Homo Sapiens La ilusión liberal

La ilusión liberal

25 de julio de 2021

El liberalismo es un árbol que hunde sus raíces en la tradición política occidental y que extiende sus múltiples ramas y variedades a lo largo y ancho de las circunstancias históricas concretas. Algunas de sus ramas han perdido actualidad y otras, sin embargo, cobran renovado vigor y actualidad. El auge de los populismos, de las políticas identitarias y el despertar de los nacionalismos son solo algunos de los retos a los que se enfrentan las políticas de un siglo marcado en su origen por los atentados del 11S, la crisis financiera, las crisis migratorias y la pandemia. El liberalismo, como realidad histórica, toma forma en ideas que responden a acontecimientos, y en instituciones que intentan dar cauce a la vida social y política.

Este especial sobre el liberalismo recoge buena parte de las conversaciones y análisis presentados en las jornadas que llevaban por título La ilusión liberal organizadas por el Área de Filosofía Política y del Derecho de la USP-CEU, y con la colaboración del Club Tocqueville y la Fundación Conversación y que se celebraron los días 28 y 29 del pasado mayo bajo la dirección de Josep María Castellà y Armando Zerolo Durán. Con él pretendemos dar cuenta de las ideas que están en juego, de la base histórica que fundamenta la ideología liberal, de los principios comunes a todas las familias liberales, y de las instituciones jurídicas y políticas que han dado forma concreta a la organización de los Estados modernos.

La libertad, el pluralismo, la paz social y una vocación internacional son algunos de los principios orientadores del liberalismo que siguen siendo activos como contención a las amenazas identitaristas y nacionalistas que han puesto en jaque a Europa desde el nacimiento de la política moderna. El título juega con el doble sentido de ilusión como fantasía y desengaño, o como proyecto que todavía es capaz de animar la acción política. ¿El liberalismo es una ideología superada o renovada?

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La primera conversación de este especial gira en torno a la propia conservación del liberalismo. El diplomático y ensayista Juan Claudio de Ramón parte de una definición de esta corriente de pensamiento para preguntarse si en la primera mitad del siglo XXI «gozaremos de las condiciones históricas que hicieron posible que la triple promesa del liberalismo (prosperidad material, convivencia moral y progreso cognitivo) se pudiera cumplir en la segunda mitad del siglo XX».

 

Ricardo Calleja, profesor de Ética en IESE Business School, no duda en reconocer una crisis del liberalismo, y advierte de los riesgos de tratar de «apagar el incendio liberal con más liberalismo». Ante esta situación, opta por evitar polémicas nominalistas y centrarse en «delimitar qué nos gusta del liberalismo, identificar las condiciones de posibilidad de esas prácticas sociales libres, y aplicar los remedios».

 

En el marco de estas conversaciones, el consultor y ensayista Antonio G. Maldonado criticaba «una autocomplacencia bastante extendida entre los pensadores o los seguidores explícitos del liberalismo» y comparaba esta actitud frente a las tensiones surgidas en los últimos años en otros espectros ideológicos como la socialdemocracia.

 

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La revisión de la democracia liberal, o constitucional, protagonizó otra de las conversaciones de que reseñamos en este trabajo de El Debate de Hoy.

Josep María Castellà señala que «una democracia sin liberalismo y un liberalismo sin democracia suponen versiones muy empobrecidas respecto a su integración». Partiendo de esa base, el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona realiza un recorrido por los peligros que acechan a la democracia liberal y concluir que se necesita una mayor limitación del poder de la mayoría, garantizar los derechos y el pluralismo.

 

Otro de los términos que requiere una revisión es el de «Estado de Derecho». Marc Tarrés, profesor de Derecho Administrativo en Barcelona, sitúa su origen en la teoría alemana del Rechtstaat, en el siglo XIX, pero señala que hoy en día «se ha convertido casi en un eslogan constantemente blandido en el debate público. A menudo confundido con la concepción inglesa del rule of law». Esta situación requiere de una reflexión que vuelva a poner en valor su sentido de virtud y de legitimación de poder.

 

La conversación sobre el futuro de la democracia constitucional puede concretarse en la situación española, que se debate «entre mitos, transformaciones y erosiones, deslealtades y reivindicaciones de un proyecto constitucional adaptado a los tiempos».

Asunción de la Iglesia, profesora de la Universidad de Navarra, aprovecha el título de las jornadas para señalar que «la ilusión liberal lo será en sentido positivo de esperanza y continuidad si se acierta a diseñar una adaptada distribución del poder entre distintos órganos o instancias y se mantienen operativos con eficacia fiscalizadora los sistemas de control».

 

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Una reflexión profunda sobre el liberalismo y su futuro obliga a hablar de economía. Albert Guivernau, profesor de Economía de la Universidad Abat Oliba CEU, es claro: «para que la democracia liberal funcione es necesario que la economía liberal funcione». Con esta afirmación sobre la mesa, enumera los siete grandes riesgos que corre este modelo económico en nuestros días.

 

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Si se habla del liberalismo y su futuro es necesario hablar de algunos de sus grandes enemigos. Entre ellos destaca el populismo y en una de las conversaciones que dan forma a este especial se hablo de él como «reacción antiliberal».

El historiador de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Manuel Álvarez Tardío, llevó a cabo un análisis de los hitos que nos han llevado hasta la actual situación, con parada inevitable en el 15M. Para el investigador «el populismo es parte intrínseca de la política democrática moderna», porque «si el incentivo más poderoso es ganar unas elecciones que abran la puerta al poder, la tentación de recurrir a herramientas y tácticas populistas es inherente al juego democrático».

 

Ángel Rivero, de la Universidad Autónoma de Madrid, habla de una «desilusión liberal» que ha permitido el auge de los populismos. El profesor de Ciencia Política explica el esquema que siguen este tipo de partidos, basados en un esquema de antagonistas entre «el pueblo y los enemigos del pueblo».

 

Con el avance del populismo, de derechas y de izquierdas, se genera un debate sobre la noción de libertad. Ante esta situación, el periodista Ramón González Férriz, defiende que «la idea liberal de libertad es solo una de las posibles, aunque probablemente la menos mala de todas. En buena medida, porque es compatible con visiones de la sociedad más individualistas o más comunitaristas».

 

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«¿Es posible para la Unión Europea continuar siendo el mismo proyecto político liberal aun cuando sus Estados miembros se hayan convertido en democracias iliberales?» Es la pregunta que se formula Nuria González, profesora de Derecho Constitucional Europeo en la Universidad de Barcelona.

En un mundo abierto, el debate sobre el futuro del liberalismo no puede encerrarse en las fronteras de un país. En el caso europeo, varios son los ejemplos que señalan una erosión de los valores liberales. La solución al problema pasa por unas instituciones comunitarias que estén «dispuestas a defender el constitucionalismo en Europa».

 

Belén Becerril, subdirectora del Real Instituto de Estudios Europeos de la Universidad CEU San Pablo, cierra este especial poniendo el foco en la necesidad de fortalecer el Estado de Derecho en toda la Unión Europea. «Sin respeto a la ley y a la independencia del poder judicial la democracia y los derechos fundamentales quedan en papel mojado».

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El liberalismo es una ideología política vinculada a la historia y al devenir de los acontecimientos políticos. El liberalismo primigenio floreció a la sombra de los acontecimientos revolucionarios de finales del siglo XVIII, y posteriormente hubo de medirse con las revoluciones sociales, el auge de los nacionalismos, la caída de los Imperios, las crisis económicas y las grandes guerras. Hoy hace frente a la crisis de identidad, el anhelo comunitarista, la globalización y el sentimiento de incertidumbre que recorre las culturas occidentales.

Se podría pensar que el liberalismo no puede asentarse sobre una sociedad debilitada y que por ello hacen falta gobiernos personalistas, valores fuertes e identidades nacionales reforzadas. Se podría pensar, por tanto, que para recuperar una sociedad saludable hace falta un brazo de hierro y un cirujano que corte por lo sano, pero el liberalismo, que nació precisamente en un contexto de incertidumbre moral, lo que propone es una defensa institucional que genere las condiciones de paz y estabilidad necesarias para que sea la propia sociedad la que se regenere a partir de su vitalidad interna.

La tentación totalitaria aparece periódicamente en nuestra historia. Hoy, de nuevo, bajo una preocupación por los cuidados de los demás, por la memoria histórica, la igualdad, la comunidad o los valores fuertes, crecen movimientos políticos de aspiración antiliberal. El reto es responder con más libertad, con más estabilidad, con más ley y con más instituciones a la amenaza creciente para generar una sociedad más saludable, más libre y más creativa.

Coordinación: Armando Zerolo
Edición: Pablo Casado Muriel