Teresa Díaz Tártalo | 06 de febrero de 2019
En una sociedad que nos malcría haciéndonos creer que todo lo que deseamos debe ser posible, Javier y Elena son una pareja de más de 40 años que desde hace 4 permanecen en la lista de espera de las adopciones nacionales en su comunidad autónoma. La ventanilla, a la que acudieron a las 9 de la mañana el día que supieron que se abría de nuevo, había estado 7 años cerrada. Siguen esperando. Adopción internacional
En el primer semestre de 2018, España batió récords en el descenso de su nivel de natalidad desde que se viene haciendo seguimiento de él, hace ya 78 años. Y las previsiones apuntan a que se toquen fondos más profundos. Un triste récord, sobre todo si pensamos que, además, Europa viene avisándonos de que por este camino nuestra economía camina hacia el desastre.
Pero parece que nos suena como el aviso de la degradación medioambiental, frente a la que nadie parece verle las orejas al lobo. Pero el lobo de verdad avanza ya hace tiempo hacia nosotros, aunque el individuo particular no ve forma de luchar contra ello, porque realmente tener familia numerosa, como lo de no contaminar, no resulta a veces fácil para el ciudadano de a pie. Nacen pocos niños, las cifras de abortos no dejan de elevarse (más de 90.000 provocados cada año, sin computar entre ellos los farmacológicos, cuyas cifras se desconocen). El invierno demográfico se nos ha venido encima y, paradójicamente, hay quienes quieren ser padres y no encuentran forma.
Adopciones truncadas . Cuando la mochila de las heridas pesa más que la buena voluntad
Las solicitudes de adopción nacionales casi se han duplicado en un año, estando ya cerca de las 3.000 anuales. Pero de todos estos solicitantes solo poco más de 600 han recibido un niño, quedando cerca de 2.500 a la espera. Hay menos niños. Quien esté tentado de alegrarse de que haya menos abandonos de recién nacidos en los hospitales no debe olvidar que tal fenómeno está intrínsecamente unido al hecho de que las madres que no quieren o no pueden ocuparse de sus niños o, sencillamente, quieren interrumpir su gestación se quitan el problema del medio con una sigilosa facilidad.
Con ese panorama en la adopción nacional, es lógico que quienes anhelan ser padres adoptivos intenten la vía internacional que, por su parte, se ha complicado mucho recientemente: la espera media pasa de los 3 años. Las cifras oficiales hablan de 6.904 adoptantes esperando esta vía. Mientras que de 2005 a 2008 España estaba, solo tras Estados Unidos, a la cabeza del ranking de los países con más adopción internacional del mundo (pasando de 5.000 menores cada año), hemos bajado en 2015 a los 800, lo que ha supuesto un descenso del 70% respecto a 2011, año en el que España recibió más de 2.500 niños por adopción internacional.
Países como China o Rusia han hecho un drástico giro en sus políticas, no tanto por una real preocupación por su infancia desprotegida sino, en gran parte, por una cuestión de imagen exterior y política que les ha animado a tratar de lavar en casa los trapos sucios, intentando que los niños queden en familias de acogida en su propio entorno.
La oportunidad de tener el cielo en casa . Los beneficios de la adopción
Para esperanzar a los adoptantes, hay que señalar que con China sigue abierta una de las vías que menos tiempo de espera supone: el pasaje verde. Esta modalidad permite la adopción de niños con problemas médicos. A veces, dichos problemas no pasan de ser un labio leporino fácilmente operable en España. En otros casos, son problemas más serios, pero no hay que olvidar que nuestra sanidad reduce tremendamente las complicaciones que pueden sufrir estos niños en sus países de origen. También están incluidos en este cupo los niños mayores o los grupos de hermanos, así como otras circunstancias que pueden colocar a los pequeños en situación de especial dificultad para encontrar un hogar.
Las familias adoptivas que ansían con sinceridad convertirse en padres pueden recurrir a este trámite, que supone que el expediente de los adoptantes no tiene que esperar en una lista a que el país receptor de la solicitud le asigne un niño en concreto, sino que es el organismo de adopción, la ECAI (Entidad Colaboradora de Adopción Internacional) en España, quien realiza la propuesta de entre los niños que la autoridad central del país de origen le autoriza para que les encuentre familia de adopción.