Elena Cebrián | 04 de mayo de 2018
En los tiempos de las mochilas digitales, las flipped classrooms, las inteligencias múltiples y las metodologías orientadas a que los alumnos aprendan por sí mismos resulta refrescante la lectura de Educar con cabeza y corazón, de José Ignacio Moreno. Un libro que reivindica que la enseñanza es una relación entre personas, que el fin de educar supone “enseñar referencias importantes para vivir”, pero también que “es recomendable fomentar una cultura amplia que libere de las cadenas de la ignorancia”.
Con un libro breve -174 páginas-, la editorial Digital Reasons cumple con su objetivo fundacional de promover la reflexión en materias en las que se definen los valores de la sociedad actual e iluminarla con la ayuda del pensamiento cristiano, y acierta plenamente al apuntar al confuso panorama de la educación en el que tanto nos estamos jugando como sociedad. Acierta también la editorial al confiar en José I. Moreno Iturralde, autor con experiencia y profesor con recorrido largo y enfoque relevante, al ser su disciplina la filosofía: tres aspectos que le permiten llegar al fondo de las preguntas que deben hacerse al plantearse cómo educar hoy.
De modo muy natural, el libro nos lleva por los todos los aspectos implicados en la educación: el contexto en que se desarrolla, la antropología que la sostiene y los métodos que la facilitan.
Del contexto se ocupan los tres primeros capítulos, que hablan del papel del profesor y de su vocación, pero también de la familia como punto de partida de la educación y elemento necesario para un buen desarrollo de la misma. “Mirando hacia fuera de nosotros mismos es como familia, profesores y alumnos colaboramos en la tarea común de enseñar las verdades de la vida /…/ Son las leyes de la realidad las que sientan las bases de la autoridad paterna y docente; del respeto a los hijos y los alumnos”, afirma Moreno Iturralde, tan solo un poco antes de proponer “una educación que expanda las capacidades humanas, vertebradas y modeladas en la familia”.
Educar con cabeza y corazón. Sugerencias para profesores | José Ignacio Moreno Iturralde | Digital Reasons | 2018 | 174 págs. | 12 € | ebook: 6 €
Del fundamento antropológico de la educación se ocupa la mayor parte de los 12 capítulos que componen el trabajo, e incluso está muy presente en los que se ocupan de la familia o de las metodologías. En este apartado resultan de especial valor los capítulos 4 y 5, que colocan en el centro de la educación a dos de los grandes olvidados de la sociedad hoy: la realidad y la verdad. “En los últimos siglos el conocimiento humano ha buscado controlar la verdad de las cosas situándola en fórmulas matemáticas y, desde hace pocas décadas, en procesos informáticos. Esta tendencia ha hecho que se centre la atención de la verdad más en nuestro modo de conocerla que en lo que significa en sí misma”, diagnostica hábilmente el autor. En otro momento, Moreno Iturralde señala los riesgos sociales del relativismo imperante: “Si la verdad como admiración y guía de conducta no nos guía, lo que queda es un terreno abonado para la conveniencia y la fuerza”, sin olvidarse de los personales: “No respetar la verdad de la realidad, porque pueda suponer aceptar una serie de limitaciones en nuestra conducta, nos deshumaniza”.
Al revisar los métodos, Moreno es minucioso incluyendo la mayor parte de las corrientes en boga -el capital intelectual, las inteligencias múltiples o el aprendizaje con métodos- para concluir que la educación debe ser de carácter personal, orientada a la verdad: “La denostada clase magistral merece serlo cuando realmente no es magistral. Educación significa, efectivamente, guiar y sacar lo mejor de lo que los alumnos llevan dentro de sí mismos /…/ Pero antes de esto, educar significa también ir por delante, allanar el camino, explicar con sencillez al alumno lo que al maestro le ha llevado años de reflexión”. Y sobre las diversas modalidades de las nuevas tecnologías en las aulas, apunta “aunque sofisticados programas informáticos ofrecieran mucha más información de la que pueda dar un profesor, la enseñanza se da entre personas. Pienso que el conocimiento hecho vida en un buen profesor es personalmente más valioso que el de un proceso informático”.
Dos son las fuentes en las que el autor sustenta sus planteamientos sobre la educación: su propia experiencia docente y autores de especial valor. Su dilatada experiencia docente es la que le proporciona los casos o las anécdotas con los que Moreno Iturralde evidencia las afirmaciones y razonamientos que ofrece, mientras que los autores le proporcionan las razones para sostener su modelo de educación con cabeza y corazón. El recurso frecuente a los autores -un abanico amplísimo que incluye desde grandes como santo Tomás de Aquino, G.K. Chesterton, C.S. Lewis, Robert Spaemann o Antonio Millán-Puelles, hasta los más populares y actuales, como Robert Fisher o Catherine L’Ecuyer– es uno de los elementos de más valor del libro, ya que proporciona un mapa con el que continuar profundizando sobre la educación y su sentido. Un sentido que, a pesar de lo que el subtítulo del libro promete –Sugerencias para profesores-, transciende a los propios docentes y también resulta de interés para familias en busca de criterios para elegir un colegio o de pistas para ayudar a sus hijos a ser aquello que están llamados a ser.