Blanca Ballester | 15 de julio de 2017
Hasta la fecha, William Howard Russell era considerado como el primer corresponsal de guerra, pues cubrió la de Crimea entre los años 1894 y 1895. Sin embargo, 20 años antes, Charles Lewis Gruneisen ya había cubierto para el periódico inglés Morning Post la Expedición Real comandada por el pretendiente don Carlos María Isidro durante la primera Guerra Carlista. Por tanto, el documental Gruneisen: el primer corresponsal de guerra nos descubre una figura imprescindible para la historia del periodismo y que había permanecido en la oscuridad.
Blanca Ballester: ¿Cómo descubrió el personaje de Gruneisen?
Alfonso Bullón: Cuando hice mi tesis doctoral sobre la Primera Guerra Carlista (1833-1840), me di cuenta de que los libros de viajes eran una de las grandes fuentes para el estudio de la sociedad de la época y algunos de ellos estaban escritos por periodistas. Los extranjeros, a quienes todo les llama la atención, te cuentan mucho más sobre las cuestiones españolas que los locales. Por ese entonces traté la información como una fuente marginal, debido a que en mi tesis abordé aspectos más bien sociales y militares que, digamos, costumbristas. Pero más adelante descubrí que también escribieron crónicas en los periódicos.
B.B: ¿Qué entendemos por corresponsal de guerra?
– En el siglo XIX, testimoniar en primera línea de combate lo que está sucediendo no era lo normal. Cuando había un conflicto, los periodistas no se movían, nunca iban al frente. La Primera Guerra Carlista tiene de curioso que es la primera vez que tenemos a un verdadero corresponsal de guerra, no a un periodista aislado que a veces está con las tropas.
– Hay muchos periodistas que lo hacen, fundamentalmente en los diarios británicos conservadores, en los periódicos tories que, además, muchos de ellos están en varias zonas. En Inglaterra la legión británica es un tema de interés. Hay soldados que vienen a luchar a favor de Isabel II, pero luego los tories son pro-carlistas. Es gente que lucha por su religión, por sus leyes antiguas, llenos de romanticismo. Muchas de estas crónicas, al ser escritas por periodistas pro-tories, son muy carlistas y el gobierno tiene problemas con ellos. El director del periódico de Gruneisen, The Morning Post –de ideología tory– lo envía a territorio español.
Las observaciones de Gruneisen sobre España son muy acertadas: “Majestad, hay una palabra que, si ganáis la guerra, podréis quitar del diccionario. Mañana: vuestros súbditos siempre dejan para mañana lo que pueden hacer hoy.»
Una vez que se suma a la expedición real, se convierte en una fuente de información muy interesante. Vemos un ejemplo cuando se despide del rey y le dice: “Bueno, majestad, hay una palabra que, si ganáis la guerra, podréis quitar del diccionario.” Le pregunta Don Carlos: “¿Cuál?”. “Mañana: vuestros súbditos dejan siempre para mañana lo que deberían de hacer hoy.” Aquello coincide con un artículo de Mariano José de Larra, de más o menos la misma época, que se titula Vuelva usted mañana (1833). Llama la atención que muchas de las observaciones son muy atinadas. Hace también descripciones muy duras de la guerra. En el documental lo reflejamos a través de una escena en la que se observa una mano clavada en la entrada de un pueblo como advertencia para los traidores. Pertenecía a un farmacéutico que había sido sobornado por los isabelinos para tratar de envenenar a unos oficiales carlistas y que había sido descubierto.
B.B: ¿Podríamos decir que Gruneisen era crítico, pese a decantarse por la causa carlista?
– Claramente está a favor de los carlistas, pero te describe lo que ve, quiere contarlo todo y lo cumple bastante. Cuando en la acción de Villar de los Navarros ve que van a asesinar a unos prisioneros isabelinos, lo impide. Más adelante, Don Carlos lo condecora.
B.B: ¿Por qué ha quedado en el olvido durante tanto tiempo frente a William Russell?
– Aquí hay un tema fundamental: en la Guerra Carlista matan fundamentalmente a españoles y el interés que tiene eso para los ingleses es mínimo. Sin embargo, en Crimea matan a ingleses. Una de las crónicas que hace Russell es la de la Carga de la Brigada Ligera, uno de los episodios más conocidos de la historia militar británica.
En la guerra de Crimea, que narra Russell, matan a ingleses. En la Guerra Carlista matan fundamentalmente a españoles, el interés que eso tiene para los ingleses es mínimo.
Le acompaña un fotógrafo, por lo que hay instantáneas de la guerra. Además, su periodismo es muy crítico con la organización militar británica de los isabelinos. Por todo ello, Russell tiene mucha más fuerza.
B.B: ¿Cómo era la prensa británica de la época en comparación con la española?
– Ocurre algo bastante curioso: los diarios españoles no tienen esa figura del periodista que marcha con las tropas y va siguiendo la campaña. Tienes la información que sale en las noticias oficiales, en la gaceta oficial, pero claramente los británicos tienen una prensa mucho más moderna. Aquí, el gobierno clausuró el periódico progresista El eco del comercio tras dar la noticia de que la reina María Cristina había sido vista dando un paseo en coche de caballos con el oficial Fernando Muñoz, que era su amante secreto.
B.B: Centrándonos más en el documental, ¿cómo han conseguido financiación para el proyecto?
– Hemos contado con dos vías de financiación: la del CEU, a través del Instituto de Estudios Históricos, y la de la Fundación Larramendi. Ignacio Larramendi fue un presidente de MAPFRE e hijo de un diputado carlista durante la II República. Cuando muere, deja su fortuna a una fundación, entre cuyos fines está el de la historia del carlismo. Obtuvimos financiación gracias a la temática carlista del documental.
B.B: ¿Cómo se le ocurrió mezclar esta parte ficcional con los testimonios de corresponsales de guerra actuales (Alfonso Armada, Jesús González Green, Vicente Talón, Rosa María Calaf, Charles Powell)?
– El rodaje ha sido concebido como el de una película documental. Hemos contado con todo el equipo propio de una película de ficción (un director de cine, actores de cine, revisora de guion), lo cual nos ha favorecido enormemente respecto de un documental más clásico, que a lo mejor es mucho más lineal. Aquí ha hecho una gran labor la revisora de guion. Ella me preguntó: “¿Qué quieres contar?”. Le dije que quería contar que en España es donde están los primeros corresponsales de guerra, que Gruneisen es el pionero. Me respondió: “Vale, ya me lo has contado. ¿Y ahora qué? Si eso lo cuentas, ¿por qué el señor que está viendo la película documental se va a quedar a verla?”. Entonces dijo: “Bueno, se podrá coger y colocar al principio ese momento en que parece que lo fusilarán”. Entonces, claro, el montaje es completamente distinto, porque tú ves este documental con la curiosidad de si será fusilado.
– Quienes lo han visto lo han recibido bastante bien y actualmente se está en tratos con una gran distribuidora de documentales y películas. Posiblemente sea emitido en algunas televisiones.
B.B: ¿Ha sido una experiencia muy distinta a la que ha tenido con otros documentales?
– Nosotros ya tenemos experiencia con una serie documental para Telemadrid sobre la Guerra Civil Española, que tuvo bastante repercusión en su momento y que ha tenido millón y medio de visualizaciones desde que la colgamos en Youtube. Sin embargo, ahí tan solo tenías que preocuparte por contar la historia, no tanto por crear una ficción dramática; además, contábamos con la colaboración de grupos de reconstrucción histórica -los de la Guerra Civil abundan, mientras que de la Guerra Carlista hay bien pocos-.
El interés del documental son los primeros corresponsales de guerra, no la Guerra Carlista. En la actualidad poca gente sabe sobre qué trata esta guerra
Lo bueno es que hemos podido contar con actores profesionales. Dentro del tipo de producto que nosotros hacemos, este ha sido un paso más allá, posible gracias a la colaboración de la Fundación Larramendi.
B.B: ¿Cree que la Guerra Carlista interesa al público de hoy en día?
– Pese a ser un tema enormemente importante para el mundo historiográfico, el interés del documental son los primeros corresponsales de guerra, no la Guerra Carlista -que actualmente en España poca gente sabe sobre qué trata y el resto del mundo no está interesado en ella-.
B.B: ¿De qué modo ha cambiado el periodismo de guerra desde Gruneisen hasta nuestros días?
– Hoy en día, la noticia se da prácticamente de inmediato. Estás con un teléfono móvil desde cualquier parte del mundo y vas sacando fotografías, vídeos y escribiendo texto que resume de instantáneamente todo lo que tienes delante de ti. Gruneisen iba redactando con una pluma de ave sus crónicas, que tardaban en llegar porque debían atravesar el territorio enemigo y Francia hasta llegar a Londres. Lo que importa no es tanto dar la noticia, ya que la prensa conoce las novedades en el frente a través de los periódicos de Madrid, sino su perspectiva, al ser el único que está sobre el terreno. En cuanto a fondo, las crónicas de esta época se permiten quizá, en ocasiones, ser más literarias.
B.B: ¿En qué otros proyectos está embarcado?
– Estamos haciendo otra película documental, esta vez sobre la invasión musulmana de España. Sobre cómo los musulmanes entran, derrotan a las tropas del rey Rodrigo, pero luego hay otros núcleos de resistencia: cómo hay visigodos que pactan, cómo hay visigodos que no pactan… Contamos con la colaboración de Santiago Cantera -actual prior del Valle de los Caídos y profesor del CEU–, que acaba de publicar un libro sobre Hispania/España.
[vc_widget_sidebar sidebar_id=»sidebar»]Su vida política sirve para explicar el periodo que llevó a España desde la monarquía de Alfonso XIII hasta la Guerra Civil.