Manuel Bustos | 06 de abril de 2018
Cada vez coge más fuerza la corriente historiográfica que desmonta la manida leyenda negra. Stanley Payne, reconocido y prestigioso hispanista, se suma a esta línea de investigación y su obra En defensa de España desmonta mitos sobre nuestra historia.
Stanley G. Payne (En defensa de España. Desmontando mitos y leyendas negras, Espasa, 2017) ha vuelto a acercarse al conjunto de la historia de España. Su especialidad, como es bien sabido, es el estudio de la Segunda República, la Guerra Civil y el Franquismo, temas sobre los que mantiene puntos de vista originales o que, al menos, no siguen la versión oficial, hoy en boga. De ahí que, junto a Pío Moa y algún que otro caso excepcional más, mantenga una línea de independencia y de equilibrio en el análisis de los hechos poco común, justo cuando todo parece conjugarse para diabolizar a uno de los bandos de 1936 y denigrar sin concesiones el Gobierno de Franco.
A diferencia del otro autor referido, Payne ha sido menos vulnerable a las críticas y al ninguneo, gracias a su condición de historiador extranjero, norteamericano por más señas, a su prestigio y su brillante currículo académico e investigador, a su reconocimiento internacional, sin olvidar por ello el tradicional respeto del que gozan los hispanistas entre la mayoría de nosotros.
En el libro En defensa de España, Payne, como ya hiciera en su día con su otra obra España. Una historia única, emprende un recorrido sintético por la historia de España desde sus orígenes romanos hasta la actualidad. Pero, en esta ocasión, el título y subtítulo del libro desvelan de antemano al lector el nuevo objetivo de su autor: la defensa de nuestro país, desmontando para ello mitos y leyendas negras habituales. Se suma así Payne a una corriente que ha empezado a cobrar hoy fuerza en el ámbito editorial, cuyos protagonistas vienen consagrando sus esfuerzos a limpiar la visión de nuestro pasado, liberándolo de las falsedades que la ideologización y una propaganda interesada, no solo desde el exterior, sino también desde dentro, particularmente desde el ámbito de la izquierda, ha venido vertiendo sobre él, hasta el punto de impedir una interpretación cabal de los hechos y de concitar al mismo tiempo un sentimiento pesimista de nuestra historia.
Tras los estudios publicados hace algunos años por Ricardo García Cárcel, primero el de La leyenda negra. Historia y opinión (Alianza, 1992) y El sueño de la nación indomable. Los mitos de la Guerra de la Independencia (Temas de hoy, 2007), a los que siguieron después La herencia del pasado: las memorias históricas de España (G. Gutemberg, 2011) y, ya más recientemente, El demonio del Sur. La leyenda negra de Felipe II (Cátedra, 2017), el género de la desmitologización no ha cesado, aunque en menor cantidad que las obras consagradas a mantener dichos mitos y leyendas negras. Hoy, sin lugar a dudas, el libro de mayor actualidad en el tema es, con diferencia, el de Elvira Roca Barea Imperiofobia y leyenda negra (Siruela, 2016), ya con 19 ediciones en su haber, a pesar de haber sido publicado no hace mucho. Todo ello prueba que algo se está moviendo, dentro del propio país, para contrarrestar la marea de tópicos históricos que nos viene asolando.
Ya desde la introducción a su obra, Payne comienza desvelando algunos de los mitos que luego intentará clarificar. Sin embargo, el libro, a la vez sugerente y claro en su exposición, no se desarrolla de la misma forma en todos sus capítulos. Como no podía ser menos, los cinco primeros, aquellos que abarcan las Edades Antigua (a partir de Roma, como apuntábamos), Medieval y Moderna, en realidad desde el siglo II a. de C. hasta el siglo XIX inclusive, apenas suponen un tercio del libro, en tanto que la llamada Edad Contemporánea (siglo XX, básicamente) ocupa más de la mitad de sus páginas. Esto resulta importante a la postre, pues no en vano coincide con el período de nuestro tiempo más desatendido tradicionalmente por nuestros desmitificadores, en tanto que las publicaciones «mitificadas» no cesan de aumentar.
Hay, sin embargo, dos razones, a nuestro entender, que justifican el reparto del espacio en el libro de Payne: la proximidad en el tiempo a nuestro siglo, apenas inaugurado hace 18 años; el interés, tal vez editorial, pero igualmente del hipotético lector de la obra y, sobre todo, el hecho de ser el período de nuestra historia mejor conocido y estudiado por el autor. De ahí que la publicación se resienta bastante en la primera parte, aunque algún tema de ella nos fuese apuntado de antemano en la introducción. Se ocupa, sin duda, de algunos mitos/tópicos correspondientes a las 18 primeras centurias de nuestro pasado, como son los suscitados en torno a la conquista árabe (clarificados en buena parte por el libro de Rafael Sánchez Saus Al Andalus y la cruz, Stella Maris, 2016), la importancia de la cultura islámica o la Reconquista. O los pertenecientes a la Edad Moderna, como la conformación de España como nación, el Imperio español, la conquista y colonización de América, la intolerancia y la crueldad inquisitoriales, el retraso cultural, el verdadero alcance del reformismo borbónico o la debilidad del liberalismo español. Pero Stanley Payne lo lleva a cabo de forma muy epidérmica, quizás por haber sido la parte de la leyenda negra hispánica más tratada. Por tanto, le dedicará más atención, según hemos expresado, al período sin duda hoy en día peor atendido en este terreno: el siglo XX, en el que, precisamente, la ofensiva emprendida hace años por la llamada memoria histórica está haciendo más mella. De ahí, unido a la especialidad del autor, que sea, insistamos, el período más ampliamente tratado.
En cualquier caso, las décadas que van desde la crisis de la Restauración, en torno a 1917, hasta los comienzos de la Transición, en 1975, no dejan por ello de ser una síntesis de otros trabajos anteriores publicados por nuestro autor. Así pues, el lector que ya se haya acercado a su obra anterior verá que le suena a conocido. Es más, aunque de extensión bastante mayor que la dedicada a los períodos anteriores, al igual que en sus obras precedentes, la síntesis de los hechos acontecidos, eso sí con afán clarificador, predomina sobre los intentos de desentrañar los mitos que han gravado la pasada centuria y sus orígenes, convirtiendo así este pequeño libro más en un resumen del período contemporáneo que en una defensa de España propiamente dicha o en una obra ensayística a la manera de otras publicadas sobre estos mismos temas.
#TalDíaComoHoy 1977 se firmaron los Pactos de la Moncloa con el objetivo de lograr una estabilización del proceso de transición democrático. pic.twitter.com/19udaxtgiW
— Historia 2.0 (@Historia2punto0) October 25, 2017
Eso sí, de nuevo desfilan ante nuestros ojos los grandes asuntos del siglo XX hispano: la incapacidad de los partidos herederos de la Restauración para articular una España moderna y bien vertebrada, el interregno de la dictadura de Primo de Rivera y su fracaso para enderezar los derroteros seguidos por el país, el fracaso republicano y el fallido golpe de Estado de 1934, la insostenible situación que llevó al enfrentamiento entre españoles, los pasos dados por el Gobierno de Franco en favor del progreso del país, el cambio de las estructuras socioeconómicas y la reconciliación, que harían posible más tarde el advenimiento de la democracia.
En resumidas cuentas, una buena ocasión para, con la lectura de En defensa de España, informarse y tener una visión sucinta pero clarificadora de uno de los períodos más duros y difíciles de nuestra común historia, a través de la pluma de uno de sus mejores especialistas.
Su vida política sirve para explicar el periodo que llevó a España desde la monarquía de Alfonso XIII hasta la Guerra Civil.