Antonio Miguel Jiménez | 31 de mayo de 2018
Intentar acercar los grandes acontecimientos de la humanidad a todos los públicos puede derivar en licencias exageradas. No ocurre así con Harald, el último vikingo, donde el cómic se convierte en un excelente soporte para la investigación histórica.
Últimamente se habla mucho de vikingos. Y es muy posible, si no seguro, que ello sea debido a la serie del mismo nombre, presente en las más importantes plataformas de contenidos multimedia. Pero también se habla de mitología nórdica, gracias, en este caso, a las aventuras del “asgardiano” Thor con los Vengadores de Marvel. Pues bien, recientemente, en un libro del filólogo español Enrique Bernárdez, leía una reflexión, con la que estoy plenamente de acuerdo, en la que este autor afirmaba que la gran importancia de la mitología nórdica ha pasado a convertirse en “pobrísimo remedo de su antigua gloria en cómics y películas basadas en ellos”. Yo me permito añadir un: ¡y gracias a Dios!, pues, aunque de manera distorsionada, este “pobrísimo remedo”, como lo califica Bernárdez, puede provocar que el espectador (o lector, en el caso del cómic) se sienta inclinado a investigar los verdaderos entresijos del apasionante mundo nórdico y su mitología.
Pero, para romper esa dicotomía tan polarizada de “o las antiguas sagas y edas de Sturluson o cómics de Marvel”, ha llegado a librerías una joya que no debe dejarse escapar: Harald, el último vikingo. Desperta Ferro Ediciones ha tenido que ser quien abra camino a esta genial propuesta de historieta, o cómic de carácter histórico, con una excelente documentación en fuentes literarias y arqueológicas, donde la especialización y el tecnicismo académico dan paso a una sencillez con buena base documental: el resultado son las estupendas reconstrucciones de vestimentas, armas y armaduras, edificios, peinados, etc., que ponen cara a los veraces sucesos narrados. Con esta valiente y original apuesta se reivindica el acercar la historia y la arqueología a todo el mundo: socializar la historia. Y, en este caso, podríamos decir que especialmente a los más jóvenes (aunque quien escribe ha disfrutado leyéndolo sin ser precisamente un niño).
¡Ya tengo en casa los cómics de "Harald: El último vikingo"! Pronto estarán a la venta! #VIKINGOS #Vikings #historia #comic #comicbooks pic.twitter.com/p6ChWEniiz
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¿Y qué mejor comienzo de esta serie de historietas que la vida de Harald Sigurdson, más conocido como el último vikingo, y llamado en la saga de sus hazañas Harald Hardrada (“el despiadado”)? Las aventuras de este vikingo noruego del siglo XI, hijo, hermanastro y tío de rey, y rey él mismo, parecen inverosímilmente numerosas para una sola persona. Siendo todavía un adolescente tuvo que guerrear para ayudar a recuperar el trono a su hermanastro, Olaf II de Noruega, san Olaf, a quien vio morir en la batalla de Stiklestad; después, su exilio forzoso y sus aventuras en la Rus de Kiev del príncipe Jaroslav, luchando contra los temibles pechenegos de las estepas; su posterior partida a Miklagard (como los noruegos llamaban a la ciudad de Constantinopla), capital del Imperio bizantino (Grikaland, “tierra de griegos”), y su incorporación a la famosísima guardia varega, la guardia de élite vikinga de los emperadores bizantinos desde tiempos de Basilio II, y su búsqueda de fortuna en el Mediterráneo al tiempo que servía a Zoe Porfirogeneta, emperatriz bizantina; el regreso a Noruega y su ascenso al trono, junto a su sobrino Magnus; la guerra contra los daneses y, finalmente, la invasión de Inglaterra en 1066. Hacen falta mucha pericia y una gran capacidad de síntesis para concentrar todo ello en un cómic de 60 páginas, lo que Alberto Pérez Rubio, editor de Desperta Ferro, realiza a la perfección con sus textos. Y si no fuera por las geniales ilustraciones de Juan de Aragón, más conocido como El Fisgón Histórico, y que son las causantes del más lento avance de páginas por el disfrute que produce mirarlas, el cómic caería en pocos minutos.
Por otra parte, hay que señalar especialmente el breve capítulo final, de gran interés: “La era vikinga”. Aquí Pérez Rubio aporta iluminadoras notas sobre el período histórico en que tiene lugar la historieta: cuáles son las principales fuentes para documentar la vida de Harald, cómo vivían sus contemporáneos (ya fueran nobles, libres o siervos), en qué creían, de qué vivían, etc. Todo en apenas cuatro páginas. Amén de las interesantes y necesarias notas que esporádicamente encontramos al pie de las viñetas.
Más #Inktober: Un vikingo por problemas en un armamento. #inktober2017 #vikingos pic.twitter.com/bZBXy7Uy5t
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Es más que sabido que cuando se intenta popularizar la historia, hacerla atractiva, existe el peligro de que esta acabe como un payaso maquillado bajo la lluvia, es decir, como un esperpento. Para las buenas ventas, se suele sacrificar la veracidad histórica en pro del gusto imperante o de la estética y las ideas que rijan en cada momento. Lo veraz no vende. Pues bien, en Harald, el último vikingo encontramos un híbrido ideal para iniciar a los más jóvenes en la objetividad histórica mediante el divertimento, y, por qué no decirlo, destronar algún que otro tópico de muchos adultos. Este cómic no solo gustará a los jóvenes y a los amantes del mundo nórdico, sino a todo aquel que desee acercarse a una historia original y veraz al tiempo que entretenida y sencilla. Y lo mejor de todo es que, al final, se anuncian los próximos personajes de la colección… Un cartaginés y un español.
Su vida política sirve para explicar el periodo que llevó a España desde la monarquía de Alfonso XIII hasta la Guerra Civil.