José Luis Orella | 22 de diciembre de 2018
El primer sorteo de la que más tarde se llamaría lotería de Navidad tuvo lugar en 1811 y su primer premio fue de 8000 pesetas. Más de dos siglos después, sigue siendo un momento de ilusión para comenzar el año con una nueva oportunidad.
La lotería de Navidad es hija de la denominada Lotería Primitiva, fundada por el Marqués de Esquilache en 1763. Carlos III la trajo del Reino de las Dos Sicilias. La Lotería Moderna, como se denominó a esta nueva modalidad, surgió a iniciativa de Ciriaco González Carvajal, ministro del Consejo y Cámara de Indias, ante la premura de reunir fondos para la guerra. En aquel momento, luchábamos en la Guerra de la Independencia contra el francés y solo Cádiz permanecía sin ocupación. En un momento tan trágico de nuestra historia como aquel, Ciriaco González pensó que el único modo de reunir dinero sin apelar al aumento de los impuestos a una sociedad empobrecida y maltratada era incentivarla a un gasto gratuito como lotería de Navidad, aunque en aquel momento no se llamó así.
El primer sorteo de la que luego pasaría a llamarse lotería de Navidad tuvo lugar el 18 de diciembre de 1811, en la ciudad de Cádiz. El primer premio gordo fue para el número 03.604. El precio del billete era de 40 reales y el premio ascendía a 8.000 pesetas, muy lejos de las cifras actuales. El nombre actual de ‘Sorteo de Navidad’ se instauró el 23 de diciembre de 1892 y, cinco años más tarde, esta denominación ya aparecía impresa en los boletos, eliminando la leyenda de «Prósperos de Premios» que había llevado hasta aquel momento.
El primer sorteo en el que tomaron parte los niños del Colegio de San Ildefonso como extractores fue el 9 de marzo de 1771, siendo director de la lotería Miguel Joaquín de Lorién, del Consejo de Hacienda, y el primer alumno que cantó la lotería fue Diego López. El colegio es una de las instituciones educativas más antiguas de Madrid, con real cédula del emperador Carlos V, dedicado al cuidado y educación de huérfanos.
Durante la Guerra Civil, en 1938 se produjo la única vez en la historia de la lotería navideña en que se celebraron dos sorteos de Navidad a la vez. El del bando nacional se realizó en Burgos y resultó premiado el número 36.758. En el del bando republicano, celebrado en Barcelona, el premio gordo correspondió al 22.655. En 1940, la Casa de la Moneda se hizo cargo de la impresión de los billetes. Desde entonces, se ha celebrado todos los 22 de diciembre, desde su edificio en la calle Guzmán el Bueno, desde 1963, hasta el momento actual, cuando en 2012 se decidió trasladar el sorteo al Teatro Real.
El sorteo de la lotería de Navidad siempre ha marcado la vida de los españoles; el año de nuestras vidas podía ser sombrío, pero la mañana de la ilusión encendía los rostros de millones de españoles que esperaban de aquel premio poder celebrar de la mejor manera posible la venida del Niño Dios. Un sorteo que ha sido protagonista en nuestra literatura y en el cine, desde La gran familia, donde se describía las inquietudes de una familia numerosa de los animados años sesenta, hasta el momento actual, en el que los anuncios publicitarios del mágico día nos visualizan una sociedad moderna pero desahuciada en sus principios más transcendentales.
Sin embargo, la alegría no caduca, la lotería de Navidad llena de esperanzas a la gente y describe una España comunitaria que no ha muerto y se perpetúa a través de participaciones y décimos que el pequeño comercio, asociaciones culturales y sociales derraman hasta el último rincón de nuestra geografía. La lotería de Navidad se ha convertido en el último gesto de amistad, de confraternización antes de Nochebuena. Un momento agraciado que da la opción de comenzar el nuevo año con una ayuda que se transforma en una nueva oportunidad. No obstante, el ganador sigue siendo el Estado que ahora, desde 2013, a través de Hacienda, retiene un 20% de los premios superiores a 2.500 euros.
Su vida política sirve para explicar el periodo que llevó a España desde la monarquía de Alfonso XIII hasta la Guerra Civil.