José María Legorburu | 23 de agosto de 2017
A finales de la década de los años 20 y en la primera mitad de los 30, muy poco después del surgimiento de la radio como medio de comunicación, no como sistema de transmisión, tuvieron lugar las primeras tentativas por definir sus señas de identidad. Por entonces, el poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht publicó su serie de artículos sobre la radio que luego se compilarían en su Teoría de la Radio; el escritor y periodista de Unión Radio Madrid Ramón Gómez de la Serna desarrolló diferentes conceptos teóricos de la radiofonía mediante sus comentarios y greguerías (prestando atención incluso al menospreciado silencio); el italiano Enzo Ferreri redactó el decálogo radiofónico titulado Il manifesto della radio come forza creativa y el psicólogo y filósofo alemán Rudolf Arnheim publicó su obra Radio. The art of sound.
Poco a poco, pero de forma sostenida, la investigación sobre la radio fue desarrollándose en las universidades de Estados Unidos. En 1923, más de 30 centros norteamericanos y alguno europeo ya disponían de emisoras experimentales de radio; siete años después, la Universidad Estatal de Ohio puso en marcha el Institute for Educational Radio y, en 1937, echó a andar en Princeton la Office of Radio Research –más conocida como el Radio Project–, dirigida por Paul F. Lazarsfeld bajo los auspicios de la Fundación Rockefeller (en el año 1939, este centro de investigación se trasladó a la Universidad de Columbia). También en los años 40 surge el denominado Radiobroadcasting Research Project, en este caso, desarrollado por el Littauer Center de la Universidad de Harvard y dirigido por Carl J. Fiedrich, que publicó sus trabajos en ‘Studies in the control of radio’. Asimismo, hay constancia de que en esos años ya existían en Norteamérica no menos de 60 volúmenes científicos sobre la Radiodifusión.
En lo que se refiere a la difusión de la investigación, destaca la celebración en París, en julio de 1937, del I Congreso Internacional de Arte Radiofónico, en el que participaron especialistas de 15 países europeos, incluida España. Entre sus conclusiones estaba la propuesta para la creación de clases preparatorias de radio en los conservatorios y la necesidad de operar con laboratorios de radio.
En España, la primera obra sobre este medio de comunicación fue El arte radiofónico, del asesor estadounidense de la Cadena SER Robert S. Kieve, publicada en 1945 con el prólogo del desconocido, pero decisivo radiofonista, Manuel Aznar Acedo. A partir de la puesta en marcha de las escuelas de Periodismo, primero las oficiales y, más tarde, las de la Iglesia, la presencia de la radio en los planes de estudio llevaba aparejada una reducida, pero también esperanzadora investigación sobre este medio de comunicación. Uno de esos teóricos era Aníbal Arias, promotor de las estaciones escuelas de la Cadena Azul de Radiodifusión (CAR), director de Radio SEU y de la Red de Emisoras del Movimiento, profesor de radio en la Escuela de Periodismo de la Iglesia y prolífico autor sobre la materia.
Ya en las postrimerías de la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, se compiló el Catálogo de Tesinas, que incluía un capítulo titulado ‘Radio y Televisión’. Quizá este fue el mayor esfuerzo en lo que a publicaciones científicas se refiere, porque, en contraste con países como Estados Unidos, Francia e Italia, la producción española sobre radio hasta en esta etapa era muy insuficiente, con apenas un puñado de obras (algunas con un marcado carácter jurídico), entre las que destacan las escritas por Luis Ezcurra, Ángel Faus, Eduardo Gorostiaga y Carlos Soria.
Una vez en marcha las facultades de Ciencias de la Información y de la Comunicación, a partir de 1971, las tareas investigadoras despegaron y se intensificaron significativamente con nuevas y valiosas aportaciones, como las de los profesores Mariano Cebrían (Universidad Complutense de Madrid), Alberto Díaz-Mancisidor (Universidad del País Vasco) y Emili Prado (Universidad Autónoma de Barcelona); y tuvo lugar un importante hito, la celebración en Barcelona en enero de 1975 de las primeras jornadas científicas sobre la radio, organizadas en Barcelona por la UAB (Universidad Autónoma de Barcelona), en las que, entre otros ponentes, intervinieron Marshall McLuhan (sin duda, un destacado estudioso del medio radiofónico) y Ángel Benito.