José María Legorburu | 04 de agosto de 2017
Su voz siempre estará ligada a ascensiones míticas, maillots y tubulares, pero la trayectoria periodística de Javier Ares va mucho más allá del ciclismo. Tras quince años, el vallisoletano deja ‘Radioestadio’.
No es del todo justo decir que Javier Ares es solamente “la voz del ciclismo en la radio española”. Es mucho más que eso. Su larga carrera profesional, iniciada en 1971, experimenta ahora un giro por su salida de ‘Radioestadio’ de Onda Cero, después de liderarlo durante quince años. Llevaba poco más de una década en Radio Valladolid (Cadena SER), dedicado a la información deportiva, cuando José María García lo llamó para hacerse cargo de esta tarea en la emisora de Antena 3 Radio en la ciudad del Pisuerga. Su labor no se quedaría solamente en las noticias locales del Deporte, sino que enseguida tuvo oportunidades en la programación nacional. Inmediatamente destacó por sus narraciones de la Vuelta Ciclista a España.
La Vuelta languidecía, cuando García decidió echar un órdago. Convenció a Manuel Martín Ferrand, que hasta entonces había sido quien lo convencía siempre a él, y propuso una cobertura impresionante de la ronda española. Para ello, reunió varios modernos Citroën BX, motos, e incluso, en las siguientes ediciones, un tráiler-escenario móvil y un helicóptero; todos bien rotulados con los colores y el logotipo de Antena 3. Pero, sobre todo, formó un formidable equipo de periodistas y técnicos, también convenientemente uniformados: Iñaki Sagastume, Pepe Gutiérrez y, en la narración, Javier Ares. El relato sobre la marcha del vallisoletano, enmarcado en una nueva forma de contar la Vuelta en directo, cuajada de conexiones con periodistas y directores deportivos y con boletines por la mañana y un programa final de etapa impregnando toda la programación hizo el resto.
El éxito fue de tal calado que, en las ediciones sucesivas, la competencia reprodujo el modelo creado por Antena 3 Radio. La Cadena SER desplazó a José Ramón de la Morena y a Manolo Lama, más tarde fichó como comentarista a Perico Delgado y, a falta de helicóptero, echó mano de una avioneta; Radio Nacional de España puso al frente de las retransmisiones al mítico Juan Manuel Gozalo; la Cadena Rato envió a Pedro Pablo Parrado, con el lema “no tenemos helicóptero, pero tenemos a Parrado”; y, en la Cadena COPE, fue Agustín Castellote el encargado de contar la Vuelta hasta que García recaló en la emisora, donde mantuvo el nivel de excelencia, pero ayudado en la narración por Ángel González Ucelay, sin duda, otro gran relator del ciclismo. El auge radiofónico de la ronda española se trasladó al Tour de Francia y al Giro de Italia, que también encontraron su hueco en las parrillas.
Pero, como decíamos, Javier Ares no acompañó a García en su salida de Antena 3 Radio, en 1992. De hecho, lo sustituyó al frente del programa de la medianoche y en la dirección de los Deportes de la nueva cadena del Grupo PRISA, donde siguió narrando la Vuelta. Más tarde, desaparecida esta emisora, llegó en la Cadena SER donde, de nuevo, se encargó, entre otras tareas, del ciclismo, a la vez que colaboraba con el diario AS. Fue justamente el Grupo PRISA el que le encomendó, en 1998, la puesta en marcha del canal Real Madrid TV, sin dejar las dos ruedas. Un año después, y durante tres temporadas, dirigió los Deportes de Antena 3 TV, una vez más, sin descuidar la cobertura de la Vuelta, en este caso, en los micrófonos de Onda Cero. Finalmente, en 2002, se incorporó a Onda Cero para dirigir y presentar ‘Radioestadio’, junto al siempre excelente Javier Ruiz Taboada, una etapa que ha durado tres lustros y que, de nuevo, ha simultaneado con la narración del ciclismo. Y todavía le queda carretera por delante, quién sabe…
Por tanto, camino de sus bodas de oro como periodista deportivo, habiendo narrado partidos de fútbol, baloncesto e incluso rugby; tras asistir a tres mundiales y a otros tantos juegos olímpicos y transitar no solo por la radio, sino también por la prensa y la televisión, como señalábamos, no resulta del todo justo calificarlo únicamente de “la voz del ciclismo”, aunque tampoco es fácil que pueda desprenderse de este cariñoso apelativo después de cubrir más de treinta ediciones de la Vuelta y del Tour y un buen número de las del Giro. En la memoria colectiva de los españoles, en nuestro imaginario, ha quedado instalada su voz, omnipresente en la sobremesa, describiendo apasionada y cadenciosamente el interminable pedaleo de “los esforzados de la ruta”.