Fernando Jáuregui | 15 de enero de 2019
Lograr que ciento cinco periodistas «literarios» y otros cincuenta fotógrafos unan sus trabajos para integrarlos en un volumen sobre lo que han sido las últimas décadas de la vida política, económica y social española no es, desde luego, una tarea fácil. Sin embargo, ahí está ese volumen, Los periodistas estábamos allí para contarlo, editado por Teófilo Edicións, que comprende trabajos escritos específicamente para esta obra y una impresionante colección de fotografías agrupadas en las páginas centrales del libro, nacido al amparo del 40º aniversario de la Constitución.
Los periodistas más destacados de los últimos cuarenta años –son todos los que están, aunque quizá no estén todos los que son- han querido participar en este libro, verdaderamente irrepetible, que no pretende ser Historia, sino, simplemente, contar historias. Que, sin duda, tendrán que ser tenidas muy en cuenta por los historiadores que quieran, desde una perspectiva nueva, acercarse a lo que se dio en llamar la Transición.
Los profesionales más notables del periodismo literario, como Juan Luis Cebrián, Luis María Anson, Pedro J. Ramírez, Fernando Ónega, Victoria Prego, Iñaki Gabilondo, Justino Sinova, Miguel Ángel Aguilar, Julia Navarro, Nativel Preciado, Miguel Ángel Gozalo y un largo etcétera de «notables», escriben sobre sus recuerdos, sus experiencias, sus análisis acerca de lo que ocurrió en los años de la gran transformación democrática de España. Es un panorama enriquecedor, porque muchas de las aportaciones de estos colegas consisten en pasajes inéditos –y, por cierto, muy divertidos en ocasiones- que ellos vivieron.
Al tiempo, el libro incluye la mencionada colección de fotografías, de los, sin duda, mejores profesionales de estas cuatro décadas, incluyendo a César Lucas, Marisa Flórez, Bernardo Pérez, Jordi Socias, Raúl Cancio, Manuel Hernández de León, Ricardo Martín, Cristina García Rodero, Ouka Lele, Alberto García-Alix -perdón por la selección, forzosamente subjetiva y limitada y, por tanto, perdón también por las exclusiones-. El conjunto de imágenes constituye un relato certeramente titulado «La España que cambió», porque de eso se trata: de mostrar la enorme transformación social del país en el último medio siglo.
Con Los periodistas estábamos allí para contarlo, estamos, sin duda, ante un libro de singular interés y originalidad. Irrepetible, como antes decía, porque jamás volverán a darse ni la oportunidad conmemorativa –los cuarenta años de la Constitución—ni, acaso, la posibilidad de congregar a los periodistas y fotoperiodistas más destacados de una época, es decir, los informadores nacidos entre 1938 y 1958. La memoria de una época que ha terminado, pero que de ninguna manera debe, aunque algunos lo quisieran por motivos que considero más bien egoístas, quedar en el olvido. Los periodistas estaban allí para contarlo y para lograr precisamente eso: que su testimonio permanezca para ilustrar a las generaciones que vienen, que ya están aquí.