Bieito Rubido | 07 de diciembre de 2020
Hay que aferrase a la Constitución para defendernos de aquellos que quieren destrozar nuestra convivencia en paz en la patria común que es España.
La democracia no solo es votar. Expresar tu voluntad a través de las urnas es necesario en democracia, pero no es suficiente. La democracia es mucho más. Es no matar a tu rival político como hacían los padres de Bildu. Es no romper la integridad física de tu nación como pretenden los independentistas catalanes. Es respetar la Constitución en todos su artículos y no solo en aquellos que te convienen como torticeramente pretende Pablo Iglesias. Es saber vivir en un Estado de derecho y someterse al imperio de la ley. Es tener la dignidad de apartarse cuando no tienes el apoyo suficiente. Es admitir la opinión de personas que fueron militares, pero ya no lo son y tienen el mismo derecho que cualquier otro ciudadano a expresarse. Es defender la libertad y favorecer su expansión entre los ciudadanos de toda estirpe. Es poder utilizar el idioma de tu país. Es considerar a las personas con minusvalías. Es dar igualdad de oportunidades. Es respetar la presunción de inocencia. Es defender la propiedad privada. Es no confundir igualdad con equidad. Es que todos los españoles seamos iguales ante la ley y no se privilegie a unos sobre otros. Es no abusar del poder. Es ser tolerante con las ideas del otro, siempre que el otro respete las tuyas. Es, en definitiva, un comportamiento ético y moral que va mucho más allá de votar un día cada cierto tiempo.
Ayer volvimos celebrar el día de la Constitución. Hace nada menos que 42 años que la aprobamos y gracias a ella vivimos una de las mejores etapas de la historia de este país. Una historia de éxito en tantas y tantas materias. Ahora bien, los adanes infantiles que ahora nos gobiernan se creen que todo esto fue gratis y que se puede jugar con una nación como quien juega al Monopoly. Traspasan líneas rojas que tal vez después no permitan dar marcha atrás. Por eso, más que nunca, hay que aferrase a la Constitución para defendernos de aquellos que quieren destrozar nuestra convivencia en paz en la patria común que es España.
En nuestro país hay un efecto multiplicador inquietante que se deriva de mezclar telebasura y populismo.
A partir de 2023, tal vez ya no nos gobiernen estos adanes a los que el azar de la historia ha permitido jugar con nuestra libertad.