Bieito Rubido | 10 de marzo de 2021
María Jesús Montero es todo un ejemplo de lo que no se debe hacer en política. Le falta prudencia, conocimiento y consciencia de sus limitaciones.
Si los medios de comunicación son el reflejo de la sociedad en que se desarrollan, la portavoz del Gobierno es, para la ciudadanía, el más nítido reflejo del Ejecutivo al que representa. María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno socialcomunista, es todo un ejemplo de lo que no se debe hacer en política. Le falta prudencia, conocimiento y consciencia de sus limitaciones. Su colección de disparates puede terminar siendo toda una antología. El último fue decir que el agua y la sal no podían mezclarse. No sé cómo lleva la Tierra tantos millones de años con océanos de agua salada… pero bueno, como este Gobierno lo está reinventando todo, hasta podrá elevar al Congreso una iniciativa para que, a partir de ahora, los mares de España no tengan sal. El «solo sé que no sé nada» de Sócrates no se aplica a este grupo de ministros, cuya soberbia les impide ser conscientes de su ignorancia, que hubiese sido, como decía el filósofo, el primer paso para hallar, si no la sabiduría, al menos el conocimiento. Por ejemplo, María Jesús, para que no vuelvas a hacer el ridículo ante toda España y te bajes un poco de ese pedestal de arrogancia que tan poco te ayuda, toma nota: el 71 por ciento de la superficie terrestre está cubierta por un elemento esencial, el agua. La inmensa mayoría de ese porcentaje es agua con sal. No vuelvas a decir lo que dijiste, porque los españoles quedamos fatal ante el mundo cuando en el concierto internacional se escuchan tus simplezas.
Si María Jesús Montero, médico de profesión, anda escasa en conocimientos de ciencias naturales, no sé lo que sabrá de hacienda pública, que es su verdadero cometido. En todo caso, si esta señora es la portavoz del Gobierno podría hacer el esfuerzo de no enfadarse, de no regañar a los españoles, y de prepararse un poco mejor las intervenciones. Desde siempre se sabe que lo se ignora puede ser aprendido. A ver, María Jesús, es fácil: nuestros mares y océanos se componen básicamente de una disolución de agua y sal. Es, por lo tanto, uno de los más vetustos mestizajes de este planeta.
El futuro es mujer, pero también hombre. Solo en esa complementariedad que la mano de Dios nos otorgó podremos avanzar en la dirección adecuada.
La oferta televisiva de este país está orientada, salvo alguna excepción, a mayor gloria de la izquierda y la extrema izquierda y a sus valores y principios políticos.