Bieito Rubido | 11 de enero de 2021
La naturaleza, todavía hoy, es más fuerte y sabia que el ser humano. Nos ha vuelto a demostrar lo vulnerables que somos.
Ralph Waldo Emerson mantenía que «la vida es una serie de sorpresas». De hecho, se suele decir que si no te sorprendes es que no hay vida. Filomena, esa tempestad que el frío convirtió en nieve en gran parte de España, terminó sorprendiéndonos por su intensidad. Ni los más viejos del lugar recordaban algo igual. Tal vez hace 100 años pudo haberse padecido algo semejante; no está documentado. Lo que me hace pensar es que las autoridades, de uno y otro signo, de un país moderno como el nuestro, digan que no esperaban algo así. Los ciudadanos de a pie pagamos nuestros impuestos para que los gobernantes los administren bien, y esa buena acción de gobierno implica el saber hacer uso de todos los instrumentos de los que dispone. Se sorprendería el lector del buen número de organismos de todo tipo que cobija el paraguas del Estado. Hasta contamos con un sistema de alertas sanitarias que puede advertirnos de pandemias como la covid con antelación. ¿No se lo creen? Pues es cierto, al frente se encuentra Fernando Simón.
Otra cosa bien distinta es el uso que de esos organismos hacen los gobernantes de turno. En España, la agencia dedicada al estudio de la meteorología (AEMET) tiene un crédito y un prestigio bien merecidos. Había advertido con tiempo que Filomena no era una borrasca más. Desde un principio se anunció que la nevada sería muy copiosa y se habló de alturas de hasta 40 centímetros. Tenían y teníamos buena información. Aun así, nos sorprendió con menos precauciones de las que serían necesarias.
Creo que, en este caso, no hay nada que reprochar a nuestros gobernantes. La naturaleza, todavía hoy, es más fuerte y sabia que el ser humano. Nos ha vuelto a demostrar lo vulnerables que somos y que, de alguna manera, debemos estar preparados para las sorpresas de la vida… y las del tiempo.
De cuantos problemas padece nuestro país, nuestra nación, el conflicto catalán sigue siendo el más grave, aunque por el momento aparezca anestesiado.
Que nadie se equivoque, lo mejor que tiene España es su paisanaje, mientras que las élites son deplorables. Padecemos la peor clase política en muchos años.