Vender Génova: un inmenso error
Bieito Rubido | 17 de febrero de 2021
Desprenderse de Génova es como renunciar a ese acervo histórico que el centroderecha depositó en manos de Casado. Es aceptar la doble vara de medir y la hemiplejia moral que tanto lastra a la sociedad española.
Equivocarse es humano y Pablo Casado se ha equivocado con la decisión de vender Génova. No todos los caminos llevan a la Moncloa. El del error innecesario, el gesto de abjurar de los tuyos, no suele ponerte en el camino del triunfo. Ignoro quién aconsejó a Casado para que ponga a la venta la sede del PP en la madrileña calle Génova. No creo que se le haya ocurrido a él. Es lo mismo: él y su asesor han cometido una enorme equivocación. El PSOE tuvo casos de corrupción mucho más relevantes y voluminosos, incluido el terrorismo de Estado, y no se deshizo de su sede en Ferraz. Desprenderse de la casa que acogió a su partido en los últimos cuarenta años es un símbolo, un mensaje, un desprecio a lo que el Partido Popular fue. Es el eterno adanismo de los más jóvenes y una demostración de falta de serenidad por parte del número uno de los populares.
El Partido Popular debe sentirse orgulloso de su historia. Ha dado a España dos magníficos presidentes, Aznar y Rajoy. Cada uno a su estilo llevó a España por caminos mejores que los que había transitado en presidencias anteriores. Nuestro país mejoró con ellos. Muchas ciudades y comunidades autónomas han sido gobernadas por dirigentes del PP con notable éxito. Es uno de los partidos con más afiliados de Europa. Ha dado un vasto caudal de talento y servicio público a la sociedad y sus casos de corrupción no son más graves que los del PSOE o los de algunos partidos nacionalistas. Desprenderse de Génova es como renunciar a ese acervo histórico que el centroderecha depositó en manos de Casado.
Lo peor en este caso ya no es el desatino de vender la sede, lo malo es lo que se esconde detrás de todo ello. Es como hacer buena a gente con tan pocos escrúpulos como Iglesias y Sánchez. Es aceptar la doble vara de medir y la hemiplejia moral que tanto lastra a la sociedad española. No sé qué dosis de ingenuidad o de maldad se esconde en semejante decisión. Tal vez dentro de un tiempo tenga que darle la razón a Casado, pero en el momento presente lo veo un tanto precipitado.
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