Violeta Fajardo | 03 de noviembre de 2020
La pandemia ha fomentado el hábito de comer de táper. Esta opción tiene la ventaja de ser la más económica y puede ser también la más saludable si se cumplen unas condiciones de seguridad para reducir los riesgos alimentarios.
Diversas son las circunstancias por las que muchos de nosotros comemos a diario fuera de casa. La falta de tiempo al mediodía, querer comer como en casa o situaciones como la pandemia actual, que ha provocado el cierre temporal de comedores comunes de los centros de trabajo o estudios, para evitar aglomeraciones, o el de gran parte de los servicios de restauración cercanos a estos, son algunos de los motivos por los que cada vez más se elige comer de táper o fiambrera.
La opción del táper preparado en casa tiene la ventaja de ser la más económica y puede ser también la más saludable, en especial, si se planifican los menús y se realizan elaboraciones caseras. Sin embargo, no hay que olvidar que cumplir una serie de condiciones de seguridad alimentaria es esencial para reducir los riesgos alimentarios.
Es primordial que te laves las manos con jabón y agua caliente, al menos durante 20 segundos, antes y después de preparar tu comida, y sigas unas correctas prácticas de manipulación de los alimentos (no toser o estornudar sobre ellos, recogerse el cabello y retirar anillos, pulseras y/o relojes mientras cocinas, separar alimentos crudos y cocinados, etc.) para evitar su contaminación. A la hora de preparar vegetales y frutas que vayas a tomar crudos, lávalos adecuadamente. Puedes emplear desinfectantes de uso alimentario (consulta las instrucciones de aplicación) con un posterior aclarado abundante con agua potable o aprovechar aquellos que se venden listos para consumir.
Evita la contaminación cruzada que se produce cuando un microorganismo propio de un alimento pasa a otro por contacto con un utensilio y/o superficie de cocina utilizado previamente sin haber sido limpiado correctamente.
Comprueba que los alimentos se cocinan por encima de los 70°C el tiempo suficiente para asegurar la eliminación de posibles microorganismos patógenos causantes de enfermedades alimentarias. Evita que el centro de las piezas más gruesas de carne permanezca rosado, los huevos no queden cuajados y el pescado no adquiera una textura firme. Son signos de que no se ha producido un cocinado completo.
Una vez cocinadas, divide las comidas en raciones de consumo, ya que se enfriarán más rápido. Introduce tus elaboraciones en envases adecuados y no las dejes a temperatura ambiente más de dos horas antes de refrigerarlas. Conserva los alimentos cocinados en el frigorífico en recipientes cerrados (<4 °C durante más de 24 horas o <8 °C durante menos de 24 horas) y las raciones sobrantes, en el congelador (-18 °C).
Selecciona envases herméticos específicos para alimentos (símbolo de una copa y un tenedor en la base del envase o indicación «para contacto con alimentos») y aptos para microondas y/o lavavajillas, que aseguran que no existirá migración de sustancias tóxicas a los alimentos al aplicar calor.
Respecto a los materiales, el cristal es una buena opción, ya que puede usarse en todos los electrodomésticos y a elevadas temperaturas. Es más fácil de limpiar, no retiene el olor o el sabor de los alimentos, no se deforma con el paso del tiempo y es totalmente reciclable. Sin embargo, su precio es superior, complica el transporte debido a su mayor peso y, a pesar de que es un material que conserva mejor el calor, suele demorar más el calentamiento de los alimentos.
Si elegimos un táper de plástico, el polipropileno suele ser el material más utilizado, aunque recomiendo utilizar recipientes elaborados con plástico duro (copoliéster o tritán, identificado con un número 7 en el interior de un triángulo), ya que es ligero y versátil como el plástico, con la apariencia y resistencia del cristal.
Es vital que también realices un mantenimiento correcto de los envases y los renueves periódicamente. Si el táper presenta grietas considerables o no cierra correctamente, lo mejor es desecharlo. También son indicativos para considerar la jubilación del envase una pérdida de la dureza y consistencia o cambios de color/olor en el mismo.
Es recomendable utilizar bolsas isotérmicas, que debes limpiar también regularmente, para transportar los alimentos, evitando cambios bruscos de temperaturas. Tras el transporte, refrigera convenientemente los envases hasta su consumo.
Evita los alimentos de riesgo, como preparaciones que lleven huevo crudo o lácteos. Si no es posible, introduce placas enfriadoras en las bolsas isotérmicas.
Atendiendo a la seguridad alimentaria, es más seguro emplear recetas de platos calientes, que debes recalentar a más de 70 ºC y el tiempo suficiente, evitando consumirlas en frío. Si eres usuario habitual de táper, sabes que las elaboraciones con salsas se calientan más fácilmente que los alimentos a la plancha. Si empleas microondas, cubre y remueve los alimentos para asegurar un calentamiento homogéneo.
Después de comer, elimina los restos de alimentos y limpia, o al menos aclara con agua, tus táper y cubiertos lo antes posible, para evitar que puedan proliferar microorganismos patógenos en ellos. Además, es importante que no reutilices ni congeles las posibles sobras de las preparaciones caseras consumidas fuera de tu hogar.
La pandemia del coronavirus puede ser una oportunidad para adquirir buenos hábitos alimentarios, cuidar la dieta y mejorar nuestro estado nutricional y, por tanto, nuestra salud.
Reirse es un buen escape psicológico ante las preocupaciones y agobios de la vida.