Jaime Vilarroig | 10 de agosto de 2019
Estos experimentos deben moverse en un marco ético mínimo que salvaguarde la dignidad de la persona y la precaución ante los posibles riesgos.
El Gobierno de Japón ha concedido permiso a Hiromitsu Nakauchi para llevar a término quimeras de animales y humanos. Las quimeras, como la bestia mitológica, son híbridos entre animales de distintas especies o entre humanos y animales.
En realidad, hace años que se están llevando a cabo experimentos puntuales con quimeras de este tipo, pero en Japón no se les dejaba desarrollarse más allá del día 14 (día en el que ficticiamente se distingue el pre-embrión del embrión).
En Estados Unidos parecen más cautos, puesto que está vigente una moratoria desde 2015 que prohíbe este tipo de híbridos. En China, sin embargo, son más laxos, puesto que allí se desplazan algunos investigadores para realizar lo que no se permite en España
¿Qué objetivo tienen en mente los investigadores? En último término, crear animales con órganos humanos como almacén para futuros trasplantes.
Los problemas bioéticos
El bioeticista recientemente fallecido Elio Sgreccia enseñaba a enfocar los problemas bioéticos desde un triángulo cuyos vértices eran: los datos biomédicos, los aspectos éticos a tener en cuenta y el cuadro antropológico de referencia desde el cual dar respuesta al problema.
¿Cuáles son los datos biomédicos a tener en cuenta? De momento lo que se ha logrado es lo siguiente: a un embrión de rata sin páncreas se le introdujo un conjunto de iPS (célula madre pluripotente inducida) de ratón, y esto generó un páncreas nuevo y funcional, que fue trasplantado con éxito a otro ratón, esta vez diabético.
Los intentos de hacer lo mismo con especies alejadas filogenéticamente una de otra (p.e., oveja-humano), no han dado resultado satisfactorio de momento. Parece que el intento será ir experimentando con células humanas incorporadas en organismos animales para estudiar su viabilidad hasta que sea posible que los animales se desarrollen completamente con órganos humanos funcionales.
Técnicamente hay que tener en cuenta también que algunas partes del cuerpo se han implantado con éxito en cuerpos animales. En la mente de muchos está presente el ratón con una oreja humana implantada. Y parece que el trasplante de piel de cerdo al ser humano es algo a la vuelta de la esquina.
¿Cuáles son los aspectos éticos relevantes? Vaya por delante que no es lo mismo implantar órganos entre especies que “crear” animales que nazcan ya hibridados. De todas las posibles, quedémonos con dos cuestiones bioéticas: ¿el proceso de hibridación comporta la destrucción de embriones humanos? Y por otro lado, ¿es legítimo crear seres a caballo entre lo animal y lo humano, con resultado incierto?
¿Cuál es el marco antropológico en el que debería moverse la investigación? Un marco ético mínimo debería salvaguardar la dignidad de la persona y la precaución ante los posibles riesgos.
Teniendo en cuenta la dignidad de toda persona, ¿los experimentos que se están realizando conllevan la destrucción de seres humanos? No. Las iPS (células pluripotentes inducidas) no son seres humanos en estado embrionario y proceden de células humanas adultas diferenciadas. Por este lado no hay problema.
Sin embargo, pocos cuestionan el uso de animales en estos experimentos, seguramente porque su uso no es tan distinto al uso que hacemos de ellos en la alimentación. Y cuando está en juego la dignidad de las personas el respeto a los animales pasa a un segundo plano.
Teniendo en cuenta el principio de precaución, ¿estamos seguros de que no saldrá un animal con superinteligencia o un humano animalizado? Aunque el objetivo es claro (animales con algún órgano humano), este es el punto más oscuro de todos. No parece que hubiera demasiado problema con un animal con páncreas humano. Pero sí lo habría si lo humano del animal es el cerebro o los órganos sexuales.
Los científicos nos aseguran que cuidarán de que eso no pase, y que si las células cerebrales de las quimeras exceden el 30% de células humanas suspenderán el experimento. Pero si nos dicen eso, parecen dar a entender que no saben muy bien lo que va a salir. Es como si dijéramos: “Ayuntaremos una vaca con un varón, y si lo que la vaca pare gime como un neonato le pegaremos un tiro para que no siga adelante”.
Son tantas las incógnitas que parece más sensata la moratoria. Pero claro: la quimera de humano con animal no es ni la mitad de la mitad de espectacular (y aquí la fama es dinero, además de prestigio) que una quimera más modesta.