Javier Pérez Castells | 26 de marzo de 2020
Las próximas semanas serán terribles en España, pero la pandemia de coronavirus podría ser algo más corta de lo que dicen los científicos más pesimistas.
Para empezar, vamos a hacer unos números, para que se entienda que la situación que vivimos en España está lejos de lo que dicen las cifras oficiales. El domingo 22 de marzo fallecieron de coronavirus unas 380 personas en España. Esto significa que enfermaron de media hace unos 10 o 12 días. Si miramos cuántos fueron los casos nuevos hace 10 o 12 días, estamos hablando de unos 850 casos. Es imposible que de esas 850 nuevas personas enfermas haya fallecido más de la tercera parte. Considerando los índices de mortalidad de países como Corea y fijando la mortalidad en un 2% que es, sin duda, más alta de la que es real, esto supone que los casos reales hace 10 días tenían que ser alrededor de 19.000.
Esto nos lleva a pensar que, siguiendo la progresión, actualmente en España tendremos cerca de 150.000 casos. De lo cual deducimos dos conclusiones: las próximas dos o tres semanas van a ser terribles y es imposible que no se colapse el sistema sanitario, en especial para los pacientes graves o críticos; y, por otro lado, es posible que, sin embargo, la crisis sea algo más corta de lo que dicen los más pesimistas. Para apoyar más esta idea, se pueden mirar las estadísticas del Centro de Coordinación de Alertas del 21 de marzo. En Madrid, 9.702 casos confirmados, de los cuales hospitalizados 8.440, en UCI 834. Las cifras habituales de hospitalización son del 15% y los críticos que precisan UCI, alrededor del 3%. En Madrid ese día los casos reales estaban, pues, por encima de 40.000.
Todos los artículos relacionados con la crisis del coronavirus
El segundo aspecto que quería tratar es el de los casos particulares de algunos países. Reino Unido, que intentó hacer una estrategia diferente buscando una inmunización de parte de su población, dio rápidamente marcha atrás, al estudiar más detenidamente las cifras a las que se enfrentaba. Haciendo nada, 500.000 muertes; con unas medidas parciales, 250.000. Con las mismas medidas draconianas de los demás, esperan quedar por debajo de 20.000 fallecidos. Parece que la estrategia en este momento es única: confinamiento. Me tiene un poco preocupado el caso de Corea, que iba camino de terminar con la infección pero lleva muchos días con una cifra incesante de unos 90-110 casos nuevos al día y un goteo de tres o cuatro fallecidos.
El caso de Alemania conecta con la tercera cuestión que quería tratar hoy. La OMS lo ha dicho muy claro: «Hagan test, test, test». España, una vez más, no se ha preparado para esto. No sabemos bien a qué han dedicado el tiempo durante enero y febrero. Tan solo Galicia parece que sí lo vio y compró los test y ha podido hacer pruebas masivas. Muy interesante cómo está desarrollando las cosas esa comunidad autónoma. Solamente esta semana parece que llegarán finalmente los test rápidos y masivos y empezaremos a tener algo de luz sobre a qué nos enfrentamos. Alemania sí ha hecho test masivos y sus cifras de fallecidos son muy bajas, porque tienen una fotografía real de lo que está pasando. Además, se ha infectado una parte importante de población joven y por eso no tienen tantos casos graves, pero eso podría haber pasado aquí también.
La última cuestión y muy importante: alguien debería estar pensando ya en estrategias de salida. Casi ningún país la tiene. Pasan solamente por tres asuntos: primero, la vacunación, que tiene un plazo fijo y que no puede llegar antes de 12 meses. No es una estrategia, pues, sino simplemente una obviedad.
Segundo, lograr controlar los casos de personas que se han inmunizado. Para eso necesitamos mejorar la investigación sobre la serología y la inmunidad que adquieren los pacientes recuperados. No hay análisis serológicos disponibles aún. Pero la experiencia con el SARS habla de que la inmunoglobulina que muestra la infección puede durar varios meses, y la de recuerdo, años. Cuando se encuentren estas inmunoglobulinas, podremos tener un panorama ciudadano por ciudadano, de no infectados, enfermos o asintomáticos y recuperados.
Finalmente, estrategias de vuelta a la normalidad con recuperación de algo de la vida económica, presumiblemente a través de estas personas que se inmunizan o de población joven que quede aislada de la población frágil y de riesgo. Lo que es obvio es que es impensable continuar con la población confinada durante meses. Incluso cuando estemos como China, si la mayoría de la población no es inmune, podría reactivarse el problema. Y respecto al calor y la detención de la pandemia gracias al verano, observemos a Australia. El virus avanza mucho más lento que aquí, es cierto, pero no lo suficiente para hacer que no se tomen medidas. Ya se están tomando, y eso que la densidad de población no tiene nada que ver con la nuestra.
La crisis institucional que padece España se agudiza en unos tiempos en los que se necesitan unidad de acción, liderazgo, solidaridad y responsabilidad frente al coronavirus.
Suspender los Juegos Olímpicos por razones humanitarias es lo más razonable. El Comité Olímpico Internacional parece no estar dispuesto a sacar la cabeza de la tierra y mirar lo que ocurre alrededor.