Gerardo Serrano Rodríguez | 04 de abril de 2019
Guillermo Martínez ha ganado el Premio Nadal con una interesante novela negra que gira en torno a la figura de Lewis Carroll.
En 2003, Guillermo Martínez, un matemático argentino, sorprendía al mundo con la publicación de una exitosa novela, Crímenes imperceptibles (editada en España por Planeta bajo el título de Los crímenes de Oxford). La obra fue galardonada con el Premio Planeta Argentina ese mismo año, para posteriormente ser adaptada al cine por el prestigioso cineasta Álex de la Iglesia, quien llegó incluso a disponer de actores de la talla y el talento de John Hurt y Elijah Wood.
Los crímenes de Alicia
Guillermo Martínez
Destino
336
20,50€
Guillermo Martínez vuelve a estar en boca de todos tras haber sido premiado con el Premio Nadal de Novela, en su 75ª edición, por su nuevo trabajo, Los crímenes de Alicia (Destino, 2019), donde vuelve a sacar provecho de sus conocimientos matemáticos y literarios para ponerlos al servicio de la narración de una novela negra ambientada de nuevo en la ciudad de Oxford y poblada por los mismos personajes que le hicieron alcanzar el éxito allá por el año 2003.
En Los crímenes de Alicia asistiremos al reencuentro entre el viejo profesor Arthur Seldom y el estudiante argentino sin nombre (narrador en primera persona de los hechos que se relatan), quienes, un año después de los acontecimientos ocurridos en Crímenes imperceptibles, se ven envueltos en una enrevesada serie de asesinatos que solo serán capaces de resolver si aúnan sus intelectos y sus habilidades lógicas.
La ciudad de Oxford, donde ambos desarrollan sus respectivas actividades, así como su particular ambiente universitario vuelven a ser escenario de crímenes, que en esta ocasión parecen orbitar en torno a la figura de Lewis Carroll, a raíz de la aparición de una hoja arrancada de sus diarios que podría revelar algo bastante comprometedor para la biografía y la reputación del genial autor.
A poco que se indague acerca de la vida personal del padre de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, salta a la vista que la relación que este mantenía con las niñas en general, y con la propia persona de Alicia Liddell (en quien se inspiró para el personaje por el que alcanzaría el reconocimiento) en particular, puede generar polémica.
Pueden apreciarse las innumerables horas de estudio y de investigación que el autor argentino ha dedicado a la documentación de la obra
No es asunto desconocido que el señor Carroll disfrutaba mucho más de la compañía de las niñas que de los adultos, y que tendía a buscar la compañía de estas en soledad, sin la presencia de otros mayores. Pero tampoco lo es que sus inquietudes morales y espirituales estaban muy por encima de lo normal, y que era un hombre religioso y de natural bondadoso, algo que en todo momento le habría impedido efectuar cualquier clase de conducta ilegítima con sus jóvenes amigas.
Para la construcción de su novela, Guillermo Martínez se ha visto obligado a tratar tan delicado tema como parte esencial de la trama, y lo ha hecho sin tapujos ni complejos. Ha mostrado en boca de los diferentes personajes las diversas teorías y perspectivas al respecto de las inclinaciones del señor Carroll, sin por ello alterar el apropiado ritmo de la historia ni menoscabar la figura del escritor, dejando bien claro, sobre todo, la incorrección de juzgar el pasado con las perspectivas del presente.
En cualquier caso, Guillermo Martínez ha elaborado una gran novela negra, que mantiene atrapada la atención del lector desde la primera página hasta su desconcertante conclusión. Ha logrado consolidar un acogedor universo propio enclaustrado en la ciudad de Oxford y su ecosistema universitario, que parece orbitar en torno a la figura de ese anónimo estudiante de Lógica argentino y su carismático mentor escocés, el profesor Arthur Seldom (quienes mantienen una relación muy similar a la del detective Dupin de Edgar A. Poe con su amigo y cronista de sus aventuras, o las de Holmes y Watson, de sir Arthur Conan Doyle).
Pero, sobre todo, ha conseguido establecer un muy necesario nexo entre las ramas del saber de las Matemáticas y la Literatura, tradicionalmente consideradas como contrapuestas en los planes de estudios (¿letras o números?). Un nexo que, como demuestra el escritor y matemático argentino, puede llegar incluso al extremo de resolver asesinatos.
Tras las 336 páginas en que se desarrolla Los crímenes de Alicia, pueden apreciarse las innumerables horas de estudio y de investigación que el autor argentino ha dedicado a la documentación de la obra, tanto la concerniente a los temas de Lógica y Matemáticas como la que se refiere a la Literatura en general, y a Lewis Carroll en particular.
El señor Guillermo Martínez ha ganado el Premio Nadal de Novela por Los crímenes de Alicia. La verdad, no es de extrañar.
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