Fernando Bonete | 06 de agosto de 2019
Graham Greene habla desde el pasado con universalidad en «El final del affaire», una obra transformadora que pone al lector en situación de elegir para definirse como persona.
De entre el maremágnum de obras maestras que colmaron el siglo XX, periodo fructífero para la literatura donde los haya, y que Graham Greene se recorrió, en el sentido vital de la palabra, de cabo a rabo (1904-1991), no nos constan las del escritor británico.
El final del affaire
Graham Greene
Libros del Asteroide
320 págs.
21,95€ | Ebook: 12,99€
Bien sea por comparación –la competencia fue grande–, o su preferencia estilística por el toque popular, las novelas de Greene nos suenan más por sus adaptaciones cinematográficas –con más de treinta películas inspiradas en o adaptadas de sus obras– que por haber conocido, leído y elogiado sus originales en tomo y lomo. Claro que, en lo que respecta a su edición en español, los esfuerzos por publicar la obra de Greene han sido mínimos, circunstancia que también habrá tenido que ver en su olvido.
Una situación a la que Libros del Asteroide invita a poner fin con la publicación de El final del affaire. La edición, la acostumbrada, una maravilla estética producida con sumo cuidado, con una espléndida traducción de Eduardo Jordá, y con el plus de un epílogo de Mario Vargas Llosa que, aviso a lectores impacientes bajo pena de spoiler, ha de ser leído cuando y donde está colocado: al final.
El final del affaire nos introduce en el término de la relación amorosa, fuera del matrimonio, entre Sarah Miles, mujer de un diplomático en el culmen de su carrera, y Maurice Bendrix, escritor de relativo éxito, durante y con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial.
‘Greene no solo confronta a la historia con el milagro o la fe, sino que interpela al lector para que tome partido: creo o no creo
Desde la superficialidad de esta trama común, Greene se sumerge en las profundidades de estos personajes para explorar las verdaderas razones que llevaron a poner fin al adulterio e indagar en los estímulos que potencian el deseo humano. Impulsores de relevancia en una narración que, de no ser obra maestra sí es, al menos, imprescindible porque, como todas las obras que disfrutan de esta condición, es capaz de hablarnos desde el pasado con universalidad, tanto desde una perspectiva social, como personal.
En El final del affaire los milagros son el epicentro de la trama. La novela fue publicada en 1951, por lo que su escritura coincide temporalmente, en un marco aproximado, con los hechos narrados en la ficción. Esta condición sobrenatural del texto, en un momento terrible y crucial de la historia, debería resultarnos, cuanto menos, significativa y conmovedora.
‘La lectura sociorreligosa de la historia desde la literatura no es exclusiva de Greene, pero tampoco es frecuente, y representa uno de los puntos fuertes de la obra
La prosa de Greene pone en primer plano la dimensión religiosa e interpela al lector en un momento –entonces, en 1951, y ahora, en 2019– de verdadero trance y dificultad para la fe, en el que la desaparición de los valores que alimentaron el alma europea durante siglos conduce al desastre bélico y a la escalada de violencia. Esta lectura sociorreligosa de la historia desde la literatura no es exclusiva de Greene, pero tampoco es frecuente, y representa uno de los puntos fuertes de la obra.
Pero Greene no solo confronta a la historia con el milagro o la fe, sino que interpela al lector para que tome partido: creo o no creo. Creo en la posibilidad de una intervención sobrenatural o, por el contrario, no me fío, es una locura, no es posible su existencia.
En este sentido, El final de affaire, como sucederá con un planteamiento similar en torno al milagro en la película Ordet (Carl Theodor Dreyer, 1955), es una obra transformadora, para sus personajes, en la ficción, pero sobre todo para el lector, en la realidad, al que pone en situación de elegir para definirse como persona.
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