Rafa Rubio | 14 de septiembre de 2019
Los siete capítulos de «La voz más alta» retratan abusos de poder y relaciones de dependencia, en un ambiente entre el miedo, la incredulidad y la condescendencia.
Decíamos hace unos días, al hablar de El gran hackeo, que las series se están convirtiendo en los nuevos libros de historia. Incluso desde la ficción muchas tratan de reproducir personajes y situaciones de la historia reciente y no es difícil, por ejemplo repasar, repasar de serie en serie la historia de la política norteamericana de los últimos 20 años. En esa historia, desde 1996, hay un elemento recurrente: Fox News estaba allí.
Fox News revolucionó la televisión por cable, creando un modelo de negocio de fácil producción y una gran influencia que, más allá de la ideología, ha creado tendencia en muchos otros países. En un momento en que solo la CNN ofrecía este tipo de televisión, la conjunción del magnate mediático Rupert Murdoch y el experto ejecutivo televisivo, recién salido de la CNBC, Roger Ailes, logró convertir las noticias en un producto de entretenimiento.
Fox es una apuesta por el protagonismo mediático de la política, un protagonismo que llegó a ser muy rentable pero que no renuncia a “educar a la sociedad a través de los medios de comunicación”. Como señala Ailes, interpretado magistralmente por Russell Crowe en la serie: “Nosotros no nos sentamos a esperar, cada día es una lucha entre el bien y el mal. Nosotros creamos las noticias, estamos cambiando el mundo”.
Su receta, la política como espectáculo en directo 24/7. Algo que en España denunciaba recientemente Josu De Miguel en El Correo y cuyas consecuencias estamos sufriendo, por ejemplo, en la negociación de la formación de Gobierno de nuestro país. De esta manera, como alertó Sartori, la política se vuelve sentimiento, porque, como vuelve a señalar el protagonista de la serie: “A las personas que no saben qué creer, si les dices qué tienen que pensar los pierdes, pero si les dices qué tienen que sentir son tuyos”.
Además de cambiar definitivamente el modelo de negocio de las televisiones, Fox revolucionó el mundo conservador y, por extensión, el de la política norteamericana.
Ailes siempre concibió Fox como un canal de cable para un público conservador que no tenia suficiente oferta informativa, y contó con el apoyo de Murdoch, atraído por las perspectivas de un nuevo mercado. Desde su creación en 1996, la cadena, con su estilo propio, ha logrado convertirse en una referencia informativa de este sector amplio de la sociedad norteamericana. Su gran éxito sería el de haber creado el marco de la política norteamericana: el relato del declive imparable de Estados Unidos y la posibilidad de renacer de la mano de la vuelta a los valores tradicionales. Un relato que convirtió a la cadena de noticias en la número 1 durante muchos años.
Muchos atribuyen a este relato gran parte de la responsabilidad de la creciente polarización de la política norteamericana. Una polarización que se nutre del malestar ante las élites (académicas, económicas, mediáticas y, cómo no, políticas), basada en mensajes antiélites propagados paradójicamente por parte de esas élites, el famoso 1%. Un clima de polarización que, transformado en cabreo, sería terreno fértil para soluciones de corte populistas como las que auparon a Donald Trump al poder.
Nosotros no nos sentamos a esperar cada día es una lucha entre el bien y el mal. Nosotros creamos las noticias, estamos cambiando el mundoRoger Ailes
El modelo “Ailes” asume que “el sesgo está en todas partes, así es como funciona esto” y no se preocupa de aparentar neutralidad, aunque esto suponga poner la realidad en un segundo plano. Se trata de no dejar espacios, inundar de noticias la realidad. Otra vez es Ailes el que nos da las fórmulas: “Crea la noticia, arma escándalo y obliga a todos a comentarlo”. O “repetir, repetir y repetir, al final la gente siempre acepta la verdad que le resulta más familiar”.
La serie, basada en el libro que contiene las investigaciones de Gabriel Sherman The Loudest Voice in the Room: How the Brilliant, Bombastic Roger Ailes Built Fox News-and Divided a Country, asume la tesis de la responsabilidad de la cadena y de su máximo responsable en la creación de un ideario conservador. Esta tesis deja de lado, como también hacía El gran hackeo, un elemento previo y clave para el ‘éxito’ del pensamiento conservador norteamericano: el mundo de la ideas.
Es en este mundo en el que, como se ha recordado recientemente tras el fallecimiento de David Koch y retrató de manera magistral José María Marco hace unos años en La nueva revolución americana, la derecha norteamericana fue capaz de construir toda una red de instituciones privadas como Cato, American Enterprise o Heritage, para hacer hegemónico su pensamiento. Y en esta labor el pensamiento conservador necesitaba un medio de comunicación de masas para llegar a la población norteamericana, y lo encontró en la creación de esta cadena de televisión.
Lo que más llama la atención en esta subtrama es la ausencia de cualquier tipo de conflicto moral en el propio Roger Ailes
Sin dejar de lado la capacidad performativa de la realidad que tiene la comunicación, y la importancia de Fox News durante los últimos 20 años, es importante señalar cómo la cadena era solo uno de los exponentes de la divulgación del pensamiento conservador en los últimos veinte años, probablemente el más importante y el más efectivo, pero una herramienta de divulgación.
En esta atribución de ‘responsabilidades’, La voz más alta concentra toda la responsabilidad en el padre del proyecto: el todopoderoso Roger Alies, natural de Warren, Ohio, lugar que contempló durante toda su vida como una especie de Arcadia idealizada que intentó reproducir. Ailes fue durante toda su vida ejecutivo de medios de comunicación y asesor político de presidentes republicanos como Richard Nixon, Ronald Reagan, George H. W. Bush e incluso Donald Trump, en su campaña electoral. Además, fue autor del bestseller Tú eres el mensaje, que, como su teoría del foso de orquesta (que explica la tendencia de los medios al espectáculo), convirtió en máximas universales de la comunicación.
La serie no termina de aclarar si estamos ante un hombre que se sabe llamado a una misión, o se trata simplemente de un oportunista tan brillante como ambicioso que no dejaba pasar ocasión. Si creía realmente ser uno de los elegidos para liderar el bien en su lucha contra el mal, como dice en algún momento de la serie, o descubrió en esta lucha la vía infalible para colmar su ego y su ambición de poder y de dinero.
De hecho, en ocasiones las motivaciones de Ailes parecen más personales que sociales. Como su posición ante Barack Obama, que la serie plantea como el fruto de una cita frustrada en la que el presidente norteamericano le dio la espalda dejándolo con sus asesores y que tendría como consecuencia la posición de Fox News como la más dura oposición a la Casa Blanca de Obama.
Lo que no ofrece espacio para la duda es que estamos ante una persona que vivía en, por y para la teoría de la conspiración, manipulador, obsesivo posesivo, hasta el punto de llenar su casa y sus oficinas de cámaras para ejercer el control sobre su familia y sus empleados, a los que no dudó en ordenar seguimientos cuando sospechaba de los mismos, y que vivía atemorizado hasta el punto de construir en su lujosa residencia un refugio para sobrevivir aislado durante semanas.
Las series se han convertido también en un instrumento para hablar de los problemas de nuestro tiempo, y por este camino de sexo, poder y dominación se adentra la segunda trama de esta miniserie.
El declive de Roger Ailes vino de la mano de una serie de acusaciones de acoso sexual de algunas mujeres con las que había trabajado, principalmente en Fox. En esta línea, los siete capítulos de esta miniserie retratan abusos de poder, relaciones de dependencia, en un ambiente entre el miedo, la incredulidad y la condescendencia, y en los que se plantean diversos conflictos de manera desigual. La serie acierta, especialmente en los dos últimos capítulos, a dibujar el clima laboral donde se produce este acoso y las dificultades de las denunciantes y de la propia verdad para salir adelante, al enfrentarse no solo al agresor, sino a la opinión consolidada de su “tribu” que, frente a las evidencias, opone la teoría de la persecución.
La serie no termina de aclarar si estamos ante un hombre que se sabe llamado a una misión, o se trata simplemente de un oportunista tan brillante como ambicioso que no dejaba pasar ocasión
Pero lo que más llama la atención en esta subtrama es la ausencia de cualquier tipo de conflicto moral en el propio Roger Ailes. El guion no plantea cuestión alguna sobre la evidente contradicción que supone que un ferviente defensor de la familia, que mantiene una buena relación con su mujer, sea un auténtico depredador sexual. Una doble vida que solo podría “explicarse” por un cinismo que se apodera de la personalidad hasta volverlo inhumano, la consideración del sexo como algo meramente superficial o una mera relación de poder, sin relación alguna con sus relaciones familiares.
La decadencia de Ailes, además de su deplorable comportamiento, tiene mucho en común con la de otros hombres que un día fueron muy poderosos, subestimando los peligros y amenazas que les rodeaban, considerándose intocables, blindados por su poder.
Ailes falleció sin llegar a ser juzgado en un accidente, en mayo de 2017. Fox News también comenzó una nueva época, al menos para el presidente Donald Trump, que recientemente acusaba a la cadena de haber abandonado a los “suyos”, haciéndose demasiado acogedora para los demócratas y animándolos a buscar nuevas fuentes de información.
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