Miguel Serrano | 20 de mayo de 2019
El análisis, sin «spoilers», de la última temporada de una saga que se ha convertido en historia de la ficción audiovisual.
Suscríbete a nuestro canal en iVoox
Llegó el final para Juego de Tronos. La serie más grande de todos los tiempos puso fin ayer a su octava y última temporada. La larga y compleja historia de los Stark, los Lannister, los Targaryen y tantos otros ilustres apellidos de los Siete Reinos de Poniente ha ocupado durante los últimos ocho años buena parte de las redes sociales y las charlas entre amigos. Pero, como todo en esta vida, tenía que terminar. Y la serie de HBO lo ha hecho fiel a su esencia, con fuego, sangre, dragones y muchas intrigas.
La última tanda de episodios de Juego de Tronos ha sido breve, pero muy intensa. Quizá demasiado. En los seis capítulos que han cerrado la historia (cada uno de ellos, eso sí, de una duración similar a una película) han pasado muchas cosas. Había muchos frentes abiertos, y David Benioff y D.B. Weiss, los showrunners de la serie, han conseguido cerrarlos prácticamente todos. Pero a una velocidad de vértigo. Seguramente, la serie habría necesitado, al menos, una temporada más para poder desarrollar con la calma idónea todo lo que ha pasado.
Cientos de miles de fans descontentos ya han firmado una petición para que la serie rehaga su octava temporada
Pero es realmente una tendencia generalizada en la serie desde que George R.R. Martin abandonó la supervisión de los guiones para centrarse en continuar con la Canción de hielo y fuego, la saga de novelas en que se basa la serie. La diferencia entre las primeras temporadas, cuando todo se cocía a fuego lento, poco a poco se iban estableciendo las reglas del juego y las piezas iban ocupando su lugar, y las últimas es descomunal. En ellas, todo tenía lugar a saltos, con capítulos en los que la trama no avanzaba prácticamente y otros en los que la situación cambiaba radicalmente.
Sea como fuere, ha llegado el momento de decir adiós a Jon Nieve, Tyrion, Daenerys, Bran y todos los demás personajes de Juego de Tronos. La temporada final ha sido espectacular a nivel técnico, con algunos de los capítulos mejor rodados de toda la serie, haciendo honor al elevadísimo presupuesto de producción, que superaba con creces los récords de series anteriores y situaba a Juego de Tronos a la altura de las superproducciones de Hollywood.
Las actuaciones, por lo general, siguen la línea magistral de las anteriores temporadas, con las figuras más destacables de Peter Dinklage y Lena Headey deslumbrando en los papeles de Tyrion y Cersei Lannister, respectivamente. La banda sonora de Ramin Djawadi, que tan buenos momentos dio en el pasado, consigue en este final de serie emocionar, asustar y mantener en constante tensión al espectador, con algunas piezas particularmente memorables. El último capítulo, pura tensión al principio, y al final emoción liberada, ha sido un broche de oro para una historia brillante (hay que reconocer que más mérito tiene en este sentido Martin que los guionistas de la serie).
Por supuesto, no ha dejado indiferente a nadie. Cientos de miles de fans descontentos ya han firmado una petición para que la serie rehaga su octava temporada, en un acto que encaja a la perfección con esa oleada de infantilismo en el espectador, que, como ya ocurrió con Los últimos Jedi, el octavo episodio de Star Wars, exige a las producciones no solo ser buenas técnicamente y coherentes con la idiosincrasia del producto, sino también coincidir con sus expectativas. Es una tendencia peligrosa que puede llevar a cortar radicalmente la libertad de los creadores (una buena metáfora de esto la escribió ya Stephen King en su novela Misery, en la que una mujer secuestra a su escritor favorito para que cambie el final de uno de sus libros) y que ha alcanzado con Juego de Tronos cotas insospechadas, tanto por la ya mencionada petición para cambiar el final como por las numerosas críticas por parte de espectadores que veían incumplidas sus teorías, en lo que es, indudablemente, una buena señal del trabajo de los guionistas.
¿Y ahora? A partir de esta mañana, el mundo no podrá ver más en televisión nuevas aventuras de Jon Nieve, Daenerys, Tyrion o Cersei. Pero, por supuesto, esto no ha terminado. HBO no piensa renunciar a su gallina de los huevos de oro, y ya hay en marcha varios spin-off de la serie, también con la participación de George R.R. Martin. El primero de ellos ya se está rodando, y tendrá lugar unos 5.000 años antes de Juego de Tronos. También hay, al parecer, un videojuego de camino. Y, por supuesto, los seguidores de los libros llevan esperando ya ocho años la publicación de los dos últimos volúmenes de la Canción de hielo y fuego, así como el segundo tomo de Fuego y sangre, los libros que detallan la historia de la dinastía Targaryen. Juego de tronos ha terminado, sí, pero aún hay Poniente para muchos años.
La calidad de las series o los valores que transmiten deben tenerse en cuenta de cara a su continuidad.
Una serie de animación a medio camino entre la ciencia-ficción, la fantasía y el género distópico.