Manuel Llamas | 05 de junio de 2019
Las demandas de Podemos para apoyar al PSOE supondrían un declive económico y social que desembocaría en el empobrecimiento generalizado.
Celebradas ya las elecciones autonómicas y locales, es el momento de empezar a negociar la gobernabilidad de España con la vista puesta en el posible reparto de carteras y el contenido programático de la legislatura mediante los pactos que pueda articular el PSOE con el resto de formaciones políticas. La principal alternativa que se baraja en Ferraz consiste en alcanzar un acuerdo con Podemos, sin necesidad de que ocupe ministerios, para, de este modo, poder seguir gobernando en solitario con el apoyo puntual de otras fuerzas nacionalistas, con el fin de sacar adelante tanto sus presupuestos como sus grandes proyectos legislativos. Sin embargo, las exigencias de Pablo Iglesias para investir a Pedro Sánchez como presidente tendrán un alto coste, no para el PSOE, sino para todos los españoles.
La riqueza no está dada. Se equivocan de plano quienes piensan, ilusoriamente, que la prosperidad alcanzada en España, uno de los países más ricos del mundo, está garantizada de por vida. La realidad, por desgracia, es muy diferente. Economías que eran enormemente ricas en el pasado, hace apenas un siglo, como es el caso de Cuba, Venezuela o Argentina, son hoy países míseros o en vías de desarrollo, mientras que Singapur, por ejemplo, otrora sumida en la más absoluta pobreza, es en la actualidad una de las sociedades más desarrolladas del planeta. Esta divergente evolución depende del mayor o menor respeto que, en última instancia, se profese hacia una serie de principios e instituciones básicas: propiedad privada, seguridad jurídica (cumplimiento de los contratos voluntariamente acordados) y libertad económica.
La violación de dichos valores conlleva, siempre y en todo lugar, idénticos resultados en forma de ruina económica, declive social y restricciones de derechos y libertades fundamentales. Las exigencias de Iglesias van justo en esta dirección, de modo que su estricto cumplimiento por parte del Gobierno de Sánchez acabaría convirtiendo España en la nueva Argentina del sur de Europa. El líder de Podemos ya no pide tanto “sillones” -que también- como la puesta en marcha de algunas de sus propuestas económicas. Para empezar, los comunistas demandan ahora al PSOE la aprobación de una “prestación mínima garantizada” de 600 euros al mes, cuyo coste estiman en cerca de 15.000 millones de euros al año, muy lejos, pues, de los 145.000 millones que costaría la “renta básica universal” que proponían en 2015.
La evolución de la riqueza depende del respeto hacia la propiedad privada, la seguridad jurídica y la libertad económica
Esta idea consiste en garantizar por ley un nivel mínimo de ingresos de entre 600 y 1.200 euros al mes, en función de los miembros de la unidad familiar, para todas aquellas personas -parados, trabajadores con rentas bajas o pensionistas- que ingresen menos de 8.500 euros al año o bien hogares con menos de 17.900 euros (dos adultos y dos menores de 14 años), que es donde se ubica el mal llamado “umbral de pobreza” relativa en España. Esto supondría subsidiar de forma mucho más intensa a cerca de 10 millones de personas mediante un colosal reparto de recursos públicos.
El problema aquí es que los números están desvirtuados, ya que la población que de verdad atraviesa una situación de carencia material severa ronda el 5%, según el INE, no el 20% que vende Podemos. Además, el resultado de dicho subsidio extra sería alimentar exponencialmente tanto el pesebrismo social (vivir sin trabajar a costa de los demás) como el fraude laboral (mercado negro), a imagen y semejanza de lo que sucede con el nefasto PER agrario o el ineficiente sistema actual de prestaciones por desempleo, donde se incentiva la prolongación del paro.
La segunda gran demanda de Iglesias consiste en implementar la mayor subida de impuestos de la historia de España mediante una carga adicional sobre las empresas (con un tipo efectivo mínimo del 15%), las rentas altas (tipo del 47% a partir de 100.000 euros y del 55% a partir de 300.000), grandes fortunas (Impuesto de Patrimonio de hasta el 3,5%) y clases medias (Sucesiones, Donaciones, eliminación de todo tipo de desgravaciones fiscales, impuestos medioambientales, tasa digital y sobre transacciones financieras, aumento de cotizaciones sociales…). ¿Resultado? Fuga de capitales, reducción sustancial de la renta disponible de las familias y menor capacidad de inversión y contratación por parte de las empresas. Es decir, empobrecimiento generalizado.
El resultado de las demandas de Podemos sería la fuga de capitales, la reducción de la renta de las familias y la menor capacidad de inversión y contratación
Por último, Podemos también quiere derogar las dos últimas reformas laborales, prohibir los contratos temporales y reducir la jornada de trabajo de 40 a 34 horas semanales. Las dos primeras medidas no son nuevas, dado que estuvieron vigentes en el pasado con resultados penosos en materia de paro y precariedad, mientras que la tercera ha cosechado un resultado tan negativo en Francia que se está negociando su derogación definitiva.
Así pues, las exigencias de Iglesias marcarían el inicio de una pronunciada y progresiva senda hacia el declive económico y social, tal y como en su día sufrió Argentina, donde la compra de votos y los incentivos a la mediocridad son el pan de cada día desde que el peronismo hizo acto de presencia décadas atrás, convirtiendo uno de los países más ricos del mundo en una economía quebrada e hiperinflacionaria que avanza, poco a poco, hacia el tercer mundo.
La noche y el día: uno de los países más ricos del mundo frente a la ruinosa receta bolivariana.