Manuel Llamas | 11 de noviembre de 2019
Las rentas altas aportan más del 41% de los ingresos totales del Estado, según un estudio de la OCDE, muy por encima de la media del resto de países ricos.
Se ha instalado en el discurso de la izquierda el mantra de que los españoles pagan pocos impuestos, y aún menos los malvados ricos, cuyas trampas a la hora de declarar sus ganancias les permitirían eludir la tributación que marca la ley. Y todo ello en base a dos argumentos muy repetidos, pero, igualmente, falaces.
El primero, la presión fiscal, que hace referencia al porcentaje que representa la recaudación total sobre el conjunto del PIB. En el caso de España, rondaría el 35%, frente al 40% de la media comunitaria, tal y como recuerda el exministro socialista Jordi Sevilla, hoy presidente de Red Eléctrica.
Datos de Eurostat: la presión fiscal en España (35,4%) es inferior a la media comunitaria (40,3%) y sigue casi dos puntos por debajo de la q teníamos en 2007. Somos el undécimo país comunitario, por presión fiscal.
— jordi sevilla segura (@sevillajordi) 1 de noviembre de 2019
El segundo tiene que ver con la denominada fiscalidad efectiva, es decir, lo que realmente pagan las grandes empresas por los beneficios obtenidos, una vez aplicadas las minoraciones y deducciones correspondientes, y que, según señalan el PSOE o Podemos, apenas rondaría el 6% o 7%. La extrema izquierda que lidera Pablo Iglesias extiende incluso esa ventajosa tributación a empresarios de la talla de Amancio Ortega, en una colosal demostración de ignorancia económica y fiscal.
? «Si Amancio Ortega quiere que tengamos una buena sanidad, que pague los impuestos que le corresponden. Una democracia fuerte no depende de la filantropía, cobra impuestos a quien tiene que pagar para tener los mejores equipos».@Pablo_Iglesias_ #PabloIglesiasEH pic.twitter.com/CmtwgDnypI
— PODEMOS (@ahorapodemos) 31 de octubre de 2019
El problema, en ambos casos, es múltiple. Para empezar, porque el concepto presión fiscal no solo es insuficiente, sino que resulta engañoso a la hora de medir la pesada carga que soportan trabajadores y empresas, ya que España, entre otros factores, presenta un PIB per cápita un 8% inferior a la media de la UE y más del doble de paro (14%), así como una mayor economía sumergida y un tamaño empresarial mucho más reducido que otros países ricos, lo cual acaba lastrando la recaudación.
Así, una vez corregidos estos efectos, la presión fiscal normativa, entendida como la carga real que supone Hacienda con independencia de la recaudación obtenida, es un 8% superior a la media de la Unión Europea (empleando base 100), según un reciente estudio elaborado por el Instituto de Estudios Económicos.
Y esto se traduce, simple y llanamente, en que el nivel impositivo que deben afrontar los españoles en comparación con su renta es muy elevado. En concreto, tan solo la tributación sobre el trabajo, incluyendo IRPF y las cotizaciones sociales que abona tanto el empleado como la empresa, equivale al 39,4% del sueldo real (coste laboral total), frente al 36,1% del promedio de la OCDE, uno de los más altos del mundo desarrollado.
Pero si a ello se suma, además, el pago del IVA, Impuestos Especiales, IBI o Sucesiones, Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, entre otros, el resultado es que un contribuyente medio tiene que trabajar hasta el 27 de junio para cumplir con todas sus obligaciones tributarias, lo que hace un total de 178 jornadas. Esto supone que los españoles pagan unos 12.000 euros al año en impuestos, unos 1.000 euros al mes, el equivalente al 42% de su sueldo real, tal y como revela el think tank Civismo.
Y en cuanto a los ricos y las grandes empresas, basta con señalar dos datos. Por un lado, que, representando, por desgracia, una porción minoritaria de la población, las rentas altas aportan más del 41% de los ingresos totales del Estado, según un estudio de la OCDE, muy por encima de la media del resto de países ricos.
Por poner un ejemplo, un trabajador con un sueldo de 150.000 euros necesitaría 190 días al año para cumplir con Hacienda, aportando casi 84.000 euros en impuestos, el 56% de su salario.
Y, por otro lado, pese a que la izquierda insiste en que las multinacionales casi no pagan impuestos, los datos oficiales que recoge la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) revelan que las empresas del Ibex 35 tributaron una media del 27,5% en 2018, una vez considerados tanto los resultados obtenidos en todos los países en los que operan como los impuestos abonados en el exterior. La razón por la que PSOE y Podemos denuncian una imposición efectiva inferior al 10% se debe a algo tan burdo y maniqueo como contabilizar todos los beneficios que obtiene el grupo a nivel nacional e internacional, pero tan solo la fiscalidad que aplica España, tergiversando por completo la carga tributaria real.
No, a diferencia de lo que pregona la izquierda, los españoles ya pagan muchos impuestos y, en especial, las rentas altas y las grandes empresas.
Los líderes comunistas forman parte del estrato económico más alto de España y del mundo con un patrimonio de 1,6 millones de euros.
Multimillonarios estadounidenses piden a los políticos que les suban los impuestos. Un brindis al sol que tiene truco.