Manuel Llamas | 14 de junio de 2021
El Banco de España reconoce que la subida del salario mínimo interprofesional ocasionó una destrucción de entre 90.000 y 170.000 puestos de trabajo. Por increíble que parezca, la izquierda española sigue sin entender que la retribución no se puede decretar por ley.
La ley de la oferta y la demanda es sagrada y su aplicación se extiende, como no puede ser de otro modo, al mercado laboral. Si encareces el trabajo de forma artificial, obtendrás menos trabajo. Este principio básico explica, en gran medida, el efecto devastador que provoca el salario mínimo sobre el empleo si el umbral fijado de forma arbitraria por el Gobierno de turno no guarda relación alguna con la productividad real del país.
Por increíble que parezca, la izquierda española sigue sin entender que el sueldo no se puede decretar por ley. Si quisieras dejar sin empleo a tu peor enemigo, la forma más rápida y sencilla no sería estableciendo un salario mínimo de cero euros, sino de 100.000 euros al mes, pues son muy pocos los profesionales capaces de generar semejante valor.
El Gobierno de PSOE y Podemos optó, sin embargo, por cerrar los ojos a esta verdad irrefutable con el fin de vender humo a parte de sus votantes, y el resultado no ha sido otro más que paro y miseria entre la población más vulnerable. Pedro Sánchez cedió, finalmente, a la presión de Podemos y decidió disparar un 22% el salario mínimo interprofesional (SMI) en 2019, la mayor subida de la historia, hasta fijarlo en 900 euros al mes (en 14 pagas al año), a pesar de las numerosas advertencias en contra.
El Banco de España (BdE) acaba de medir ahora el impacto de dicha medida y el resultado ha sido funesto. La subida del SMI ocasionó una pérdida de empleo neta de entre 6 y 11 puntos porcentuales en el colectivo directamente afectado por el aumento, lo cual se tradujo en una destrucción de entre 90.000 y 170.000 puestos de trabajo.
Así pues, muchos de los teóricos beneficiarios del incremento decretado por el Gobierno acabaron despedidos y otros tantos vieron reducida su capacidad de encontrar empleo. Y lo más grave es que los mayores perjudicados se concentran en colectivos especialmente vulnerables que ya sufren altas tasas de paro, como es el caso de los jóvenes, así como trabajadores con contrato temporal y de escasa cualificación.
En realidad, el informe del BdE no aporta nada nuevo, dado que se limita a constatar lo que ya se sabía. La literatura científica a este respecto es abundante. Tanto el Banco de España como la AIReF o agencias de calificación como Moody’s, entre otros organismos y firmas de análisis, alertaron con anterioridad al Gobierno de que el aumento previsto del SMI podría acabar destruyendo entre 40.000 y 150.000 empleos, generando de paso mayor desigualdad y pobreza, pero la izquierda, una vez más, prefirió hacer oídos sordos, sin importar los daños ni las consecuencias ocasionadas, con tal de poner en marcha su particular falacia ideológica.
PSOE y Podemos acordaron en su día elevar el SMI hasta los 1.200 euros al mes al final de la legislatura y difícilmente darán marcha atrás. Poco o nada importa la realidad
Sucederá lo mismo con este estudio. PSOE y Podemos acordaron en su día elevar el SMI hasta los 1.200 euros al mes al final de la legislatura y difícilmente darán marcha atrás. Poco o nada importa la realidad. El electoralismo, a través de la imposición del relato, es lo único que marca la agenda de Sánchez. Este Gobierno está dispuesto a condenar al paro y a la marginación social a cientos de miles de personas con tal de imponer su erróneo ideario izquierdista, siempre y cuando sean capaces de engañar a la población con sus falsas promesas y sus burdas mentiras.
No, el salario mínimo no favorece en ningún caso a los trabajadores, sino todo lo contrario. Y prueba de ello es que los países sin salario mínimo ni indemnización por despido, donde la flexibilidad laboral es la regla, como Suiza, Noruega o Islandia, entre otros, son también los que registran menores tasas de paro y mayores sueldos. PSOE y Podemos no se preocupan del bienestar de los trabajadores, lo único que buscan es su propio interés a base de ocultar sus sonoros fracasos.
La subida del salario mínimo dificultará la creación de empleo, golpeará a los trabajadores más vulnerables y lastrará aún más a las regiones más pobres de España.