Guillermo Garabito | 21 de septiembre de 2021
El marketing consiste en no tener vergüenza y de eso hace tiempo que el Gobierno no sabe nada. Se encarga de ponerlo todo bonito: los datos del paro, de muertos, de personas evacuadas de sus casas porque han quedado sepultadas bajo toneladas de lava…
Tiene el Gobierno la habilidad de ver oportunidades en todas las desgracias como si de una agencia de marketing, más que de burócratas gestionando un país, se tratase. El perfil de los presidentes ha cambiado de hombres de Estado a encargados de marketing que cada día te venden una campaña nueva como te venden una longaniza. Si en Mondragón organizan un homenaje a los asesinos de ETA sus socios, ya se encargan ellos de que los telediarios abran con un desfile por Chueca de un puñado de nazis trasnochados que no quemaban libros porque no saben ni lo que es el objeto en cuestión. Aunque con ello arrastren la imagen del país entero dando aspecto de inseguridad para homosexuales y heterosexuales que no levanten el brazo y saluden a la nada más profunda.
Pedro Sánchez se ha reinventado tantas veces que este Gobierno ha cogido el mismo tic y se vende nuevo cada mañana. Igual que el presidente pasó de jugador de baloncesto a consejero de la Asamblea de Caja Madrid, de conquistador del PSOE a salvador de España entera vacunando a sus ciudadanos… incluso a los de derechas. El Gobierno de cada desgracia que ocurre en España te vende una o dos oportunidades y un juego de sartenes si te descuidas.
Tiene el Gobierno la habilidad de ver oportunidades en todas las desgracias como si de una agencia de marketing, más que de burócratas gestionando un país, se tratase
Insiste el presidente en dar la imagende hombre hecho a sí mismo, aunque nunca haya dado un palo al agua en la empresa privada en la vida. Con esa imagen se viste el presidente cada mañana. Por eso Pedro se va a Hollywood a vender España como un gran decorado cinematográfico para rodar, y lo vende como una idea estrella –aunque la ocurrencia fuese de Franco y lo hiciese ya en los años sesenta–. Si te recortan inconstitucionalmente las libertades durante dos meses, te dice el Gobierno que es una oportunidad perfecta para aprender a hacer repostería y si entra en erupción un volcán en La Palma sale la ministra Maroto a explicar que en realidad es una oportunidad para que lleguen turistas atraídos por el espectáculo.
El marketing consiste en no tener vergüenza y de eso hace tiempo que el Gobierno no sabe nada. Se encarga de ponerlo todo bonito: los datos del paro, de muertos, de personas evacuadas de sus casas porque han quedado sepultadas bajo toneladas de lava…. Lo único importante es cómo enfocar y vender cada desgracia. La desgracia de cinco mil familias en La Palma es únicamente un paseo para Sánchez ante las cámaras. Y el dolor de estos tipos que han perdido el ordenador, los calzoncillos y toda su historia personal calcinada por las coladas de lava resulta que son una oportunidad según la ministra Reyes Maroto. El marketing sólo consiste en diseñar una estrategia que parezca sensible… la empatía es para tipos que no se dedican a la política. Y las ayudas para empezar a rehacer sus vidas se demorarán hasta la extenuación como las que todavía están pendientes para hosteleros desde el principio de la pandemia, las de Filomena, las de las inundaciones de Toledo de hace un mes y tantas otras.
A Pedro Sánchez le encanta arrimarse a las víctimas… Corre detrás de todas para que los titulares le pillen in situ, porque ya puestos a los contratiempos gobernando, dejad que las víctimas se acerquen a mí. Lo importante del marketing es el impacto y si hay lágrimas siempre llaman más la atención. Una vez conseguido, de los pobres desgraciados que han perdido la casa, que se encargue Cáritas.
En España no se está haciendo bien la planificación del sector eléctrico y el precio a pagar por ello está ya siendo muy alto, con el riesgo de hacerse insostenible.
La evolución del mix energético español hacia una estructura basada en fuentes limpias obliga a un esfuerzo inversor muy superior al que se viene haciendo y del que se viene hablando.