Javier Pérez Castells | 30 de mayo de 2019
La diferencia de rendimiento escolar comienza a generar una brecha de género que los políticos no quieren tratar.
Es casi unánime entre los que nos dedicamos a la enseñanza observar que las chicas tienen mejor rendimiento y, por ende, mejores calificaciones que los chicos. ¿Es que son más inteligentes? ¿Más trabajadoras? ¿Venden mejor su conocimiento? Un estudio de la OCDE en más de 60 países viene a ratificar esta observación. El estudio, realizado sobre alumnos de 15 años, muestra que las niñas reciben, de media, mejores notas. También hay una publicación americana en la que se señalan diferencias significativas en las notas, a favor de las niñas, a partir de los 12 años de edad.
El informe OCDE desgrana una serie de posibles causas que explicarían este resultado. Así, las chicas tienen mejor comportamiento en clase y una mejor actitud hacia el centro educativo, además de dedicar más tiempo al estudio en casa, leer más y presentar mejor sus trabajos. Esto hace que los profesores tengan una mejor percepción de su trabajo y, según dice el informe, que tengan un cierto sesgo en favor de las chicas a la hora de calificarlas. En ocasiones, se dice que pueden recibir algo más de nota por trabajos de calidad similar.
En España el 83% de las chicas acaba la ESO, pero solo el 73% de los chicos
El perfil del alumno masculino cuadra más con alguien que participa poco en clase, que no se presenta voluntario para actividad alguna, que presta menos atención y es menos agradable de trato. El absentismo escolar es mucho mayor en los chicos. Las estadísticas de expulsiones por mal comportamiento indican una preponderancia de los chicos. Además, tienden más a practicar deporte y a perder horas de estudio por los entrenamientos.
Hay quien ha dicho que la gran feminización de la enseñanza primaria y secundaria, con un porcentaje de maestras y profesoras muy superior al de profesores y maestros, hace que la enseñanza esté más adaptada al sexo femenino. Luego está la adolescencia. Todo el que ha tenido niños y niñas sabe que, en lo que se refiere a los estudios, afecta más la adolescencia masculina, con todas las distracciones que supone, que la femenina, más compleja psicológicamente pero que no suele producir tanto desvío en la atención a los estudios. Así pues, los chicos a veces tienen peores calificaciones porque predisponen en contra a los profesores, venden mal su conocimiento y tienen menos orgullo.
El estudio americano, que recoge datos desde 1914 hasta 2011, señala que las niñas reciben mejores calificaciones en todas las materias, no solo en las asignaturas de Lengua o Humanidades, donde su ventaja es mayor, sino que también, aunque más ligeramente, en Ciencias y Matemáticas, contradiciendo lo que popularmente se cree (el estudio europeo sitúa a los chicos algo por encima de las chicas en Matemáticas y Ciencias). Las diferencias se agudizan hasta los 15-16 años y remiten después, sin llegar a igualarse. A pesar de los mejores resultados, las chicas sufren de una baja autoestima, especialmente en lo referente a sus capacidades en Matemáticas y Ciencias, y eso hace que algunas abandonen su vocación científica o técnica, a pesar de tener muy buena capacidad.
Este panorama tiene importantes consecuencias. Por ejemplo, en España el 83% de las chicas acaba la ESO, pero solo el 73% de los chicos, y esa brecha de género no le llama la atención a nadie. Para eso no hay medidas ni planes especiales. No es de extrañar que la población universitaria sea cada vez más mayoritariamente femenina. En el Reino Unido las chicas ya superan el 60% de los alumnos universitarios y son muy pocas las carreras en las que todavía son mayoría los chicos.
A pesar de que el estudio americano no indica cambios históricos en esta tendencia, se cree que el fenómeno va en aumento. La llegada de la era digital puede haber contribuido a acrecentar la brecha. El interés de los chicos por los juegos de ordenador es, en general, muy superior al de las chicas, y afecta enormemente a su capacidad de concentración, de atención y a la superficialidad con la que se tratan los temas. Los chicos se aficionan antes y se enganchan más a esta actividad lúdica que tienen a mano en casa y les distrae e interrumpe su estudio. Pero, además, produce una construcción mental que puede afectar a su capacidad en el colegio.
Si la tendencia continúa, algo se debería hacer. Pero en estos tiempos de absurdo conflicto entre sexos, los políticos no quieren ni oír hablar de tomar medidas para mejorar el desempeño escolar de los chicos. Hay colegios e instituciones trabajando en ello en algunos países, pero tienen que hacerlo casi a escondidas. En fin, así son las cosas.
El objetivo del sistema educativo es que cada alumno se desarrolle según el máximo de sus capacidades.