Fernando Bonete & Hilda García | 07 de marzo de 2020
De la mano del director de Ediciones Encuentro, Manuel Oriol, viajamos por el actual panorama editorial y nos acercamos a una empresa familiar que cuida el contacto directo con los lectores y los autores.
Manuel Oriol (Madrid, 1973) es doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y profesor en las Universidades CEU San Pablo y San Dámaso. El director de Ediciones Encuentro nos habla del pasado, el presente y los proyectos de futuro de la empresa que crearon sus padres en 1978. La editorial interpela al hombre actual con todas su dudas e inquietudes y le ofrece algo positivo que lo despierte, lo mueva y lo conmueva. Con el fin de adaptarse a los nuevos tiempos, la firma ha acometido fuertes cambios, como el traslado de sede al centro de Madrid. En su afán por acercarse al lector y a los autores, Espacio Encuentro se ha convertido en un lugar donde la búsqueda de una cultura abierta al sentido se plenifica.
Fernando Bonete: En 2018, la editorial cumplía 40 años de vida. Su nombre, su marca, “Encuentro”, es historia de su nacimiento…
Manuel Oriol: Encuentro nace en 1978. Es una iniciativa de mis padres, José Miguel Oriol y Carmina Salgado. Antes habían trabajado en una editorial semiclandestina al final de la etapa franquista, vinculada a un cristianismo muy militante y muy comprometido. Todo ese mundo entró en crisis a partir de la muerte de Franco y ellos tuvieron también una crisis personal, como mucha gente.
El encuentro con Luigi Giusani, fundador de Comunión y Liberación, supuso una renovación de su vida cristiana y decidieron empezar esta aventura editorial que es Encuentro. Y de ahí viene el nombre ‘Encuentro’, de ese encuentro que para ellos fue tan significativo.
Hilda García: No habrá sido el único hito reciente a destacar, ¿qué otros momentos significativos ha vivido la editorial en los últimos años?
Manuel Oriol: Es una historia ya muy larga, cuarenta y tantos años. Recientemente, han coincidido dos circunstancias: una crisis económica, que en el caso de las editoriales ha sido aún más fuerte por la crisis cultural en la que estamos, junto con un cambio de generación. Yo entré como director hace 5 años y fue un momento de repensar la editorial a fondo, de ver qué podíamos aportar a la sociedad y cuál debía ser la línea a seguir en los próximos años.
Hemos hecho unos cambios muy fuertes, el último de ellos el traslado de la sede al centro de Madrid, cambiar también las líneas editoriales, las colecciones…
Una de las grandes riquezas de esta editorial son sus lectores. Nos convertimos en una comunidad de personas que quieren pensar y entender el mundoManuel Oriol, director de Ediciones Encuentro
Fernando Bonete: Y de la historia, al presente. Explicaba que uno de los cambios más recientes que han afrontado ha sido el traslado de sede, más céntrica, más abierta al público. ¿Qué es Espacio Encuentro?
Manuel Oriol: Al repensarnos, caímos en la cuenta de algo que es importante. Los libros no son el fin, son el medio. Lo que queremos hacer es cultura y eso pasa, desde luego, por los libros. No se puede entender el mundo en que vivimos sin la lectura de libros, pero también hay otros medios. Y lo que hemos querido al venir a un sitio así es acercarnos a nuestros lectores, pero también abrir un espacio donde se pueda hacer otro tipo de iniciativas, desde exposiciones hasta debates, talleres… En fin, hacer otras actividades que persigan el mismo fin, que es una cultura abierta al sentido, y creemos que hemos encontrado el lugar donde esa búsqueda de sentido se plenifica.
Hilda García: Ese “encuentro” del que hablábamos también introduce al lector en una cosmovisión de la realidad, ¿cómo se traduce en la selección de títulos y publicaciones?
Manuel Oriol: Es una muy buena pregunta, porque es nuestra batalla diaria: cómo traducir la idea de cultura que nosotros tenemos en la selección de títulos. Buscamos libros que hablen al hombre de hoy con todas su dudas e inquietudes, pero que a la vez le ofrezcan un camino, algo positivo que lo despierte, que lo mueva, que lo conmueva. Y eso se puede hacer en todos los terrenos, desde el más erudito de la filosofía hasta libros de testimonio, de contar alguna experiencia o de temas de actualidad. Esta es la línea de fondo que buscamos.
F.B.: 100xUNO es otra de sus consignas, que además da título a una colección. ¿Qué quieren transmitir con esto?
M.O.: Cuando en 2016 reordenamos nuestras colecciones, hicimos una distinción más clara que hasta entonces entre una colección de libros cristianos, 100xUNO, y una colección de ensayo de humanidades en general, que es la colección Nuevo Ensayo. Al titular así esta colección queremos subrayar que el cristianismo plenifica la búsqueda humana. Que lo que todos los hombres quieren, el cristianismo lo cumple cien veces más. Esa es la idea de fondo que subyace cuando publicamos teología y cuando publicamos libros más de testimonio, de espiritualidad o de historia de la religión.
El librero que ha leído lo que vende y que con su criterio sabe recomendar es el que va a sobrevivirManuel Oriol, director de Ediciones Encuentro
H.G: La Colección “Y” ofrece a los más jóvenes obras de calidad sobre temas de interés general y cuestiones de actualidad. ¿Cuál es la respuesta de este sector del público al que otras editoriales no tienen tanto en cuenta?
M.O.: Efectivamente, nosotros también lo teníamos olvidado y hemos caído en la cuenta de que la lectura va a menos, aunque creo que nunca va a desaparecer. La lectura de libros disminuye y muchos jóvenes no enganchan con ella. Hemos querido hacer una colección, llamada “Y” por la generación Y, precisamente, en la que los temas más generales sobre historia, política o ciencia los vamos a tratar con más profundidad que la que ofrece la Red. Las redes son un gran medio de comunicación, pero no permiten profundizar.
Hemos hecho una colección muy dirigida a ese sector de jóvenes, con un diseño moderno, muy movido, con páginas a color, con imágenes tratando temas de interés general y dando un juicio sobre ellos. Es una colección nueva -tenemos solo tres títulos, ahora va a salir el cuarto-, y ha tenido una recepción notable. Esperemos que aumente y que tenga cada vez más peso.
F.B.: Uno de los momentos cumbre para la Iglesia en 2019 fue la canonización de san John Henry Newman. Una figura que siempre ha formado parte, y de manera destacada, del catálogo de Encuentro. ¿De dónde viene esta relación tan especial? ¿Cómo sintonizan sus ideas con la misión de Encuentro?
M.O.: Cuando nació Encuentro, uno de sus objetivos era publicar a teólogos y filósofos importantes de la Europa del siglo XX. Figuras que no habían sido traducidas y que habían sido el alma del Concilio Vaticano II. Pienso en Hans Urs von Balthasar, en Henri de Lubac, en Joseph Ratzinger, y en otros grandes autores. Se puede decir que una de las grandes contribuciones de Encuentro es haber publicado y haber difundido en el mundo de habla hispana a estos autores. Eso nos ha llevado a tirar del hilo y ver que muchos de ellos nos remitían, a su vez, a Newman, es una raíz de la Iglesia en el siglo XX. Eso nos llevó a ser la editorial que más ha publicado a Newman y queremos seguir haciéndolo.
H.G: Otro de sus autores “fetiche” es Chesterton, al que han dedicado grandes esfuerzos con la edición íntegra de El padre Brown, la edición especial en español de The Chesterton Review o la más reciente publicación de sus artículos por tramos temporales. ¿De qué y cómo nos habla hoy el periodista británico?
M.O.: Lo que nos gusta de Chesterton y por lo que lo seguimos publicando es porque, aunque ya casi ha pasado un siglo desde su época, es un autor muy fresco. Es decir, muy polémico pero a la vez muy amable, con ideas muy claras para entrar en diálogo fácil. Enfoca los temas tradicionales, pero siempre desde un punto de vista que te sorprende, que te hacer reír y sonreír. Eso es lo que más nos gusta de Chesterton. Es un autor muy acorde con lo que querríamos que el cristianismo fuera hoy, que no remita solo al pasado, sino que nos mueva y nos desplace.
Los libros no son el fin, son el medio. Lo que queremos hacer es cultura y eso pasa, desde luego, por los librosManuel Oriol, director de Ediciones Encuentro
F.B.: Otros de los títulos de Chesterton los han publicado otras editoriales como Acantilado. ¿Existe una rivalidad o una competencia por hacerse con su publicación?
M.O.: Ya no, porque Chesterton está en el dominio público. También eso explica que muchas editoriales hayan comenzado a publicarlo ahora. Nosotros lo hemos publicado desde siempre, pero ahora no hay problema con este autor y cualquiera puede hacerlo.
H.G: Sin embargo, no solo publican autores clásicos. También firmas actuales y vinculadas a temas de actualidad. ¿Cuáles de estos autores modernos destacaría?
M.O.: Destacaría todos. Pero en los últimos años ha sido especialmente importante Rod Dreher, con La opción benedictina. Es un libro que se ha movido mucho, ha tenido un impacto interesante y ha suscitado un debate en mucha gente sobre cómo tienen que estar hoy presentes los cristianos en una sociedad secularizada. También señalaría a Fernando García de Cortázar con su Católicos en tiempos de confusión, que pone en la palestra hasta qué punto la cultura en la que vivimos hoy no puede prescindir de sus raíces cristianas.
Hemos publicado a otros autores que para nosotros son importantes en los últimos años, por ejemplo, Iván Vélez, en historia, con sus libros Sobre la leyenda negra y El mito de Cortés. Y ahora vamos a publicar otro libro de historia más reciente y contemporánea. Son obras que rescatan aspectos importantes o desconocidos o directamente tergiversados de nuestra historia. O Jesús Lainz, con temas más vinculados al nacionalismo. En fin, son autores actuales que queremos poner en la palestra pública.
F.B.: La mayor parte de estos autores y sus publicaciones se vinculan a la no ficción. Sin embargo, en los últimos tiempos nos sorprendió la publicación de una novela bellísima, La partitura interior de Réginald Gaillard, y de obras como Los saltimbanquis de Juan José Gómez Cadenas. ¿Hasta qué punto el género ficción tiene cabida en Encuentro?
M.O.: No publicamos un solo tipo de libro, sino que queremos transmitir una idea de lo que es el ser humano a través del ensayo, del libro religioso y también de la literatura. Es verdad que el peso de la literatura en nuestro catálogo es menor, pero es algo que queremos cambiar, porque la literatura también tiene muchísimo que decir, aunque de manera diferente al ensayo. Esos autores que habéis citado son una apuesta novedosa, en el sentido de que son autores vivos.
Tradicionalmente, habíamos publicado grandes autores clásicos contemporáneos: Charles Péguy, Paul Claudel… pero queremos abrirnos más, con autores que puedan aportar una novedad al panorama literario y, sobre todo, una visión del ser humano más completa y más plena. No me refiero a publicar solo novela religiosa, en algún caso será así y en otros, en absoluto. Son autores que se salen de la cultura mainstream.
H.G: Esta entrevista forma parte de una serie dedicada a los editores. La pregunta es obligada: ¿cuál es para usted la misión de un editor?, ¿cuál es su relevancia social en estos momentos?
M.O.: El sector editorial se está repensando a sí mismo -no solo nosotros nos hemos repensado-, por muchas razones: la crisis en general de la lectura, la cuestión de los libros electrónicos… Yo he dado muchas vueltas a estos temas durante en estos años, por razones obvias, y creo que las editoriales siguen teniendo un gran papel en un mundo en el que la información está al alcance de la mano, cualquiera puede buscar cualquier cosa en un segundo en su móvil. Los editores aportan sobre todo un criterio, sirven de orientación, de faro, de guía, de brújula, dentro de ese mundo enorme, pero a la vez caótico e inabarcable que es el mundo de la información, de la opinión, del ensayo, etc.
El papel del editor de verdad, no del «publicador» de cualquier cosa, va a ser cada vez más importante. Otra cosa es la forma que eso adopte, que puede cambiar mucho. Ese es el papel hacia dentro. Hacia fuera, el papel social de los editores es que van a seguir encauzando ideas y, en ese sentido, son insustituibles. La incidencia social que puede tener un autor a través de un libro es mucho mayor que la que pueden tener una revista, un periódico o un blog. Eso no va a cambiar aunque los formatos cambien.
F.B.: ¿Es usted optimista acerca de la situación que atraviesa el panorama de la edición en España?
M.O.: No soy especialmente optimista, aunque tampoco pesimista. Los competidores del libro ya no son otros libros, son Netflix, las series, los juegos online… otras actividades de ocio alternativas a la lectura. En ese sentido, soy pesimista, porque está en juego el pensamiento. Una vez llega el momento de coger la cama, que era el momento tradicional para leer, nos es más fácil a todos sacar la tablet y ponernos a ver una serie que leer un libro.
Por otro lado, diría que esos sustitutos no alcanzan el nivel de profundidad y fecundidad de la lectura. En ese sentido, soy optimista. Cada vez nos damos más cuenta de que la lectura no es simplemente un momento de ocio, sino un momento necesario para ser reflexivos y ver dónde queremos ir, dónde estamos, en la vida y en la sociedad. Las personas que lean se van a ir diferenciando cada vez más de las que no, también en otros planos. La perspectiva que tiene sobre el mundo, la capacidad de concentración, de discernimiento… quien lea va a ser menos manipulable que quien no lea, eso se va a ir notando. Y en ese sentido, repito, sí soy optimista.
Buscamos libros que despierten al hombre de hoy y le ofrezcan un caminoManuel Oriol, director de Ediciones Encuentro
H.G: ¿Y qué hay de las librerías y libreros, esenciales en el proceso de llegar a los lectores?
M.O.: Pienso que si el editor es insustituible, el librero también, y nosotros apostamos muy fuerte por el canal de librerías. Una cosa es la librería que tiene de todo y el librero que no sabe de nada, eso está condenado a desaparecer, porque Amazon es lo mismo y más eficaz. Otra muy diferente, el librero que sabe lo que vende, que se ha leído lo que vende, y con su criterio sabe recomendarte, conoce a sus clientes y sus gustos, crea un clima de confianza. Esa es la librería y el librero que van a sobrevivir, los que aportan algo más, no solo la tienda y la venta de libros. Nosotros apostamos por ese tipo de librerías.
F.B.: ¿Cuál es su visión sobre el mercado del libro electrónico y de los audiolibros?
M.O.: Tanto aporta la lectura en papel como en libro electrónico, pero quizá no se encuentre la misma concentración en el papel que en la versión electrónica. Yo personalmente no encuentro la misma concentración, aunque esto no quiere decir que otras generaciones no sean capaces. Y en este sentido, Encuentro ha sido de las primeras editoriales españolas en ofrecer acceso a sus títulos en versión electrónica, y queremos que todo nuestro catálogo esté en este formato.
El audiolibro es mucho más reciente, veo su ventaja en que es un formato fácil de usar en trayectos, permite la movilidad, pero no permite volver atrás, pararse a pensar, sobre todo en lo que a ensayo se refiere.
F.B.: Encuentro, además de una editorial, es un espacio abierto a los lectores. ¿Cómo valora esta experiencia?
M.O.: Buscamos crear una cierta comunidad con nuestros lectores. Pensamos que la editorial no puede ser algo distante que lanza libros al océano del mercado. Tiene que haber una interacción. Igual que las redes sociales han favorecido una relación entre las personas y las empresas, nosotros queremos hacer lo mismo, en el ámbito virtual, pero también en el ámbito físico. Esa es la idea de Espacio Encuentro, disponer de un lugar al que nuestros lectores puedan venir a ojear nuestros libros, nuestras novedades, ver el fondo, quedarse, tomarse un café… Mientras charlamos con ellos, nos sugieren ideas, autores.
Una de las grandes riquezas de esta editorial son sus lectores. Muchos de los libros que hemos publicado son sugerencias de lectores. También de otros editores o de autores que son también lectores. Eso es valiosísimo, que alguien que te lee y que conoce tu fondo descubra un autor del que nunca has oído hablar y te lo sugiera. Nos convertimos en una comunidad de personas que quieren entender el mundo, que quieren pensar el mundo.
H.G.: Tienen una extensa red de distribución en América, norte y sur. También distribuyen en Italia. ¿Qué tal funciona la marca Encuentro fuera de nuestras fronteras?
M.O.: Encuentro tiene la vocación de llegar a todos los hispanohablantes desde sus comienzos. De hecho, hemos alcanzado un prestigio mayor en algunos países de Hispanoamérica. Por otro lado, es un mercado realmente difícil. Es muy difícil encontrar vías de presencia de libros españoles en Hispanoamérica por la fluctuación económica de esos países, las crisis económicas permanentes y la distancia.
Estamos inventando constantemente nuevas formas de estar ahí, a través de nuevos distribuidores, librerías, exportadores; mediante la colaboración con otras editoriales; y a través de impresión local de nuestros títulos. Este es uno de nuestros proyectos de futuro.
F.B.: Nos ha hablado de una mayor incidencia en la narrativa y de la impresión local como fórmula para llegar fuera de nuestras fronteras. ¿Qué otros proyectos de futuro destacaría para Encuentro?
M.O.: Tenemos un reto permanente. Somos una editorial católica, pero no solo publicamos libros religiosos, y a muchos libreros les cuesta entender esta combinación. Muchos de nuestros libros son para cualquier persona, sea religiosa o no. Queremos lograr en el ámbito editorial en general el mismo prestigio que tenemos en el mundo religioso.
H.G.: En un mundo globalizado y dominado por las grandes multinacionales, ¿cómo es su vivencia al frente de una empresa familiar?
M.O.: Vengo de una formación que nada tiene que ver con el mundo de la empresa. Estudié Filosofía y sigo siendo profesor de Filosofía, y de repente elijo continuar al frente de una empresa, una empresa cultural, pero una empresa al fin y al cabo. Para mí es fascinante estar en el mundo real, lidiar y competir con grandes editoriales, con medianas editoriales y con infinidad de pequeñas editoriales. Uno puede tener ideas muy bonitas sobre los libros que quiere publicar, pero luego esas ideas han de medirse con la realidad. Creo, en cualquier caso, que en esta lucha tenemos algo que aportar, y las cosas nos van suficientemente bien como para demostrarlo.
F.B.: ¿Qué le aporta en el plano personal el contacto tan cercano que Encuentro tiene con el lector?
M.O.: El diálogo con los lectores y autores me permite tener una visión panorámica de los intereses y las inquietudes de nuestra sociedad, que es fascinante, y que no creo que en otro trabajo hubiera podido obtener. Quiero continuar este diálogo con el que entender la realidad. He aprendido y estoy aprendiendo mucho.
Una conversación en la que se abordan temas tan aparentemente distantes como los clásicos, la Movida madrileña, la poesía y la politización de la cultura. Luis Alberto de Cuenca es capaz de aunarlos.
Antonio Barnés explica en el pódcast Cultura y Debate el valor de los grandes clásicos y la importancia de la literatura en la sociedad actual.