Hilda García | 13 de noviembre de 2020
El director del documental Morir en paz afirma que «la eutanasia es un fracaso, supone provocar la muerte de manera delictiva y cerrándose a la esperanza y la humanidad».
¿Es posible no sufrir en el tramo final de la vida? ¿No tener miedos ni angustias? ¿Estar acompañado y ser tratado con cariño? Estas y otras preguntas encuentran respuesta en Morir en Paz: Cuidados Paliativos vs Eutanasia, un documental realizado por Goya Producciones, en colaboración con la Asociación Católica de Propagandistas, la Fundación Telefamilia y la Fundación Cari Filii.
Su director, Andrés Garrigó, nos habla de este trabajo que recoge testimonios reales de doctores, enfermeras, psicólogos, voluntarios y familiares de pacientes. «A la gente se la engaña diciendo que la única manera de eliminar el dolor es la eutanasia. No es así, hay una manera civilizada y progresista de atender esas situaciones», puntualiza refiriéndose a los cuidados paliativos.
Desde el 21 de octubre, el documental se puede ver gratuitamente en la web www.morirenpaz.org.
Pregunta: ¿Qué es Goya Producciones y con qué finalidad nació?
Respuesta: Fundé Goya Producciones en el año 2000, después de un cambio. Yo era periodista de prensa escrita, fui corresponsal en Bruselas muchísimo tiempo para La Vanguardia y también para ABC. Fue a raíz de un contacto con Madre Angélica en su centro de Alabama, Estados Unidos, donde vi lo que era el apostolado audiovisual en la televisión que habían montado. Aquello me hizo cambiar completamente de perspectiva y me pareció más interesante que lo que hacía en ese momento. Estaba de subdirector de un diario económico y no era lo mío. Empezamos poco a poco, con dos personas, sin mayores expectativas. Pero Dios quiso que cada año fuéramos a más.
Hay partidos políticos que miran para otro lado y otros que tienen la intención de que la ley de eutanasia se apruebe a toda costa porque así lo manda su agenda
P.: ¿Cuáles son los proyectos que su productora ha llevado a cabo hasta el presente?
R.: Ahora mismo podemos decir que Goya es un referente en el mundo audiovisual cristiano, católico concretamente. Es una bendición la cantidad de cosas que hemos sacado adelante. Hemos hecho muchas series de documentales sobre historia de la Iglesia, doctrina social, bioética, los sacramentos, el Credo… En fin, temas catequéticos, y luego una serie muy larga de documentales históricos y, sobre todo, de biografías de santos.
Desde hace cinco años, saltamos del documental al largometraje de ficción, de cine, con Poveda o Luz de Soledad. Luego, con largometrajes que son un poco híbridos de ficción y documental, como Fátima, el último misterio, que ha sido un gran éxito. Y uno que está a medio estrenar debido a la COVID, que es Corazón ardiente, la primera película sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. De Goya ha salido también la iniciativa encristiano.com, nuestra tienda online, y, más recientemente, la plataforma Famiplay, que es una especie de micro Netflix católico.
Nuestra especialidad, nuestro toque es ver la historia a través de los ojos de Dios o de la Virgen, transmitir que estamos en las manos de Dios y que el proyecto divino tiene origen en alguna revelación o en apariciones. Es conjugar el pasado con el presente. Es muy complicado, pero estamos contentos.
P.: ¿Con qué objetivo se ha realizado el documental Morir en paz?
R.: Hay una gran ignorancia, una gran intoxicación respecto a la muerte digna. Planea una ley que va a suponer un cambio muy brutal para lo que queda de cristianismo en España, con las repercusiones que nunca olvidamos en los países hermanos de América Latina, que copian lo bueno y lo malo de lo que sucede en España. El tema de la legislación reclamaba una respuesta. Esta ley fracasará en sus resultados, pero lo que queremos es que el paciente o su familia, los que van a ser los «consumidores» de la ley, se den cuenta de que es una barbaridad y de hay una solución mejor y mucho más feliz para todos, que son los cuidados paliativos.
Hay una gran ignorancia, una gran intoxicación respecto a la muerte digna. Si la gente se movilizara más y supiera que hay una respuesta, la ley de eutanasia no se aprobaría
P.: El documental aborda el tema de los cuidados paliativos desde diversas perspectivas, ¿qué tipo de testimonios reales aporta y cómo accedieron a ellos?
R.: Llevábamos dos años o más pensando el proyecto, haciendo entrevistas en congresos. Teníamos también expertos extranjeros que nos explicaban cuál es la situación en Holanda, Bélgica o Estados Unidos. Y esto nos ha servido para el momento en que hemos sacado el documental, que ha sido después de esta última ola del coronavirus. Como anécdota, uno de los entrevistados ha sido una víctima del coronavirus. El doctor Álvaro Gándara estuvo a punto de morir. Pasó 40 días en la UCI y ha salido ileso, pero las secuelas no le han permitido hacer una segunda entrevista. Pero se la pudimos hacer antes y es una entrevista con mucha fuerza.
Hemos recabado los testimonios a lo largo del tiempo, preguntando, informándonos, contrastando… Y luego le hemos dado un toque original, porque no solo nos hemos querido centrar en los sabios, en los expertos, sino también en las personas que están día a día más horas con los enfermos terminales, como son enfermeras, voluntarios, los parientes próximos de los que han pasado sus últimos días. También los psicólogos.
P.: Morir en paz muestra casos de pacientes y familiares cuyas vidas se han transformado gracias a los equipos de paliativos. ¿Cómo ha sido esta experiencia?
R.: Hay un psicólogo muy bueno que cuenta cosas estupendas y que es un converso. Era ateo y, viendo la cantidad de casos extraordinarios de gente que cambiaba su vida en el último momento para lograr una paz con Dios y con su familia, llegó a ser un católico practicante activo. Superó todos sus agnosticismos y sus dudas, porque no comprendía que pudieran operarse cambios así solo por el contacto con gente afectuosa, que los trataba con generosidad y cariño. Es el broche final del que habla una de las personas entrevistadas, que es el paliativo cuando se hace con todos los instrumentos que tienes a tu disposición. Intervienen profesionales distintos, desde el especialista en sedación hasta el capellán o los jóvenes voluntarios que asisten.
Todo eso ha cambiado muchas vidas y, como nos decía uno de ellos, es como una película que ha sido muy aburrida, muy mala. Si el final es bueno, la película acaba bien. Por el contrario, la eutanasia es simplemente un fracaso, es provocar la muerte de manera delictiva y cerrándose a la esperanza y la humanidad. Supone un retroceso.
P.: ¿Qué podemos encontrar en Morir en paz?
R.: El documental tiene dos partes. Empieza con la parte positiva de lo que es la buena muerte, la muerte en paz, rodeado de servicios paliativos. Y lo contrario, que es la eutanasia. Trata también otro tema importante, que es lo que los expertos llaman la «pendiente resbaladiza», que es decir: ahora abrimos brecha legalmente para contener la eutanasia ilegal, pero no es más que abrir las compuertas para lo que va a venir después. Lo malo no es solo la ley actual, sino las que vendrán después, porque ya se ha visto en otros países. Por eso el documental saca experiencias de Bélgica, Holanda, Estados Unidos o Colombia. Allí lo que ocurre es que, después de aplicar la eutanasia a casos terminales del llamado «sufrimiento insoportable», se aplica también a dementes que no lo piden, a personas que no lo pedirían si estuvieran conscientes, a jóvenes, a niños…
Y lo último, que aún no ha llegado, es el proyecto en Holanda de la píldora del cansancio de la vida. El proyecto de ley, que aún no está aprobado, establece que si una persona está harta de vivir y quiere morir puede comprar en cualquier farmacia una píldora que se administra sin receta médica, como el que va al supermercado y se compra un producto. A muchos jóvenes de hoy día que son drogadictos o están en el paro, si se les facilita eso sería una cosa horrible. Es un mundo que no podemos ni soñar. Si la gente viera lo que viene después, dirían que la ley de eutanasia es infernal, algo que no se puede aceptar. Va contra los derechos humanos, contra el derecho del paciente a ser cuidado. En el documental Morir en paz insistimos mucho en que el Estado no está haciendo lo que debe hacer, cumplir con la ayuda a los necesitados, a los que más sufren, los que más cuidado requieren.
La ley de eutanasia atenta contra los derechos humanos, contra el derecho del paciente a ser cuidado
P.: ¿Los cuidados paliativos son un gran desconocido en España?
R.: Hay muy poco interés por los paliativos, no se tienen en cuenta, se destina a ellos muy poco dinero. Ni siquiera hay una titulación en la facultad de Medicina. No se dan cuenta de que es un campo de investigación donde se descubren cosas, se progresa mucho. Hay entidades, sobre todo las que dependen de la Iglesia católica, que son las que más han trabajado en este campo.
P.: El documental apuesta por los cuidados paliativos frente a la eutanasia. ¿Es posible morir en paz y sin sufrimiento?
R.: Hoy día se han hecho muchos avances y no se puede decir que nadie debe morir de dolor o con dolor. Cuando el enfermo es refractario a los tratamientos, se recurre a la sedación paliativa, que no es eutanasia, sino dejar que la enfermedad produzca sus últimos efectos sin hacer más que dormir al paciente en caso necesario, pero no con intención de matarlo, sino de quitarle el dolor. Por lo tanto, no hay argumento a favor de la eutanasia. Ahora hay una campaña internacional, que es la cultura de la muerte, el descarte que dice el Papa, la mentalidad malthusiana de reducir población. Todo viene a lo mismo, a negar que el hombre tiene otro destino, tiene una dignidad, sea cual sea su estado físico.
Se han hecho muchos avances y no se puede decir que nadie debe morir de dolor o con dolor
P.: ¿Cree necesario sensibilizar a la sociedad sobre los cuidados paliativos?
R.: Mucha gente, como dice el doctor Marcos Gómez, que está pidiendo la eutanasia lo que quiere es que se le quite el dolor. Ignoran que hay medios para eliminar el sufrimiento sin eliminar al sufriente. A la gente se la engaña diciendo que la única manera de eliminar el dolor es la eutanasia. No es así, hay una manera civilizada y progresista de atender esas situaciones. La sociedad está obligada a cuidar del débil, no a eliminarlo. No se puede decir que esto sea un avance, es un retroceso considerar a las personas como liquidables si no sirven.
Eso ya lo vimos en la época nazi. Lo primero que hizo Hitler, en el año 39, cuando empieza la guerra, fue un decreto para instaurar la eutanasia para los gitanos, los locos, y luego para todos los enemigos. Los nazis lo hicieron antes que cualquier democracia en España. Y también en la Unión Soviética se instauró la eutanasia en el año 20. Lo hizo Lenin. Después de haber admitido el divorcio, pasaron al aborto y luego a la eutanasia. Esas cosas no creo que tengamos que vivirlas otra vez. Pero hay mucho desinterés, partidos que miran para otro lado y otros que tienen la intención de que se haga a toda costa porque así lo manda su agenda.
Ahora hay una campaña internacional, que es la cultura de la muerte, el descarte que dice el Papa, la mentalidad malthusiana de reducir población que niega la dignidad humana
P.: ¿Por qué todo el mundo debe ver Morir en paz?
R.: Porque el documental explica de una manera muy directa cómo se vive el final de la vida. Todo el mundo tiene que pasar por eso. Si somos muy jóvenes, tendremos abuelos o personas a nuestro alrededor que sufren y hay que saber cómo acercarse a ellas. Por ello es necesario saber cómo actuar. Es el momento en que las personas pueden arreglar muchos problemas y tienen esa prórroga de vida en la que pueden resolver los asuntos. Morir en paz es tener la conciencia tranquila y el sentimiento de que seguimos siendo valorados, aunque ya no tengamos nada que aportar a nuestros semejantes. Pero es fundamental que estos se acuerden de nosotros y nos consideren personas. Es algo muy importante para nuestra cultura y debemos crear opinión pública. Si la gente se movilizara más y supiera que hay una respuesta, estas leyes no se aprobarían. Si tienes un documental que lo explica, puedes dar a conocer este tema a más gente. De hecho, se está moviendo en redes sociales: Facebook, Twitter, por correo electrónico…
P.: ¿Con qué ayudas han contado?
R.: La Asociación Católica de Propagandistas ha tomado una postura de vanguardia en este tema y han sido de los primeros colaboradores del proyecto. También la Fundación Cari Filii y la Fundación Telefamilia, que está vinculada a Goya Producciones. Es un proyecto más ambicioso. Yo digo de broma que el documental es Blancanieves y luego hay siete enanitos, siete vídeos cortos con testimonios de expertos que en parte no salen en el documental. También dos tráilers, uno corto para redes sociales. Hemos creado la web morirenpaz.org, que, además de todo lo audiovisual, también recoge documentos y textos relevantes, como algunas tomas de posición de la Iglesia, de expertos y de otras entidades. Está abierto a colaboradores, como la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI), o la Fundación Jerôme Lejeune, o bien la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos (ALCP), que han contribuido al proyecto mandándonos cosas o difundiéndolo a través de sus medios.
«El aborto y la eutanasia son males a los que se pretende disfrazar de “derechos”», alerta el director del Observatorio Demográfico CEU. Leguina se pronuncia sobre estos y otros temas, como los cuidados paliativos, la soledad de los mayores o el invierno demográfico que congela a España.
El catedrático de Genética analiza el informe emitido por el Comité de Bioética, del que es vocal. «Es una falta de sensibilidad y ética proponer la eutanasia cuando tantas personas han fallecido por la pandemia sin acompañamiento familiar ni apoyo espiritual», afirma.