Hilda García | 15 de junio de 2021
El autor de Historia del comunismo afirma que esta ideología «ha sabido hacer una propaganda tal que cualquier persona que se declare marxista parece un intelectual de gran talla, mientras que todo el que critique al marxismo es un reaccionario».
Contar la verdad y desmontar mitos. Este es el objetivo que ha llevado a Enrique Miguel Sánchez Motos a escribir el libro Historia del comunismo, editado por Sekotia. Administrador civil del Estado, ingeniero agrónomo y licenciado en Derecho, este consultor internacional aporta una visión crítica sobre la evolución y las consecuencias sociales que han tenido tanto el comunismo como la ideología «criminal» en la que este se basa: el marxismo.
Sánchez Motos deja claro cuáles son los tres elementos irrenunciables del ideario de Marx: «Violencia para cambiar las cosas, dictadura del proletariado como sistema para ese cambio y abolición de la propiedad privada de los medios de producción».
De la mano del autor, hablamos sobre el pasado del comunismo, una ideología muy desconocida incluso por los que afirman profesarla.
Pregunta: En los últimos tiempos, han proliferado mucho las obras dedicadas a analizar el fenómeno del comunismo. ¿Cuál diría que es el elemento diferencial de su libro?
Respuesta: Hay un primer libro de 1997 que se llama El libro negro del comunismo, de Stéphane Courtois. Es fundamental para describir los crímenes del comunismo con una visión mundial. Posteriormente, en España se han publicado muy buenos libros sobre este tema. Federico Jiménez Losantos ha escrito un par de ellos al respecto, con un enfoque más narrativo, más periodístico. Por el contrario, el mío quiere hablar de la raíz del comunismo, con el fin de que se entienda claramente su identidad con el marxismo, cómo se generó, cómo llegó Karl Marx a elaborar su propia ideología, en qué momento esa ideología quedó construida y cuáles son sus componentes básicos.
Historia del comunismo
Enrique Miguel Sánchez Motos
Sekotia
544 págs.
27€
Pregunta: Y todo ello con una finalidad didáctica y un tono divulgativo…
Respuesta: Sí, el libro aborda el tema de una forma sencilla para que los lectores puedan comprender cosas que muchos de ellos habitualmente no entienden, porque ni siquiera muchos de los comunistas los entienden. Por ejemplo, ¿qué es El capital? El capital es un libro de Marx que tiene un millón de palabras y que no ha leído casi nadie. Yo lo resumo en ocho mil palabras, a la vez que critico sus errores. Este es el enfoque diferencial fundamental que yo aporto a mi libro. Es una historia del comunismo en lo referente a la Unión Soviética y a los países de Europa del Este, pero sobre todo pretende explicar con mucha claridad y mucha sencillez para cualquier lector cuál es la filosofía que subyace detrás del comunismo, qué es el marxismo y por qué es una ideología criminal que dio lugar a lo que dio. También explico por qué con Gorbachov cayó el comunismo en Europa del Este y, al final, aporto líneas básicas sobre lo que sería una alternativa estratégica a esta ideología.
El comunismo ha sido terrible en lo referente al trato humano. Nada de libertad, nada de justicia, sometimiento al partido y a la nomenclatura
P.: El libro comienza con un capítulo muy revelador: «El comunismo o la mentira permanente». ¿En qué consiste la mentira de un régimen que enarbola la bandera de la libertad y la justicia social?
R.: El comunismo empieza mintiendo por sus propias palabras. Ninguna república se ha llamado ‘comunista’, se han denominado ‘repúblicas socialistas’. Otras se han llamado ‘repúblicas populares’, porque aparentemente tenían que tener «mucha popularidad». No olvidemos tampoco la República ‘Democrática’ Alemana. El comunismo ha sido una mentira permanente en cuanto a su presentación hacia fuera. Y en cuanto a su realidad interior, ha sido siempre terrible, la prueba más evidente está en cómo han quedado esos países tras su salida del comunismo. Se han visto todas las mentiras que ha habido hasta en los temas que aparentemente la izquierda apoya, como es el caso del medio ambiente. Los países comunistas en estos asuntos han resultado fatales y no digamos en lo referente al trato humano. Nada de libertad, nada de justicia, sometimiento al partido y a la nomenclatura. Incluso los propios miembros del partido tenían miedo del régimen en el que estaban viviendo.
P.: Su tesis se basa en que el marxismo es la ideología que fundamenta el comunismo, la que sostiene a la izquierda violenta y revolucionaria de todo el mundo. ¿En qué se basa el marxismo?
R.: La ideología marxista tiene básicamente tres patas. Dos de ellas se resumen de forma muy clara en El manifiesto comunista, que a diferencia de otros libros de Marx que son complejísimos, como el propio El capital, es de fácil lectura. Se dice muy claramente que el comunismo pretende derogar por la violencia el orden social existente. Es decir, va intrínseco a la idea de Marx y Engels del uso de la violencia revolucionaria.
En segundo lugar, esa violencia revolucionaria debe ser ejercida para abolir la propiedad privada de los medios de producción, pues se considera que su existencia siempre generará la explotación. Por tanto, es imprescindible abolirla mediante un acción despótica, no de acuerdo, sino violenta.
Hay una tercera pata que el marxismo ha ocultado durante mucho tiempo. Se manifestó en una carta privada de Marx a un amigo suyo en 1852, que decía que el camino del comunismo pasa por la dictadura del proletariado. Posteriormente, en otro libro de Marx que se llama Crítica al Programa de Gotha, escrito en 1875 pero publicado en 1891, es decir, después de su muerte, se habla también de la dictadura del proletariado.
Esos tres elementos son irrenunciables: violencia para cambiar las cosas, dictadura del proletariado como sistema para ese cambio y abolición de la propiedad privada de los medios de producción.
Marx consideraba que el camino para cambiar la sociedad no es el amor, sino la acción revolucionaria
P.: La esencia del marxismo como ideología es un materialismo absoluto. ¿Eso explica el desprecio a la vida de determinados sectores de la sociedad?
R.: En este punto, quiero diferenciar entre los materialistas que son buenas personas y los que se consideran con derecho a eliminar a todo el que no piense como ellos. Hubo un filósofo llamado Ludwig Feuerbach, que escribió el libro La esencia del cristianismo. Esta obra impresionó mucho Marx, porque en aquellos momentos Feuerbach se declaraba ateo y decía que no era Dios el que había creado al hombre, sino el hombre el que había creado a Dios. Esa idea le pareció muy bien a Marx, pero cuando siguió leyendo discrepó profundamente de él por una cosa muy curiosa pero muy sencilla. Feuerbach usa 493 veces la palabra ‘amor’ y Marx consideraba que el camino para cambiar la sociedad no es el amor, sino la acción revolucionaria. El materialismo de Marx es muy distinto del de Feuerbach, porque el marxista pretende eliminar sin el menor escrúpulo todo aquello que se enfrenta u opone al teórico progreso socialmarxista. Eso les permite pisar a cualquier ser humano como si fuera una hormiga, echarle insecticida, liquidarlo y eso va intrínseco en el materialismo marxista. La prueba es que los países comunistas se negaron a apoyar en 1948 la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo punto básico es reconocer la dignidad inalienable del ser humano.
P.: De ser un ferviente cristiano en su adolescencia y primera juventud, Marx se transformo en enemigo de la religión. ¿Qué explica este hecho?
R.: Esa es una realidad muy desconocida y que incluso algunos biógrafos de Marx eluden, porque presentar a un Marx que a los 17 años era un ferviente cristiano parece mucho ‘cante’ por el contraste con el hecho de que después propugna la eliminación de la religión. ¿A qué se debió ese cambio? Obviamente, no hay una explicación clara y absoluta, pero sí es cierto que él vivió en una familia que tuvo un conflicto religioso interno. El padre y la madre eran judíos, pero como el padre era abogado y el desempeño de su profesión se veía impedido por esta razón, él y toda su familia se convirtieron al cristianismo. Marx lo vivió como una presión exterior, había llegado a ser cristiano pero en ese contexto. Después, la familia volvió al judaísmo y todo esto pudo afectarle. Pero también es cierto que, a partir de los 17 años, cuando estaba en la universidad, se rodeó de un grupo de filósofos muy antirreligiosos, que consideraban la religión como el obstáculo principal de la historia. Todo ello hizo que Marx desarrollase ese planteamiento antirreligioso que, prácticamente desde el principio, manifestó en su libro de crítica a Hegel, en el que se contenía la célebre frase «la religión es el opio del pueblo y hay que eliminarla».
El marxista pretende eliminar sin el menor escrúpulo a cualquier ser humano
P.: La dialéctica marxista revolucionaria no admite el diálogo. ¿Por qué entonces el comunismo se vende como un producto que predica la tolerancia y la aceptación de la diversidad?
R.: Por eso que me preguntaba al principio, porque el comunismo desde el principio es la mentira permanente. Han engañado siempre y constantemente. En abril de 1959, poco después de tomar el poder Fidel Castro, fue a Estados Unidos y le preguntaron: «¿Es usted comunista?». Y respondió: «No, en absoluto, yo no soy comunista». Ya vimos en lo que quedó Cuba poco después. Y esa es la tergiversación permanente que ha engañado a mucha gente de buena fe, incluso a los propios comunistas. Muchos comunistas de verdad votan a un partido, a una línea comunista, pero desconocen plenamente lo que es el marxismo, el comunismo. Y esta es una de las razones por las que yo publico el libro: para que de una forma sencilla se pueda entender por parte de los que lo deseen cuál es el contenido del marxismo y las implicaciones que tiene.
P.: Su libro dedica mucho espacio a la expansión del comunismo a manos de Lenin. Esta ideología ha provocado ciento diez millones de muertes en todo el mundo y ha durado 70 años. Al nazismo se le pueden imputar diez millones de muertes a lo largo de una década. ¿Por qué el nazismo está ampliamente condenado y los comunistas parecen los buenos de la película?
R.: Porque la gente desconoce lo que es el marxismo y se tiene que dar cuenta de que la ideología marxista es tan criminal o más que la ideología nazi, si miramos su resultado. Han sabido hacer una propaganda tal que cualquier persona que se declare marxista parece un intelectual de gran talla, mientras que todo el que critique al marxismo parece que es un reaccionario. Hace apenas tres años, en 2018, se celebraba el bicentenario del nacimiento de Marx. Jean-Claude Juncker, que entonces era el presidente de la Comisión Europea, inauguró en su ciudad natal una estatua de cinco metros y medio, donada por China. ¿Cómo es posible que todo un presidente de la Comisión Europea, hace apenas tres años, inaugurara una estatua a Marx? ¿Lo habría hecho con una estatua a Hitler? No, ni siquiera a Stalin. Lo hacen por desconocimiento sobre lo que es el comunismo y su semilla, que es el marxismo.
Muchos comunistas de verdad votan a un partido, a una línea, pero desconocen plenamente lo que es el marxismo, el comunismo
P.: ¿Qué papel desempeñó Gorbachov en la caída del comunismo?
R.: Gorbachov fue una persona, a mi modo de ver, de gran corazón, pero totalmente engañada. Cuando prosperó en el Partido Comunista, fue a vivir Moscú con su esposa, Raisa. Hasta 1985, momento en que llegó a la Secretaría General, cuando tenía que hablar algo con ella iban a pasear por un parque, a efectos de evitar las escuchas de la KGB. Si hasta una persona de ese nivel se sentía vigilada por la policía secreta comunista, qué no sería con los demás. Gorbachov creía que podía darle un cambio al sistema soviético, en el sentido de hacerlo más efectivo, sobre todo para que la gente tuviera mejor nivel de vida. Pero, y esto es algo muy interesante, hasta el final de sus días siguió defendiendo que lo que había que hacer en Rusia era volver al leninismo. No se daba cuenta de que, en realidad, el comunismo que él estaba viviendo tenía su raíz en Lenin, de la misma forma que ideológicamente la raíz de Lenin era Marx. Y en ese contexto de equívocos, pero impulsado por su buena voluntad, fue poniendo en marcha varias acciones a las que en mi libro dedico un centenar de páginas, porque creo que lo merecen.
P.: ¿Podemos decir, entonces, que este régimen ha llegado a su fin?
R.: El conjunto de actuaciones de liberalización de Gorbachov, como resultado de confrontar las cosas, al final provocó la libertad de los países de Europa del Este. Posteriormente, en 1991, tras un golpe de Estado que fracasó, Gorbachov fue sustituido por Yeltsin, que fue quien acabó realmente con el comunismo en la URSS, aunque hoy en día, a mi modo de ver, sigue aún muy metido en la cultura de la sociedad rusa y, en particular, en su actual presidente, que es Putin.
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