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María Blanco, profesora de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad CEU San Pablo, ha publicado, junto a Carlos Rodríguez Braun y Luis Daniel Ávila, el libro Hacienda somos todos, cariño (Deusto). Su análisis sobre los métodos utilizados por los sucesivos Gobiernos para justificar el pago excesivo de impuestos ha coincidido con la marcha a Andorra de ElRubius, famoso youtuber, algo que ha encendido el debate sobre la moralidad de este tipo de decisiones.

El libro y sus autores repasan las campañas de publicidad de la Agencia Tributaria y señalan los recursos  de la Administración para que pagar impuestos se convierta en un acto de solidaridad que sirve para construir hospitales, obviando que hay otros gastos, «como niñeras para los ministros», que el contribuyente no decide a pesar de que el Estado insiste en decir que Hacienda es «de todos y para todos».

Pregunta: ¿La marcha de ElRubius a Andorra ha hecho más por abrir el debate sobre los impuestos que cualquier libro o estudio sobre el asunto?

Respuesta: Y no solo eso. Que ElRubius se haya ido a Andorra es mucho más importante que el hecho de que Montserrat Caballé, cualquier futbolista o Rafa Nadal, por ejemplo, se vayan a Andorra, porque el perfil de ElRubius no encaja con el típico millonario que es famosísimo en el sentido tradicional. No es el típico profesional destacado, nadie sabe, en mi generación o incluso alguna posterior, qué hace un youtuber. Hay youtubers que se maquillan, te enseñan maquillajes y les regalan muestras… pero tenemos en una nebulosa qué es youtuber. Entendemos que, si se pone ropa y hace de modelo amateur, las firmas le regalan ropa, pero no tenemos claro qué hace un youtuber como ElRubius. A mí me lo tuvieron que explicar los alumnos: él juega y el resto mira. Quienes no somos adictos a los videojuegos no lo podemos entender, pero eso no hace que su actividad sea menos importante, menos demandada, mueva menos millones de euros o tenga menos valor, porque el valor no está relacionado con el coste de producción, depende del mercado, que decide qué compra y qué no compra.

Es muy importante porque interpela a los jóvenes, confrontados con los más mayores. Ya no son solamente Julio Iglesias o los ejemplos que te daba antes, es gente de esta nueva generación, milenials, que se rebelan en silencio, sin montar un pollo o un campamento en Sol; simplemente, se va a un sitio donde puede vivir mejor y donde, como él decía, están sus amigos. Es esta generación que se llaman «nómadas digitales», su modo de ser patriotas es otro, no reconocen la pertenencia geográfica a ningún lugar, son «nómadas digitales» y van allí donde mejor trabajan.

Pregunta: ¿ElRubius es un mal español por no pagar impuestos?

Respuesta: No. No es que no pague impuestos, es que se va a otro sitio donde paga otros impuestos. No está renegando de su patria, religión o familia, está diciendo: soy español y me tengo que ir a otro sitio porque aquí no puedo hacer que mi empresa, que en este caso soy yo mismo, prospere. Si esta frase la trasladamos al mundo laboral, si yo te digo que me voy porque no puedo prosperar y trabajaré en otro sitio, todo el mundo te desea suerte, pero si me voy porque no puedo prosperar y voy a pagar impuestos en otro sitio… El lugar de trabajo de ElRubius es su ordenador y, como también decía Wall Street Wolverine, los contratan empresas extranjeras, por lo tanto tiene todo el sentido.

Desde la derecha más extrema a la izquierda más extrema, pueden lanzar la idea de que es un mal español, pero es un señalamiento moral aplaudido por el Gobierno que realmente no tiene mucho sentido, porque es como decir que el Estado es la patria, como ocurre con Castro, por ejemplo. Tenemos la idea de que se pagan impuestos para ir por carreteras, para que tu abuela tenga pensión y tu tía pueda ir al hospital, pero no es así. Tú pagas los impuestos que el Estado te pide para que los gaste en lo que quiera. Pueden decir que hay hospitales públicos, pero solo faltaría que después de pagar los impuestos que pagamos no hubiese. Pero también hay otras cosas… como niñeras para los ministros. Y nadie rinde cuentas. El libro no está dedicado a señalar si pagamos mucho o poco, sino a mostrar cómo nos intentan lavar el cerebro para que pagues y te hagan creer que lo haces por solidaridad, cuando realmente lo que haces es obedecer. Yo estaría orgullosa de hacer una donación a Cáritas o Cruz Roja, porque eso es solidaridad, pero pagar impuestos no es una virtud, porque si no lo haces te meten en la cárcel. El truco está en hacerte ver que si no pagas impuestos estás traicionando a los españoles, como si el Estado fueran los españoles y la patria el Estado, que es el mensaje de los países más totalitarios.

Hacen que te sientas culpable solo por plantearte si no serán demasiados impuestos

P.: En un programa online de RTVE se ha llegado a pedir que se decapite a los youtubers que se marchan a Andorra. ¿Por qué no pagar impuestos se ha convertido en el peor de los delitos?

R.: Hemos llegado ahí permitiendo los pasos anteriores, en el momento en el que nadie se cuestiona si los impuestos son confiscatorios. Yo te puedo decir que pagar impuestos es solidario o te puedo decir que son confiscatorios, que atentan contra la propiedad privada de Amancio Ortega, la de la señora que va a nuestro lado en el metro, la de los herederos de alguien que ha trabajado toda la vida para tener una casa y ellos tienen que dejarla porque no tienen dinero para pagar el Impuesto de Sucesiones, o la tuya. Todo depende de cómo se mire, ¿a quién habría que colgar en la plaza pública, a quien confisca la propiedad de la clase media y los trabajadores o a quien se va a otro país? Es que no hay otra salida: si tú naces en un país con un nivel impositivo confiscatorio, qué haces: si no pagas te vas a la cárcel y si te vas a otro sitio eres un mal patriota… no puedes autodesaparecer. Y lo peor es que con todos estos mensajes hacen que te sientas culpable solo por plantearte si no serán demasiados impuestos. Te hacen pensar que estás dejando a un niño sin colegio, ese es el nivel de manipulación.

P.: Comentan en el libro que nadie paga por gusto, pero tampoco hay ningún partido que apueste por una rebaja sustancial de impuestos. ¿Por qué?

R.: Cuando un político, especialmente en campaña, dice que va a bajar los impuestos, inmediatamente hay que mirar lo que dice sobre el gasto. Cualquiera que lleve un presupuesto sabe que si rebajas los impuestos y no rebajas los gastos tienes una deuda, y el nivel de deuda pública en España es altísimo. Si te dicen que van a bajar impuestos, pero no van a hacer nada con los gastos, te están engañando. Yo estoy esperando a que venga alguna fuerza política y proponga un ajuste presupuestario serio. Ahora en pandemia es muy complicado, pero se podría utilizar para apostar por lo fundamental. No solo camas de hospital, que también, y bendita Ayuso y bendito Zendal, ahora que se están utilizando sus camas. Pero no solo el gasto en Sanidad, sino qué gasto en Sanidad, porque no es normal que los sanitarios se cubran con bolsas de basura frente al virus.

Hay que hacer que el gasto sea eficiente, igual que en la educación y muchas otras cosas. Hay muchos coladeros por los que se va el dinero del Estado. Cuando dices que hay que restringir gastos, la gente piensa que quieres que los niños se mueran por la calle y los viejecitos no tengan pensión, pero lo que se quiere es que se utilice el dinero de todos los españoles en aquello que los españoles tenemos en la cabeza, lo básico: educación, sanidad, que las calles estén limpias… y que no se utilice para chiringuitos políticos. Lo de los 26 ministerios no tiene nombre… Bueno, tiene uno que empieza por «ro» y acaba por «bo». Todo ese gasto político debería eliminarse radicalmente.

P.: Hay impuestos que nos parece que llevan toda la vida con nosotros, pero que se han ido creando, como el IVA. Más difícil es pensar en que puedan desaparecer algún día.

R.: Otro de los impuestos que no ha existido siempre es el IRPF. Hubo una época muy larga de la historia de España y del mundo en la que no existía el impuesto sobre la renta, había otros. El Estado, estúpido no es y las personas que ocupan las instituciones han ido mejorando la estructura impositiva y la manera de recaudar dinero. El IVA es otro de los impuestos que no existían y se presentó como aquel que nos hacía europeos.

Se decía que África empezaba en los Pirineos, hasta que nos dejaron entrar en la Unión Europea y una de las cosas que trajo la entrada en la Comunidad Económica Europea era el IVA, y de ahí que Concha Velasco cantase aquello de Viva el IVA. Carlos Rodríguez Braun dice que uno de los progresos más notables respecto a los impuestos es que hoy en día esa canción no tendría sentido, pero entonces aquello se veía como un canto a Europa.

P.: Es recurrente el comentario sobre la necesidad de mayor educación económica y financiera. ¿Es una buena idea?

R.: Si se trata de educación, sí, y si es manipulación, no. A mí me gustaría que los chicos en los colegios empezaran a desarrollar su capacidad para debatir, cuestionarse temas políticos… yo que ni voto. Pero entiendo que los jóvenes tienen que saber de qué se les está hablando cuando se presenta un programa electoral, que sepan cuáles son las propuestas de las que se habla en impuestos, gestión del dinero público… a mí me parece bien si es educación. Igual que creo que debería haber una educación financiera familiar, que los chicos sepan invertir, es decir, que un niño de siete años sepa qué es el tipo de interés. Es fácil y ya se hace. Por ejemplo, Valeu School tiene una rama, Valeu Kids, que va por los colegios enseñando a los niños qué es invertir, la diferencia entre corto y largo plazo… y los niños lo entienden. Pero desconfío de los currículum preparados y pasados por el tamiz de cualquier Gobierno, eso debería depender de los padres y de las instituciones, porque yo creo en la libertad educativa.

Cuando dices que hay que restringir gastos, la gente piensa que quieres que los niños se mueran por la calle y los viejecitos no tengan pensión

P.: Durante lo más duro del primer confinamiento, el profesor Rodríguez Braun nos comentaba que todas las crisis suponen una amenaza para la libertad. ¿En plena 3ª ola de coronavirus podemos materializar esas amenazas?

R.: Obviamente. Estamos en una situación en la que hace unos días podías legar a las 12 a casa y ahora es a las 10, y te hacen pensar que el que llega más tarde de esa hora va en contra de la sociedad y va a contagiar a todos los abuelitos. Llevan mucho tiempo jugando con el miedo y desde el punto de vista de la psicología humana el mantener a una población atemorizada, sobre todo cuando los miedos no son fundados, afecta a la toma de decisiones y a la percepción social que se tiene de quien transgrede. Más que el parón de la actividad, que me parece atroz, esta manipulación de la psicología social me parece tremenda.

P.: Esta crisis está golpeando con dureza al turismo, a los bares, a la vida social, sin duda pilares de la economía española. ¿Volverá España a ser lo que era?

R.: Es posible que dentro de unos años volvamos a tener el mismo nivel de turismo o el mismo nivel de actividad, pero yo creo que esto va a suponer un antes y un después desde muchas perspectivas. De la crisis de 2008 ya nos costó recuperarnos mucho más que al resto de Europa, porque teníamos a Zapatero ejerciendo, y ahora tenemos a Sánchez, que no se cuál es peor. Se está generando una crisis económica que todavía no ha estallado del todo, porque hay que esperar a que se deroguen los ERTE y afloren unos cinco millones de parados. El parón de la actividad no es solo en el turismo o los bares, somos un país de pequeñas y medianas empresas, de sufridísimos autónomos, y todos los que se han quedado sin nada lo tienen difícil, las empresas no van a volver a abrir. Las que han quedado saldrán adelante con mucho esfuerzo y si no se les sigue poniendo palos en la rueda, pero va a ser muy difícil volver a tener el mismo nivel de contratación. Y aquí no hay un motor de la economía, excepto el turismo, que dependerá de la situación de los otros países, lo que nos deja en una recuperación muy lenta. Nos va a costar mucho superar este trauma, también económico.

Imágenes: María Blanco, autora de Hacienda somos todos, cariño. | Daniel Velasco