Fernando Bonete & Hilda García | 20 de marzo de 2020
Entrevista con José Manuel Bargueño, director comercial de Ediciones Palabra. Mil títulos, cuarenta colecciones y tres revistas avalan el trabajo de este sello con más de medio siglo de historia.
José Manuel Bargueño es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Nunca pensó dedicarse a los libros, pero los libros vinieron a imponerse en su profesión y en su vida. Primero, desde la librería Neblí, la más emblemática de la cadena Troa Librerías, de la que más tarde se convertiría en director. Después, como director comercial de Ediciones Palabra.
En la actualidad, y desde hace dos años, suma a sus funciones en este sello editorial la coordinación de la Comisión de Editores del Libro Religioso (CELR) y su condición de miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Mantenimiento (AEM).
Fernando Bonete: Más de medio siglo de historia y trabajo de Ediciones Palabra. ¿Cómo nace la editorial y qué les ha traído hasta 2020?
José Manuel Bargueño: Palabra es una editorial fundada en 1965 por un grupo familiar independiente. Precisamente, en estos días cumplimos 55 años. La idea era y es acercar a las familias los valores del humanismo cristiano. Somos una referencia en la formación humana y espiritual de la persona.
Hilda García: Y de la historia, al presente. ¿Qué momentos significativos ha vivido la editorial en los últimos años?
José Manuel Bargueño: El fuerte de Palabra ha sido la espiritualidad, la religión, con autores de referencia como, por ejemplo, Francisco Fernández-Carvajal con su exitosa obra Hablar con Dios, y la educación, sobre todo con la colección Hacer Familia. En los últimos años, nos hemos abierto a otras temáticas y géneros, en especial en la historia y la narrativa, donde hemos encontrado autores de éxito, como Dorothy Canfield Fisher, Barry Strauss o Andrew Roberts, sin olvidar la espiritualidad, con autores como el cardenal Sarah, María Vallejo-Nágera y monseñor José Ignacio Munilla, entre otros.
Esta nueva línea y estos escritores nos han abierto también a un público más amplio, más allá de nuestros lectores habituales. También seguimos apostado fuerte por la línea de publicaciones para niños y jóvenes, incluso estamos empezando a tener publicaciones ilustradas.
Fernando Bonete: Suele vincularse la labor de Palabra a la educación y la familia. ¿Estas son sus principales apuestas temáticas?
José Manuel Bargueño: Es nuestro núcleo fuerte, pero no necesariamente todo lo que nos mueve. Ante todo, buscamos buenos libros con valores.
Hilda García: Su colección infantil y juvenil es amplísima, y cubre una gran cantidad de temáticas y géneros. ¿Se puede decir que los libros de Palabra acompañan a las personas durante toda su vida?
José Manuel Bargueño: Sí, siempre existió esta idea, y es, de hecho, lo que más nos gusta potenciar como señal de identidad de Palabra: que aquellos que comienzan a leer y entender puedan unirse a nosotros y recorrer su vida a nuestro lado.
Lo que más nos gusta potenciar como señal de identidad de Palabra: que aquellos que comienzan a leer y entender puedan unirse a nosotros y recorrer su vida a nuestro ladoJosé Manuel Bargueño, director comercial de Palabra
F.B.: También editan tres revistas: Palabra, Hacer Familia y Mundo Cristiano. ¿Qué busca Ediciones Palabra con estas publicaciones mensuales?
J.M.B.: Son tres pilares fundamentales de Palabra, puesto que abundan en la idea de ayudar a la persona, en este caso, en total conexión con la actualidad. Hacer Familia ayuda a los padres a no perder el hilo de los temas que están de moda y van a impactar en sus hijos. No solo en el ámbito educativo, con ideas prácticas y útiles, sino en el cultural, en toda su extensión. Películas, series, televisión, libros… son productos que entran en casa y hay que conocer a fondo para saber qué aportan a padres y niños.
Mundo cristiano está más ligada a la dimensión religiosa, a un público creyente, aunque laico. Se abordan temas de actualidad, candentes en la vida pública, desde la óptica del humanismo cristiano, sirviendo de nexo de unión entre la familia cristiana y la sociedad. Mientras que Palabra hace hincapié en la actualidad de la Iglesia en el mundo, con un carácter evangelizador.
H.G.: ¿Qué significa para Palabra publicar una Encíclica?
J.M.B.: Para nosotros es muy importante publicar y dar a conocer a nuestros lectores los textos del Santo Padre, desde Pablo VI hasta Francisco. Su proceso es diferente al resto de títulos publicados, ya que no hay una exclusiva. El texto también lo publican otros sellos, como Edibesa, San Pablo, Grupo Loyola, Romana, Verbo Divino o BAC.
F.B.: Seguimos hablando de procesos. Uno de los autores recientes más exitosos de Palabra es el cardenal Robert Sarah, siempre entre los más vendidos de la editorial. ¿Cómo llegan él?
J.M.B.: Llegamos a él a través de la editorial francesa propietaria de sus derechos. Nos ofrecieron publicar Dios o nada en un momento en el que no era conocido en España. Nos llega el texto de un cardenal africano que cuenta su evolución vital y espiritual en un libro en formato entrevista… A nuestros editores les convenció la solidez y profundidad de su contenido, y corrimos el riesgo de publicarlo, aunque no teníamos unas altas expectativas de venta. Al final se reveló como uno de nuestros grandes aciertos, al ser uno de nuestros autores más exitosos.
H.G.: Su última publicación, Desde lo más hondo de nuestros corazones, no ha estado exenta de polémica. ¿Les ha salpicado o para el momento en que llega a España las críticas ya se han mitigado?
J.M.B.: Se habló con su editor y con el entorno del cardenal Sarah, y quedó claro que el asunto de la autoría estaba resuelto. Hay un texto de Benedicto XVI en el libro, un texto autorizado, y como tal su nombre aparece en la portada con el indicativo de acompañar al cardenal Sarah en su escritura: “Cardenal Robert Sarah con Joseph Ratzinger, Benedicto XVI”. Más allá de esto, creo que cualquier apreciación que se lance ahora tiene que ver más con una malinterpretación del asunto.
F.B.: Una de las colecciones más reputadas de Palabra pertenece al género de la biografía. Tienen auténticas maravillas reunidas en la colección Ayer y hoy de la historia, como la biografía de Stalin de Jean-Jacques Marie, la de san John Henry Newmann de Ian Ker, y la joya de la corona, Napoleón de Andrew Roberts. ¿Qué valor cultural aportan estas biografías frente a otras del mercado editorial?
J.M.B.: Es una colección que existía en Palabra antes de mi llegada. A mí particularmente, por mi formación, me interesaba potenciarla y aportar un gran valor al conocimiento de la historia. No es una colección fácil de editar, ni un mercado sencillo, porque hay grandes editoriales persiguiendo a estos grandes autores para hacerse con su publicación, como es el caso de Andrew Roberts, que ahora acaba de publicar con Crítica. En cualquier caso, estas escapadas no dejan de dar prestigio a Palabra, al reunir a historiadores de primera fila.
H.G.: Y en un ámbito tan específico como la teología, la colección Pelícano se ha convertido en todo un referente para los seminaristas.
J.M.B.: Buscamos que Pelícano sea referencia, y que se siga renovando. Aquí la labor es incesante, seguir buscando títulos, autores, temas que estén al día y con los que alimentar el catálogo de la colección, de manera que siga siendo atractiva para un público objetivo tan concreto y especializado.
F.B.: Palabra también publica narrativa, que es otra forma de transmitir ideas. ¿Cuál es su canon a la hora de seleccionar en este género?
J.M.B.: Tenemos dos líneas con las cuales explotamos este género. La más cuidada es Roman, con criterios de selección y calidad literaria muy exhaustivos, grandes temas universales, libros clásicos todavía no recuperados en español, como Ida Elizabeth de la noruega Sigrid Undset, premio Nobel de Literatura, Dulce Hogar de Dorothy Canfield Fisher, La quincena de septiembre del británico Robert Cedric Sherriff, que se ha vendido menos de lo esperado pero que es una delicia, o ya publicados como Katrina de la finlandesa Sally Salminen Dührkopf. Son libros del pasado que nos hablan en la actualidad.
Otra colección que es de reciente creación, y en cierto modo experimental, aunque está dando muy buenos resultados, es la llamada Novel, que se centra en la publicación de novela romántica pero “blanca”, es decir, para todos los lectores. El sello Palabra garantiza que todos los públicos puedan acceder a sus títulos sin sorpresas. Próximamente publicaremos el sexto.
Se debe exigir al librero que sepa recomendar y que esté informado, no puede limitarse a cobrar en la cajaJosé Manuel Bargueño, director comercial de Palabra
H.G.: Otra colección fundamental en su narrativa es Arcaduz, donde se encuadran las fascinantes novelas históricas y religiosas de Louis de Wohl.
J.M.B.: Arcaduz es, sin duda, la colección representativa de Palabra, porque incluye los mejores géneros para llegar a un público religioso: testimonios o novela religiosa. Louis de Wohl reúne esto último, y ha tenido y sigue teniendo un éxito enorme por la facilidad que ofrece en el momento de conocer vidas de santos sin eximir la calidad. También es la colección más difícil en estos momentos en los que no se escribe tanta novela religiosa.
F.B.: No solo colecciones, Palabra también aglutina otros sellos bajo el paraguas de Epalsa, el más conocido es quizá El Buey Mudo. ¿A qué se debe esta diversidad y el hecho de optar por marcas secundarias?
J.M.B.: Son varias razones, una es llegar al gran público, y también no tener que descartar manuscritos muy interesantes pero que creíamos que en Palabra no tenían cabida. En primer lugar, creamos un sello que llamamos Asertos, precisamente por lo comentado anteriormente, pero hace cuatro años surgió la oportunidad de adquirir Ciudadela y El Buey Mudo, que eran de los mismos propietarios. Me encantó la idea, porque era un sello que conocía de mi época de librero y vi la posibilidad de llegar a otro tipo de lectores.
Hace dos o tres años, también surgió la oportunidad de adquirir la parte de EUNSA que se había escindido, EIUNSA, y que también tenía otro sello recién creado, Teconté. Ahora mismo podemos decir que somos un grupo editorial. La casa madre es Palabra, a la que hemos llamado Epalsa para diferenciar. Por un lado, estaría la parte no religiosa, que sería EIUNSA, Teconté, Asertos, El Buey Mudo y Ciudadela y, por otro lado, Ediciones Palabra. Con todos estos movimientos tenemos la posibilidad de publicar distintas temáticas con las que podemos llegar a otro tipo de público que no se decanta por una editorial religiosa.
H.G.: Esta entrevista forma parte de una serie dedicada a los editores. La pregunta es obligada: ¿cuál es para usted la misión de un editor?, ¿cuál es su relevancia social?
J.M.B.: Una de las funciones del editor es buscar textos. Todo el mundo puede escribir, incluso ahora existe el fenómeno de la autoedición. El editor elige lo que según su experiencia puede ser bueno y aportar al público. Además, aconseja las líneas que debe seguir cada libro para poder llegar mejor al lector final, una labor que el gran público desconoce. Cada libro tiene detrás una labor editorial tremenda.
F.B.: ¿Es optimista sobre el panorama de la edición en España?
J.M.B.: Hay que ser optimista. Ha habido un momento de crisis complicado que ha afectado a todos en alguna medida, pero poco a poco se va recuperando, aunque no se va a llegar a las épocas doradas anteriores.
En un momento en el que predomina la inmediatez y en el que estamos todo el día con Netflix, HBO o con Disney -que ahora va a llegar a España-, hay que promover el libro desde todos los ámbitos, tanto desde el Gobierno como desde entidades locales, porque la mejor manera de desarrollar la inteligencia y la imaginación es el libro. El mundo editorial, en el que también incluiría a los libreros, tiene que unirse para potenciar la cultura y la lectura. El libro desempeña una función esencial desde la infancia hasta edades más avanzadas para que la gente vaya configurando su forma de pensar. Es importante que lean y el problema es que ahora mismo la gente no lee o lee poco.
Por eso debemos hacer los libros cada vez más atractivos. En la actualidad, es esencial no solo el contenido, sino también el continente. Todas las editoriales tenemos que ponernos las pilas y ser cada vez más autoexigentes para llegar al público. Eso para mí es esencial.
H.G.: En la actualidad, los lectores se decantan por las plataformas digitales y las librerías tradicionales se ven obligadas a echar el cierre. ¿Cómo ve el futuro?
J.M.B.: Hay una crisis, pero también están naciendo nuevas librerías, más pequeñas pero que dan otro tipo de servicios al público. Las librerías deberían tener una ayuda de las entidades locales y ser referentes culturales. Se debe exigir al librero que sepa recomendar y que esté informado, porque no puede ser únicamente una persona que cobre en la caja. Hay librerías, como Marcial Pons o Polifemo, que ofrecen una buena atención en historia. Otras librerías más generalistas, como Tipos Infames, La Central o Lé. Igual que Los Editores o la cadena Troa, de la que yo vengo. Son ejemplos, con esto no quiero decir que otras no lo hagan, pero son librerías en las que los libreros son referentes y pueden recomendar al lector. Es complicado por el gran problema actual de la inmediatez, que hace que queramos todo al momento. En el caso de las librerías, hay que salir a la calle y visitarlas.
F.B.: Además de dirigir Palabra, es usted coordinador de la Comisión de Editores de Libro Religioso (CELR). ¿Qué presente y qué futuro tiene el libro religioso?
J.M.B.: El sector del libro religioso está complicado. Sucede que en la sociedad actual la gente es cada vez es menos creyente y, por tanto, compra menos libros religiosos. Tenemos que replantearnos la cuestión. Se está editando cada vez mejor y debemos buscar temas interesantes para el público. También nos estamos renovando con la incorporación de nuevos autores. Hay que ser optimistas, porque el panorama está cambiando y creo que podemos mejorar.
Asimismo, debemos ser críticos y la Comisión de Editores de Libro Religioso tiene que dar a conocer lo que estamos haciendo. En eso estamos trabajando, y un ejemplo de ello es que cada dos años organizamos las Jornadas del Libro Religioso. La última la dedicamos a la relación del mundo virtual, digital, con el religioso. Se quiso mostrar que también estamos a la vanguardia, igual que cualquier otra editorial, aunque no sea religiosa.
El libro desempeña una función esencial desde la infancia hasta edades más avanzadas para que la gente vaya configurando su forma de pensarJosé Manuel Bargueño, director comercial de Palabra
H.G.: Desde Palabra apuestan por el libro electrónico, ¿qué experiencia tienen en este mercado y cuál es su opinión?
J.M.B.: Cuando estaba en Troa, me entrevistaron varios medios y dije que el libro electrónico no iba a triunfar, aunque me aseguraban que crecería más que el libro en papel. Creo que es un complemento y se ha quedado en eso. Es muy cómodo para el que viaja, pero pienso que no es un sustitutivo del libro en papel como se dijo.
Las editoriales tenemos que estar en ese mercado y nosotros lo estamos, lo que ocurre es que hay un gran problema, que es el de la piratería. Cada vez que sacas un libro digital, al poco tiempo está pirateado. Cuando está en papel, tienes que fotocopiarlo. Pero cuando es digital, lo encuentras con más facilidad. Nos ha pasado con el libro del cardenal Sarah Se hace tarde y anochece, en redes de intercambio. Publicar en digital tiene su riesgo, pero hay que adaptarse.
F.B.: ¿Y sobre los audiolibros?
J.M.B.: Al principio, yo pensaba que el audiolibro iba a funcionar menos de lo que se está “vendiendo”, ya que en el caso del libro electrónico estaban detrás las grandes marcas con sus dispositivos, que parecía que iba a ser la bomba, y después está donde está. Pero en el gremio de editores de Madrid, un día invitamos a Javier Celaya, que es un gran experto de este tema, y nos habló de su posible crecimiento. Dijo que puede llegar a un público que no lee nada y que lo escucha cuando va en el coche o haciendo deporte… Si se puede dar esa utilidad, a lo mejor funciona, sobre todo entre la gente joven.
Puede ser un complemento, pero tiene el hándicap de que los costes son muy altos, porque hay que locutar en un estudio de grabación. No es un obstáculo para las editoriales grandes, que lo están empezando a potenciar, pero para una como la nuestra ahora mismo es prohibitivo. No es rentable a corto o medio plazo, pero si los costes bajan se podrá invertir más.
H.G.: Tienen una extensa red de distribución en América, norte y sur. También distribuyen en Italia y Portugal. ¿Qué tal funciona Palabra fuera de nuestras fronteras?
J.M.B.: Funciona bien, lo que pasa es que América Latina es otro mundo. A lo mejor un país va bien, pero al año siguiente la situación cambia por motivos políticos. Por ejemplo, Argentina, en los últimos tiempos, es para nosotros el paradigma de país que un año va bien y al siguiente va mal, porque hay cambios de legislación constantes… Pero tenemos buenas ventas y estamos intentando llegar a todos los países.
También tenemos allí una serie de distribuidores y librerías con los que colaboramos. Gracias a los temas de humanidades, al fondo de novelas y a la compra de sellos editoriales, estamos llegando a cadenas de librerías a las que antes no llegábamos o lo hacíamos en menor medida. Por ejemplo, a Gandhi, que es una de las principales cadenas de Méjico. Ese es nuestro gran reto.
F.B.: ¿Cuáles son los proyectos de futuro de su editorial?
J.M.B.: Seguir apostando por líneas de espiritualidad y por contar, como estamos haciendo, con autores nuevos, muchos de ellos jóvenes. Nos está yendo muy bien con ellos y debemos seguir por ahí, porque es una forma de renovación. Eso no quita que sigamos publicando autores contrastados como el cardenal Sarah.
Hay que seguir buscando temas que funcionen, como los testimonios, y seguir apoyando colecciones exitosas como Arcaduz.
También tenemos que estar al día en temáticas como la educación. Muchas veces es prueba-error, como pasa en el caso de la narrativa romántica o en el de Ciudadela. Nuestra idea es seguir expandiéndonos, dar al público todos los temas que veamos que puedan interesar al lector -ya que tenemos otros sellos- y apostar por las líneas que van bien.
H.G.: Ha confesado que desde niño es un gran lector. ¿Cómo ha influido ese hecho en su vocación?
J.M.B.: Hace mucho la educación que recibes o si en casa se lee mucho o poco. En mi casa, por ejemplo, se leía la prensa diaria, una costumbre que se ha perdido. Cuando fui más mayor, me di cuenta del nivel de lectura de mis padres, tenían una edición antigua de Stephan Zweig a la que no había dado importancia.
Mis padres me regalaban libros y eso me ha marcado: Emilio Salgari, Walter Scott, novelas de aventuras en general. Pero la vocación vino después, estudié Historia en la universidad pública y un problema de esta titulación es que no tienes muy claras las salidas profesionales, excepto la docencia. Yo animo a trabajar en editoriales a aquellos que estudien Humanidades.
Mis derroteros fueron por otro lado, no pensaba ir por el mundo del libro. Y dio la casualidad de que vi una oferta en Troa, donde necesitaban un librero. Salí del mundo comercial y me gustó trabajar en una librería. Después, me nombraron director de la librería Neblí y más tarde me llamaron de Palabra. No pensaba dedicarme a esto.
Hay una cosa que debes que tener clara, aunque hayas leído mucho: cuando trabajas en el mundo del libro ves que tienes que aprender continuamente.
F.B.: ¿Qué libro ha marcado su vida?
J.M.B.: Hay varios. Cuando era pequeño, me marcaron autores como Dumas, Walter Scott o Julio Verne. Por ejemplo, me encantó Miguel Strogoff.
En su momento, también me gustó El corazón de piedra verde, de Salvador de Madariaga, cómo cuenta muy bien el tema de la conquista de América. Siempre me ha apasionado la historia. Durante los años de universidad, te mandan leer libros y, por ejemplo, El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad me marcó mucho, es espectacular. Más recientemente, las obras de Stefan Zweig que publica Acantilado, como Momentos estelares de la humanidad.
H.G.: ¿Qué le aporta en el plano personal su labor profesional en una editorial?
J.M.B.: La verdad es que mi vida gira mucho en torno al libro. Visito muchas librerías, y me fijo en las portadas que tenemos que hacer… Cuando te gusta el mundo del libro, la verdad es que disfrutas. Como mi mujer también viene de ese ámbito y le gusta mucho, no hay problema. Cuando realmente has encontrado algo que te llena, estás cómodo.
Fernando Bonete & Hilda García
De la mano del director de Ediciones Encuentro, Manuel Oriol, viajamos por el actual panorama editorial y nos acercamos a una empresa familiar que cuida el contacto directo con los lectores y los autores.
Aunque la lucha puede parecer desigual, las librerías hacen frente a la compra «online» potenciando todo aquello que la pantalla de un dispositivo no puede ofrecer.