Pablo Casado Muriel | 22 de febrero de 2019
Fernando Castillo participó en el pódcast de «Cultura y Debate» dedicado al famoso personaje de cómic.
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Pablo Casado: ¿Puede quedarse con una única aventura de Tintín? ¿Tiene un álbum favorito?
Fernando Castillo: Es una respuesta difícil, y eso que no son muchos álbumes. Es difícil porque la preferencia va cambiando con el tiempo. Cuando dejas de ser niño, o cuando es más importante tu interés literario que el histórico, por ejemplo, se destaca Las joyas de la Castafiore, que es una aventura de la nada, una poética de lo cotidiano. Este es el álbum más complejo, literario y elaborado de los de Hergé.
Pero es difícil, siempre tuve mucha inclinación por Stock de coque y por El asunto Tornasol. El cetro de Ottokar es otra aventura extraordinaria… Quizá el que menos me gusta es Tintín en el Congo, que es uno de los más planos, aunque también tiene interés.
P.C.: Su libro Tintín-Hergé: una vida del siglo XX (Fórcola Ediciones) es una obra que va creciendo con el tiempo. Sorprende la capacidad de profundizar en un personaje que, a priori, puede entenderse como muy “indefinido”: sin edad, sin familia…
F.C.: En las historias de Tintín hay mucho más de lo que parece. La suma de pequeños detalles perfila una personalidad curiosa y contradictoria. Porque en Tintín y en Hergé hay mucha contradicción, al igual que ocurre con el siglo XX.
Hablamos de un reportero que no tiene familia, que vive en un entorno desestructurado, prácticamente en una comuna… que vive con un grupo de gente rara y políticamente poco correcta: un tipo medio alcohólico y colérico que no se sabe de qué trabaja, un sabio un poco loco y el propio Tintín, que tampoco es nada preciso en los comportamientos cotidianos.
Y esto lo crea un tipo como Georges Rémi, Hergé, que es católico, una persona religiosa desde sus comienzos y en la que siempre late, en el fondo, un respeto por el orden y por una moral, sin duda, católica. Un tipo del que cabría esperar algo más convencional y, sin embargo, crea un personaje como Tintín, que no es precisamente un modelo social ni familiar a seguir.
Las aventuras de Tintín son unos “episodios nacionales” del siglo XX.Fernando Castillo
P.C.: ¿Se pueden entender Las aventuras de Tintín como una crónica metafórica del siglo XX europeo?
F.C.: Esa es la tesis de este libro: Las aventuras de Tintín son unos “episodios nacionales” del siglo XX. No totalmente, porque hay muchas cosas que se quedan fuera y cabría preguntarse por qué Hergé no las trató.
Pero hay cosas que sirven muy bien para explicar tanto la historia del siglo XX como la actitud de lo que representa Hergé. ¿Qué representa Hergé? A Europa y a los europeos. Hay una Europa y una cierta mirada a Europa que está en Tintín.
Tintín representa unos valores que constituyen la esencia de la mentalidad europea. En Tintín hay una poética de los derechos humanos, de rechazo de los totalitarismos, una voluntad de defensa de la filantropía, el laicismo -y esto lo hace un católico-, una actitud en favor de la democracia parlamentaria, un rechazo al capitalismo salvaje…
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