David Vicente Casado | 28 de junio de 2021
El autor de Memorias de un periodista: tres décadas en ABC lamenta que «se haya encumbrado a algunos periodistas que tienen poco amor por la verdad».
«Trabajar en ABC ha sido un honor incomparable. No lo hay mayor para un periodista». Esta frase acompaña la portada del libro escrito por Ramón Pérez-Maura (Santander, 1966). Actualmente, conserva el honor de ser el redactor jefe más joven de la historia de ABC. Fue becario, jefe de Internacional, adjunto al director y candidato, en dos ocasiones, a futuro director. Sin embargo, tras más de tres décadas en el diario, salió de él de la forma que menos podría imaginar. En su libro titulado Memorias de un periodista: tres décadas en ABC cuenta los motivos de su salida y sus vivencias a lo largo de todo este periodo: desde entrevistas a Margareth Thatcher o Mohamed VI a sucesos tan increíbles como la vuelta de Simeón de Bulgaria su país, el cual lo recibió como un héroe.
Treinta y un años de servicio a la información, de amor al periodismo y del sabor amargo de dejar un lugar donde soñó trabajar y que pudo ver cumplido tras salir de las aulas universitarias. Eso sí, su adiós lo hizo como mejor sabe: escribiendo.
Memorias de un periodista: tres décadas en ABC
Ramón Pérez-Maura
Almuzara
328 págs.
19.95€
Pregunta: Ocho meses después de su salida, se publica su libro. Dicen que la venganza se sirve en plato frío, ¿qué tiene que decirles a aquellos que piensan que la de Ramón Pérez-Maura se sirve en 328 páginas?
Respuesta: Contar unos hechos que hasta ahora nadie ha discutido no es una venganza, sino contar una historia. Los periodistas pertenecemos a una profesión que consiste exactamente en eso, en contar nuestra vida o nuestro trabajo y eso es lo que yo he hecho: contar mis 31 años en ABC.
Pregunta: ¿Cuántas llamadas recibió al conocerse la noticia de que salía su libro?
Respuesta: Bastantes. Sorprendentemente, lo que más me dijeron era que si no tenía miedo a contar todo lo que iba a contar. Evidentemente, como se ha podido ver, no he tenido miedo en ningún momento y si no he contado algo ha sido, simplemente, porque creía que carecía de interés. 31 años dan para muchísimas páginas y yo he hecho, como tienen que hacer siempre los periodistas, una selección de los hechos más relevantes.
Cuando yo empecé en la profesión, una de las cosas que más faltaban a los periodistas eran los idiomas. Lo que les sobraba era entusiasmo. Hoy en día, al periodista le falta leer mucho más y le sobra prepotencia
P.: Y una vez que el libro lleva un tiempo en la calle, ¿cuántas llamadas ha recibido?
R.: Muchas y debo decir, para mi alegría, que no he recibido ni una queja de lo que he publicado. Han sido casi unánimemente llamadas de felicitación. Sí he recibido un único matiz, y además lo quiero decir con nombre y apellidos, de José María Bergareche, antiguo consejero delegado de Vocento, que manifestaba discrepar respecto a la versión que yo doy de su salida, pero reconocía que esa versión ya se había dado anteriormente en otro libro publicado por José Antonio Zarzalejos y que él no la había enmendado entonces.
P.: Usted ha sido el redactor jefe más joven de la historia de ABC… ¿Qué cree que le faltaba y qué le sobraba al periodista cuando usted empezó en la profesión y qué cree que le falta y le sobra al de ahora?
R.: Cuando yo empecé en la profesión, una de las cosas que más faltaban a los periodistas eran los idiomas. Yo no tengo duda de que una de las cosas que más ayudó en mi carrera fue hablar un buen inglés y un pobre francés, pero hablarlo, al fin y al cabo. En la redacción de ABC había muy pocas personas en 1989 que hablaran idiomas. Eso es lo que faltaba. Que sobre algo es difícil, pero probablemente sobraba, y eso es positivo, es el entusiasmo que había por el trabajo que hacíamos y porque teníamos claro cuál era el papel de ABC en esa época y lo llevábamos con gran orgullo.
Hoy en día, lo que probablemente le falte al periodista, en general, es leer. Hoy en día estamos arrollados por las pantallas, por ver información en lugar de leer información. Yo creo que la clave está en leer mucho más y, como no estamos acostumbrados a hacerlo, creemos que todas las informaciones tienen que ser las que caben en un pantallazo. Los medios hoy en día son digitales, pero hay que tener capacidad para leer más. Y quizá lo que sobra hoy en día es un poquito de prepotencia, de creerse que los periodistas, aun estando bien formados, saben más que nadie por el hecho de ser periodistas
Luis María Anson, teniendo una personalidad compleja, fue un director que recogió ABC en un momento en el que estaba casi en quiebra y cuando él salió del periódico tenía una situación económica muy boyante. Eso sí, hizo un periódico que era, excesivamente, populista
P.: ¿Qué le ha dado el periodismo y qué le ha quitado el periodismo a Ramón Pérez Maura?
R.: El periodismo me ha dado prácticamente todo, porque yo he tenido la suerte de poder entrar en ABC nada más terminar la carrera. Es lo que yo quería hacer desde el principio. Mi caso es un poco especial, porque no es que yo estudiara periodismo, que lo estudié, y busqué trabajo, y lo encontré, en ABC, sino que yo estudié periodismo porque yo quería trabajar en ABC y tuve la inmensa suerte de que, un mes después de terminar la carrera, entré como becario en prácticas y ahí me quedé más de tres décadas. No se puede ser más afortunado. Tener una profesión apasionante en la que nunca sabes qué es lo que te vas a encontrar cada día.
¿Qué me ha quitado? Como ocurre en otras tantas profesiones, me ha quitado tiempo para estar con mi familia. Mis hijos han sido quienes lo han pagado y eso sí que lo siento. Por suerte, en este último año que he estado fuera del periódico me ha dado mucho tiempo para recuperar horas perdidas con mis hijos.
P.: Centrándonos en el libro, una de las principales personas que aparece en él es Luis María Anson. Pinta usted un Anson con claroscuros: del periodista que salvó a ABC al director autoritario que tomaba a veces decisiones arbitrarias. ¿Hay varios ansones dentro del propio?
R.: Supongo que todos tenemos muchas personalidades distintas en cada momento. No somos exactamente la misma persona a todas horas. Lo que yo dibujo es al Anson con el que yo traté, es decir, yo hago un retrato de un Anson como director de ABC, pero yo no traté humanamente a Luis María Anson fuera del periódico, salvo en algunos almuerzos de trabajo puntuales, pero yo no tuve un trato de una intensidad enorme como pude tener con otros directores. Entre otras cosas, porque yo entré como becario y aunque fui nombrado redactor jefe bajo su dirección, yo seguía siendo, como dice mi estimado amigo José Javier Esparza, un redactor jefe en prácticas.
Lo que es incuestionable es que, teniendo una personalidad compleja, fue un director que recogió ABC en un momento en el que estaba casi en quiebra, y cuando él salió del periódico tenía una situación económica muy boyante. Eso sí, tenía otros problemas: yo creo que se había hecho un periódico que era excesivamente populista, sobre todo en el tono de las portadas y en el tono del hueco grabado -visto desde ahora, porque en ese momento no me di cuenta de ello-.
Tener columnistas con tirón debería ser una bendición, lo que pasa es que el tirón mediático, a veces, se malinterpreta
P.: Ha vuelto a tener contacto en este último tiempo con el señor Anson? ¿Lo ha llamado en tras la publicación de su libro?
R.: Tras la publicación del libro no, pero el último contacto que tuve con él fue en mayo del año pasado cuando escribió una columna en El Mundo citando un artículo mío y le escribí para agradecérselo, pero tras este gesto no he vuelto a saber de él.
P.: ¿Los columnistas con tirón mediático son una bendición o un problema para una cabecera?
R.: Debería ser una bendición, lo que pasa es que el tirón mediático, a veces, se malinterpreta, pero yo creo que para cualquier medio de comunicación tener un columnista que tiene un gran tirón personal es una bendición.
David Gistau era un señor que escribía contra la línea editorial del periódico con alguna frecuencia y, cuando alguien criticaba sus artículos y sus críticas a la línea editorial del periódico, aquello era intolerable para él y con el respaldo del consejero delegado atacaba a los que lo criticaban
P.: ¿Qué problema había con Gistau?
R.: Esencialmente y dicho de forma muy breve, David Gistau era un señor que légitimamente tenía unas posiciones que eran contrarias a las de la línea editorial del periódico y escribía contra la línea editorial del periódico con alguna frecuencia y, cuando alguien criticaba sus artículos y sus críticas a la línea editorial del periódico, aquello era intolerable para él y con el respaldo del consejero delegado atacaba a los que lo criticaban, hasta tal punto que el redactor jefe de Opinión, Jaime González, fue despedido del periódico por enfrentarse a las columnas en las que Gistau atacaba la línea editorial de ABC.
P.: ¿Qué ha pasado para que la profesión periodística haya perdido prestigio en los últimos años?
R.: Los periodistas tenemos la culpa de ello, porque se ha llamado periodismo a algunos espectáculos televisivo que no son periodismo, y eso ha hecho que, en general, la imagen del periodismo ante la población sea cada vez peor. Además de eso, se ha encumbrado a algunos periodistas que tienen poco amor por la verdad.
P.: ¿Qué futuro le espera a ABC? ¿Volverá a ser lo que fue?
R.: ABC es una institución española que ha sobrevivido a dos dictaduras, a una Guerra Civil, y eso demuestra que es una institución muy fuerte, pero el problema es que ahora ABC tiene un problema dentro. El problema no está fuera, sino dentro. Supone una prueba que hasta ahora no se había tenido que enfrentar.
La tertulia es un género que nació en la radio y tenía sentido, pero llega un momento en que, desgraciadamente, a los periodistas que vamos a estas tertulias se nos pide opinar de cualquier cosa, incluso de cosas que no son opinables
P.: Después de toda esta etapa, ¿con qué se quedaría usted?
R.: Yo tuve una experiencia verdaderamente fascinante y un gran privilegio que fue, durante varios años, seguir y cubrir la vuelta a Bulgaria del rey Simeón. Fue algo único, desde su primer retorno en el año 96, cuando tuve el honor de estar durante 10 días recorriendo el país con él y viendo a las masas aclamarlo y en algún momento casi morir aplastado por el entusiasmo de esas masas. Y, cinco años después de que a él le impidieran restaurar la monarquía y volver como presidente de la república, presentarte a unas elecciones y ganarlas arrolladoramente. Cuatro años de Gobierno donde metió a Bulgaria en la OTAN y en la Unión Europea. El privilegio que me dio ser la persona designada por el medio para cubrir esas informaciones es una de las experiencias profesionales más apasionantes que he vivido.
P.: Usted que es un experto en la información internacional, ¿echa de menos que esta información tenga más peso en las páginas de los diarios?
R.: Sí, pero la realidad es que, como he podido comprobar a lo largo de los años, la buena información internacional es una información cara, los corresponsales cuestan mucho dinero a los medios de comunicación y, por desgracia, no son los que más lectores te dan, porque al público en general le interesan las cosas más cercanas que las lejanas, con excepciones puntuales, claro.
P.: Usted participa en tertulias, ¿qué opina de este nuevo género periodístico que parece que cada vez va cogiendo más peso?
R.: Es un género que nació en la radio y tenía sentido, pero que llega un momento que, desgraciadamente, a los periodistas que vamos a estas tertulias se nos pide opinar de cualquier cosa, incluso de cosas que no son opinables. Me parece que se está perdiendo el norte respecto a qué cosas pueden ser sometidas a una tertulia y creer que los periodistas pueden tener opinión de cosas de las que sinceramente no sabemos absolutamente nada.
P.: Por último, me gustaría que definiera en una palabra a las siguientes personas:
Guillermo Luca de Tena: el Patrón.
Catalina Luca de Tena: la continuidad.
Soledad Luca de Tena: el empeño.
Luis María Anson: académico.
José Antonio Zarzalejos: la verdad.
Ignacio Camacho: Sevilla.
Ángel Expósito: Cuatro Caminos.
Bieito Rubido: periodista.
Luis Enríquez: Savonarola.
ABC: España.
Clara Isabel de Bustos: mi vida.
Ramón Pérez-Maura: servidor de usted.
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