David Vicente Casado | 29 de mayo de 2020
El economista afirma que la formación de Pablo Iglesias quiere seguir la estrategia de Varoufakis en Grecia y «llevar el país al borde del colapso y decir más adelante que ellos no aceptan las condiciones».
Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es uno de los economistas más reputados de nuestro país. Decidió dar un paso al frente e iniciarse en política para dejar atrás la «imagen de árbitro que no se moja nunca» que persigue a los liberales. Renunció a su escaño, pero continúa siendo uno de los asesores y referentes económicos de Pablo Casado y del Partido Popular.
Acaba de publicar un nuevo libro, titulado Libertad o igualdad. Por qué el desarrollo del capitalismo social es la única solución a los retos del nuevo milenio. Un ejemplar que ya estaba escrito antes de que la COVID-19 hiciera acto de presencia, pero cuyas medidas y propuestas parecen hechas para la situación que estamos viviendo. Una situación que está siendo especialmente dura para autónomos y pymes y cuya mayor factura recaerá, pese a los anuncios del Gobierno, en las clases medias. Sin embargo, Lacalle afirma que todavía tenemos «mucho margen de mejora».
Pregunta: Acaba de publicar un nuevo libro en el que propone, entre otras cosas, un modelo social donde la responsabilidad, el mérito y la recompensa tengan un gran peso… ¿Podría desarrollarnos un poco más ese modelo?
Respuesta: La idea del libro es recuperar los principios de la libertad y la meritrocracia y entender que, si lo que queremos es una sociedad en la que haya mayor bienestar, más capacidad por parte de los ciudadanos de conseguir sus objetivos y más nivel de prosperidad, necesitamos recuperar un capitalismo que esté menos ahogado por la intervención constante de bancos centrales y Gobiernos. Un capitalismo que yo llamo social. Primero, porque quiero recuperar el término ‘social’ para los defensores de la libertad, que ha sido robada en tantas ocasiones por los intervencionistas para las políticas más antisociales, pero también porque es el capitalismo sin el autoritarismo y dirigismo estatista el que nos ha permitido llegar a un nivel de prosperidad de crecimiento, de reducción de la pobreza y de mejora de bienestar en general sin parangón. Por tanto, hay que defenderlo y hay que recuperar esos principios.
Pregunta: ¿Cómo se articularía ese modelo con lo que nos está tocando vivir?
Respuesta: Al principio de la COVID-19, nos encontramos con lo que siempre hace el estatismo, que es aprovechar las crisis para presentarse como la solución. Si hay algo que también ha ocurrido y ha sido alentador para mí es que el ciudadano se ha dado cuenta de que en esta crisis la razón por la que estamos mejor de lo que podíamos estar es, precisamente, porque contamos con empresas competitivas que han gestionado bien el entorno, porque, gracias a Dios, no tenemos a los políticos intervencionistas gestionando la economía.
Pregunta: ¿Por qué Daniel Lacalle decidió entrar en política?
Respuesta: Es una decisión muy personal de cada uno, pero una de las cosas que yo particularmente pienso que nos critican, y con razón, a los liberales es que estemos en el debate como una especie de árbitro que no se moja nunca. Yo creo que hay que intentar influir desde dentro y hay que participar en la actividad política, defender nuestros principios desde ese compromiso y, por supuesto, manteniendo la independencia y el rigor, pero participando. Creo que se puede y se debe participar de la actividad política sin renunciar a las ideas que defendemos. La crisis de la COVID-19 es una gran oportunidad para los defensores de la libertad, precisamente para mostrar que los cantos de sirena del populismo no son la solución.
Los recortes siempre son el resultado de los excesos del pasadoDaniel Lacalle, economista
Pregunta: Vimos cómo renunció a su escaño, pero si Pablo Casado le ofreciera una cartera ministerial, ¿aceptaría?
Respuesta: No es una cuestión de hablar ahora sobre lo que puede pasar en el futuro. Yo creo que el objetivo de todos es apoyar desde la manera en la que cada uno pueda, hacer más por un proyecto y unas ideas. En mi caso, creo que tomé la decisión correcta. Era mucho más efectivo continuar apoyando desde la independencia sin que fuera necesario el tener una actividad parlamentaria diaria.
P.: ¿Qué escenario económico va a dejar la COVID-19 en nuestro país?
R.: Va a dejar, desafortunadamente, un nivel de paro y un nivel de deuda muy muy alto, con unos enormes desequilibrios financieros dejados por el Gobierno, que está tomando unas enormes medidas de gasto sin memoria económica, sin ningún tipo de presupuesto y, desde luego, sin una visión de futuro sobre cómo se va a reducir ese enorme déficit en el que están entrando.
Yo siempre digo que España es mucho más grande que sus problemas y que si hay algo que hemos demostrado es que somos capaces de salir de las crisis con fuerza y gracias al trabajo de los ciudadanos. Pero nos lo ponen muy difícil los enemigos de la libertad, porque cada vez copan mayores cotas de poder y ponen cada vez mayores escollos y, encima, tienen la desvergüenza de presentarse como la solución.
P.: ¿Qué futuro les espera a pymes y autónomos tras esta pandemia?
R.: Serán probablemente los colectivos más castigados, no solo por la pandemia, sino por la reacción intervencionista del Gobierno. El Ejecutivo no solamente no ha hecho una política seria de reducción de desequilibrios, sino que además ha tomado, y de manera muy consciente, una posición completa y absolutamente beligerante a la hora de no querer apoyar a los autónomos ni a las pymes de manera seria, no con avales para dejar que se endeuden y pagar así impuestos que, desde luego, no es la solución.
El acuerdo de Bruselas no se trata de dinero gratis ni solo para el GobiernoDaniel Lacalle, economista
P.: ¿Tenemos margen para reaccionar?
R.: Tenemos mucho margen todavía. A mí me gusta siempre decir que aquí nos están intentando hablar constantemente de la construcción y todo esto, pero es una falacia típica del intervencionismo. Las estructuras productivas, el talento, el capital inversor, la fortaleza de nuestro sector privado se mantiene prácticamente intacta. Solamente hay que dejar que se abra la economía, que se permita a las empresas respirar, y dejar de ponerles escollos.
P.: Acabamos de conocer hace unos días la propuesta de fondo que ha planteado Bruselas. En total, 750.000 millones de euros. ¿Qué le parece?
R.: El acuerdo de Bruselas no se trata de dinero gratis ni solo para el Gobierno, ya que incluyen cantidades destinadas a sectores en dificultades. De los 140.000 millones que corresponderían a España, 63.000 millones serían en forma de préstamos, serían gestionados por la Comisión, y están sujetos a un desembolso parcial en un periodo de 24 meses. Además, será supervisado para conocer su destino.
P.: Mucho se habla de si habrá o no rescate a nuestro país… ¿Está España abocada al rescate?
R.: España no tiene por qué estar abocada al rescate, lo que pasa es que, a veces, los Gobiernos utilizan la política del avestruz, que es cerrar los ojos, esconder la cabeza y decir: «No va a haber rescate» y, mientras tanto, las finanzas y la situación fiscal del país empeoran a pasos agigantados. No es que España esté abocada a un rescate, es que el Gobierno, utilizando esta política que está llevando a cabo de cerrar los ojos y esperar que todo vaya bien con mensajes buenistas y campañas similares a la de los ‘brotes verdes’ del año 2009, está corriendo el riesgo muy serio de tener que ir finalmente a algún mecanismo de asistencia financiera.
Un Gobierno que no está pagando los ERTE dice que va a pagar ahora, de repente, una renta mínima a todo el mundo por nada y, sobre todo, sin ningún tipo de condicionalidad a la búsqueda de trabajoDaniel Lacalle, economista
P.: ¿Con Podemos en el Gobierno las condiciones de un futuro rescate serán más duras que si la formación morada no estuviera?
R.: Podemos se está preparando para esa eventualidad y está preparando su salida del Gobierno para hacer lo que hizo Yanis Varoufakis: llevar el país al borde del colapso y entonces decir más adelante que ellos no aceptan las condiciones. Mucha gente no entiende que las condiciones de un rescate no las ponen los que llaman, de manera equivocada, ‘los hombres de negro’, sino que las pone el propio país a la hora de mostrar qué es lo que puede hacer para ser más confiable como deudor. No es que las condiciones vayan a ser peores por que esté Podemos en el Gobierno, las condiciones se van a acordar por ambas partes con el objetivo de fortalecer la capacidad de mantener fuertes las finanzas del Ejecutivo.
Si lo que hace Podemos es continuar destruyendo el nivel de capacidad de recuperación de la economía, por un lado, y, por otro, destruyendo la sostenibilidad de las finanzas públicas, pues lo que nos lleva es a mayores recortes en un futuro. Los recortes siempre son el resultado de los excesos del pasado.
P.: ¿Serán las exigencias de Bruselas el punto final de la coalición entre PSOE y Podemos?
R.: No tengo ninguna duda. Podemos, como comenté anteriormente, se irá dejando el problema para el que venga detrás y, además, diciendo que todo se habría solucionado subiéndoles los impuestos a los ricos, y esas cosas que dicen ellos.
P.: Hablando de impuestos, el Gobierno habla de impuestos a los ricos, tasa Google, tasa a los bancos, impuesto ecológico, etc… Pero las cuentas siguen sin salir, ¿será inevitable tocar otros impuestos como el IVA, el IRPF, o el Impuesto de Sociedades?
R.: Las clases medias serán, de nuevo, las que acarreen el mayor peso impositivo y el Gobierno lo sabe. Las enormes veleidades de gasto que está anunciando y que está presentando no las van a pagar 7.000 personas en España, no tiene ningún sentido. Es el subterfugio de toda la vida, que ya reflejaba Maquiavelo en El Príncipe: para engañar a la población y que acepte unas tributaciones y unos gastos completamente insostenibles se utiliza el subterfugio de que lo van a pagar los ricos y luego se suben los impuestos a todo el mundo.
Te pongo un ejemplo, el Tesoro de España estima que este año tendrá que hacer una emisión adicional de, alrededor, 130.000 millones; quien piense que se va a recaudar ese dinero de 7.000 personas en España tiene un grave problema con la realidad.
Es alucinante que España haya tenido el nivel de confinamiento más alto y uno de los más agresivos del mundo y tenga uno de los peores desempeños en gestión de la pandemia y de la economíaDaniel Lacalle, economista
P.: Precisamente este Gobierno de coalición aprobó hace unos días, y entrará en vigor muy pronto, el Ingreso Mínimo Vital, ¿qué opina respecto a dicha medida?
R.: De nuevo aquí vuelve a quedar patente la estrategia de Podemos, que es apropiarse, como si fuera una novedad, de algo que no tiene nada de novedad. En España, todos deberíamos saber que existe la Renta Mínima de Inserción, que pagan las comunidades autónomas. Todos deberíamos saber también que tenemos el Plan de Fomento del Empleo Agrario (PER), desde hace décadas, en Andalucía.
Por lo tanto, sabemos también que son medidas que tienen una bajísima efectividad a la hora de reducir el desempleo, a la hora de fortalecer la economía, o a la hora de reducir la pobreza. De hecho, son medidas que lo que suelen hacer es perpetuar la pobreza y convertir a los ciudadanos en clientes rehenes del asistencialismo. Lo que más me enfada es que un Gobierno que no está pagando los ERTE y está dejando a más de 900.000 personas sin cobrar lo que está acordado se presente y diga que va a pagar ahora, de repente, una renta mínima a todo el mundo por nada y, sobre todo, sin ningún tipo de condicionalidad a la búsqueda de trabajo. En España, que es un país que tiene una alta tasa de economía sumergida, es una locura plantear una medida de este tipo sin condicionalidad y sin seguimiento del riesgo de utilización indebida y de fraude.
P.: España, poco a poco, vuelve a recuperar cierta normalidad… ¿Era necesario parar la economía?
R.: Claro que no. Esto ha sido un experimento absoluta y totalmente intervencionista que estaba, además, basado en crear un problema adicional a la hora de esconder el atroz resultado del mando único y de la gestión de la pandemia por parte del Gobierno. Las economías libres del mundo, como Corea del Sur, Singapur, Austria, Suiza, Holanda, Irlanda, Luxemburgo, son países que han atendido el riesgo sanitario sin ningún tipo de problema y han preservado el tejido productivo. Es absolutamente alucinante que España haya tenido el nivel de confinamiento más alto y uno de los más agresivos del mundo y tenga uno de los peores desempeños en gestión de la pandemia y de la economía.
P.: ¿Qué recetas económicas no están sobre la mesa actualmente y deberían estar?
R.: Esto es una crisis claramente de un shock de oferta al que se le añade, sobre todo, el cierre de la economía por decisión gubernamental. Lo primero que deberían estar implementando todos los Gobiernos son medidas de oferta, algo que el Gobierno español se ha negado a hacer. Tendría que haberse hecho, por parte de la Administración, una reducción importantísima del gasto innecesario para acomodar, gestionar y priorizar el gasto sanitario. También era necesario haber implementado una exoneración de impuestos durante la pandemia para que el tejido empresarial no cayera de la manera en la que ha caído, hemos perdido más de 125.000 empresas en un mes.
Lo que ha faltado aquí, sobre todo, son medidas menos orientadas a dejar que las empresas se endeuden a corto plazo para pagar impuestos, que es lo que se ha hecho, y más medidas orientadas a fortalecer el tejido empresarial y las bases imponibles a largo plazo, que es al final lo que permite, más adelante, salir de la crisis más fortalecido. Si por una voracidad fiscal a corto plazo te obsesionas por mantener los impuestos a toda costa, ni recaudas durante la crisis y los ingresos a largo plazo se desploman.
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