Hilda García | 04 de julio de 2019
Merecen que caiga sobre ellos el peso de la ley y la reprobación de toda la sociedad.
Unos trabajan medio año para cumplir con Hacienda. Otros solo para engordar su hacienda. Disfrazados de empresas, se mofan de precaristas, pensionistas, desempleados… Y no les causa rubor que cada año la lista de morosos destape sus vergüenzas.
No todo lo inmoral es ilegal, pero lo ilegal suele ser inmoral. En este caso lo es. Los defraudadores merecen que caiga sobre ellos el peso de la ley y la reprobación de toda la sociedad.
“Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga”, afirmaba Homero. Que tomen nota los morosos. A veces son los que menos necesitan y sus facturas las abonan los demás. Su insolidaridad es inadmisible. Que (lo) paguen.
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