Antonio Olivié | 07 de septiembre de 2021
El liderazgo moral de este cardenal polaco contribuyó a la resistencia pacífica del país y la caída del comunismo.
Roma (Italia) | «En la Sede de Pedro no estaría este Papa polaco, que inicia este nuevo pontificado, si no fuera por su fe, que no se ha doblegado ante la prisión o el sufrimiento, ni por su heroica esperanza». Son palabras de Juan Pablo II referidas al cardenal Wyszynski, en una carta al pueblo polaco en 1978, que dan a entender la relevancia de quien será beatificado el próximo 12 de septiembre.
La altura moral de Wyszynski es clave para entender la resistencia de Juan Pablo II ante el nazismo y el comunismo. Por eso el Parlamento de Polonia ha decidido dedicar este año 2021, en el 40 aniversario de su muerte, al que fuera primado de la Iglesia en el país durante los años más oscuros de su historia. Se le reconoce como un «guía espiritual de la nación».
Ese liderazgo moral no deriva solo de sus palabras, sino especialmente de sus hechos. Cuando Pio XII lo crea cardenal, Wyszynski lo considera «una medalla a Polonia, un país creyente y siempre fiel». Fue un acontecimiento que no gustó a las autoridades comunistas, que decidieron encerrarlo en prisión y aislarle del resto del mundo desde 1953 hasta 1956, para tratar de rebajar su influencia. Una persecución abierta, que no le dejó ir a Roma para recibir oficialmente el nombramiento.
Wyszynski alentó la piedad del pueblo polaco durante los años de represión. Sin miedo a las limitaciones y las amenazas, organizó multitudinarias manifestaciones de fe, como la dedicada al Milenio del Cristianismo en Polonia, en el santuario de Jasna Góra, en mayo de 1966. Eran eventos que las autoridades trataban de bloquear eliminando trenes o cerrando vías de comunicación, lo que animaba más aún a los fieles, conscientes de que estaba en juego su propia dignidad.
La capacidad diplomática de Wyszynski fue clave también para el nacimiento de Solidaridad, el primer sindicato no comunista de los países controlados por la Unión Soviética. Trató de impulsar siempre una resistencia pacífica, que evitara la violencia contra las autoridades, y el nuevo sindicato era una forma de canalizar el descontento social.
Los servicios secretos soviéticos, el KGB, escogieron un nombre clave para Wyszynski que lo define bien: ‘el profeta’. El estudio de los documentos de la época demuestra que era constantemente espiado, también por algunos estrechos colaboradores. Del cardenal polaco temían especialmente su actividad con los jóvenes y con los trabajadores sanitarios, con quienes mantenía un estrecho contacto.
El prestigio, dentro y fuera del país, de Stefan Wyszynski fue también un punto de referencia para el entonces cardenal Wojtila, siempre atento al criterio del primado polaco. «Si te eligen, tienes que aceptar». Son las palabras que le dijo Wyszynski a Wojtyla en el cónclave de 1978. Algunos cardenales veían a Wyszynski como un referente claro en la lucha contra el comunismo y le preguntaban por el joven Wojtyla, a quien el veterano cardenal respaldaba con entusiasmo. «Ha sido la Virgen», son las palabras que dijo Wyszynski cuando el primer Papa polaco de la historia se presentaba en el balcón de la Basílica de San Pedro.
La ceremonia de beatificación de Stefan Wyszynski se celebrará en Varsovia, en la misma plaza en la que Juan Pablo II habló al pueblo polaco por primera vez como Papa. Era el año 1979 y el entonces primado de Polonia logró que las autoridades comunistas permitieran al nuevo pontífice visitar su país, insistiendo en el carácter no-político de los encuentros.
La realidad es que el liderazgo moral de este cardenal polaco contribuyó a la resistencia pacífica del país y la caída del comunismo, sin necesidad de derramamiento de sangre. La capacidad de diálogo, la firmeza en sus principios y su fe fueron elementos fundamentales para que la historia de Polonia, y con ella la de toda Europa, cambiara para siempre.
La memoria de Wyszynski sigue viva en Polonia. En la catedral de Varsovia se veneran sus restos y nunca faltan los cirios encendidos y los peregrinos que reclaman su mediación para obtener determinados favores. El hecho de que este mes de septiembre sea beatificado supondrá un espaldarazo para toda la Iglesia de Polonia en un momento de dificultad, sacudida por casos de abusos a menores.
El piloto polaco ha sufrido tres graves accidentes que ha superado gracias a su fe católica y al papa Wojtyła.
La historia del nazismo y el comunismo es también la historia de esos cristianos de las resistencias que escribieron páginas de una belleza y una dignidad inolvidables.