Javier Arjona | 21 de septiembre de 2019
Un político de altura que entendió el momento crítico que la Transición supuso para España y llevó a la izquierda de nuevo al poder tras más de 45 años.
Con la aprobación de la Ley para la Reforma Política en el año 1976, se abría en España un futuro esperanzador con el trasfondo de unas elecciones generales en el horizonte. Serían aquellas las primeras de la nueva etapa democrática, con las que se superaba de manera definitiva el obstáculo del búnker franquista y se ponía punto y final a los anhelos de perpetuación del régimen de la vieja guardia del Movimiento Nacional.
Adolfo Suárez concurrió a los comicios al frente de un nuevo partido político, Unión de Centro Democrático, que, tal y como ha señalado Stanley Payne, bebía ideológicamente de aquella formación política liderada por Manuel Portela y que se presentó a las elecciones de febrero de 1936 buscando abanderar una «tercera España» equidistante de la izquierda y la derecha.
La victoria de Suárez permitió convertir las nuevas Cortes elegidas en Constituyentes, para elaborar, a golpe de pacto y consenso, la Carta Magna que los españoles aprobaron el 6 de diciembre de 1978. La estrella del político abulense aún mantuvo su brillo para volver a reeditar la presidencia del Gobierno tras las elecciones generales de 1979, aunque una complicada crisis económica, el arranque de la reconversión industrial y la crisis interna de su partido, combinada con el ascenso del PSOE, provocaron la dimisión del personaje clave de la Transición española. Tras un ínterin en el que Leopoldo Calvo Sotelo se hizo cargo del Ejecutivo y el Rey Juan Carlos I agostaba las pretensiones de Alfonso Armada, Jaime Milans del Bosch y Antonio Tejero de dar un golpe de Estado, llegaba al Gobierno el PSOE en el año 1982, bajo el eslogan «Por el cambio».
Corrían nuevos tiempos para España en aquel año en el que el país había entrado en la OTAN y organizaba el Mundial de fútbol, mientras la Movida Madrileña se convertía en el reflejo de una libertad recién estrenada que buscaba sin descanso, de día y de noche, nuevos horizontes creativos. La izquierda volvía de nuevo al poder, muchas décadas después de la victoria del Frente Popular en 1936, entre la inquietud de buena parte de la sociedad española y la euforia del resto, que asistía con ilusión a la llegada al Gobierno de Felipe González, indiscutible líder socialista que por aquel entonces ya controlaba los resortes del partido.
Aquel prometedor político sevillano, forjado en los años 60 en las Juventudes Socialistas y en un partido entonces clandestino, se acabó haciendo con las riendas del PSOE en el año 1974, tras el congreso celebrado en la localidad francesa de Suresnes. Felipe González enseguida entendió la enorme fragilidad de la situación de España a la muerte de Franco y, tras abandonar la dialéctica del «todo o nada» y desterrar el marxismo del ideario socialista, tuvo el imprescindible sentido de Estado para colaborar activamente en el proyecto de Transición que abanderaba Adolfo Suárez, y cuyo objetivo fundamental era traer la democracia a una España que necesitaba recuperar el considerable retraso que la mantenía alejada del resto de Europa.
En las elecciones generales de 1982 el PSOE obtuvo una holgada mayoría absoluta, por delante de Alianza Popular, la formación liderada por Manuel Fraga que buscaba hacerse con el espacio político de la derecha. Una UCD desdibujada, ya sin Suárez, se desplomó en aquellos comicios para acabar desapareciendo poco tiempo después. Había llegado de nuevo el bipartidismo al país, siguiendo la vieja estela de liberales y conservadores en la Restauración, y basado más que nunca en la rivalidad entre dos partidos hegemónicos de izquierda y de derecha, que conformaron un modelo latente hasta la irrupción en 2015 de las nuevas formaciones políticas hoy presentes en el panorama nacional.
#SesiónDeInvestidura En la V Legislatura Felipe González fue investido presidente del Gobierno el 9 de julio de 1993 pic.twitter.com/riEaGDKztk
— Congreso (@Congreso_Es) August 23, 2016
Felipe González ganó sucesivamente las elecciones generales de 1982, 1986, 1989 y 1993, para acabar siendo derrotado tras cuatro legislaturas al frente del Gobierno por un emergente José María Aznar, que venía de refundar Alianza Popular bajo el nombre de Partido Popular, para devolver el liderazgo del juego político a la derecha.
Durante su largo periodo al frente del Ejecutivo, González buscó llevar a cabo un proyecto de modernización del país marcando el paso de la reconversión industrial, desarrollando el estado del bienestar a partir de un aumento del gasto público y asegurando la presencia española en los distintos organismos internacionales.
Después de varios años marcados por el fuerte desarrollo económico, llegó el desgaste del PSOE a partir de la tercera legislatura, como consecuencia de la aparición de numerosos casos de corrupción política. El canto del cisne de aquel Ejecutivo presidido por Felipe González no tendría vuelta atrás después del año 1992, en el que, tras la euforia de la Expo de Sevilla y de los Juegos Olímpicos de Barcelona, llegó una fuerte crisis económica. Aunque el Gobierno socialista logró mantenerse en el poder hasta 1996, la creciente crispación política fue deteriorando paulatinamente al PSOE hasta propiciar su derrota electoral.
Aunque los años de gobierno de González tuvieron luces y sombras, no se puede restar mérito a un político comprometido que supo estar a la altura en los complicados momentos de la Transición, y que encauzó a una España todavía titubeante en la senda del progreso social y económico, alineando tanto los impuestos como los servicios derivados del gasto público con el resto de Europa. La cruz de la moneda fueron unos parámetros macroeconómicos por debajo de los principales países de la OCDE, que obligaron a los siguientes Gobiernos a hacer un notable esfuerzo para lograr los criterios de convergencia que permitieron a España acabar entrando en la primera fase del euro.
Renunció a sus ambiciones personales para asegurar la designación de su hijo Juan Carlos como sucesor de Franco.
La trayectoria de un político fundamental en la historia del siglo XX español.